miércoles, octubre 28, 2015

El gobierno de los asesores

Walter Paz Quispe Santos

En la región Puno, el quehacer político ha dejado de ser una práctica institucionalizada con límites jurídicos claros: gobierno regional, consejo regional y movimientos políticos. Hoy se ha sumido en una informalidad e improvisación, la predominancia de los inversores económicos en la campaña electoral sobre los estrictamente políticos, así como las identidades familiares e intereses de grupo han enrarecido la práctica política regional. Hacer política en Puno es someterse a una dictadura de unos “asesores” improvisados sin el perfil requerido, todo esto porque el gobernante de turno no muestra ningún liderazgo ni principio de autoridad. Es decir, no gobierna Juan Luque, sino otros a los que nunca los elegimos. ¿Quién eligió a Cornejo, Urquizo, Pizarro, Ancco, Gallegos, Ramírez y tanto desconocido para que tomen decisiones sobre el futuro de la institucionalidad regional? Sin duda nadie. Pero gobiernan la Región Puno. Y lo gobiernan mal.

El Gobernador Regional no delimita la política en tanto labor profesional tampoco promueve la participación ciudadana en la toma de decisiones. Prefiere estar inmovilizado, maniatado, sumido, impedido, paralizado, entumecido, secuestrado. Los sinónimos abundan así como la cantidad de errores permitidos a los asesores o consultores. No hay propuesta sino tráfico. Menos gestión sino clientela.

Los asesores o consultores al ser abordados sobre su conducta política caen en vértigos argumentales, recurren permanentemente a las falacias de negación y falsa ignorancia. Niegan que ellos son los que gobiernan y se hacen los desentendidos sobre las consecuencias de sus malas decisiones. Es decir, no asumen la responsabilidad del gobierno. Usufructúan  del poder que le arrebataron o  a Juan Luque. No asumirán, que duda cabe, sobre los activos y pasivos de sus malas decisiones. Los asumirá el gobernador regional con un final poco satisfactorio para los intereses regionales.

El fujimorismo creó el Fondo de Apoyo Gerencial  al sector público el 24 de Julio de 1992 mediante Decreto Ley 25650. Desde esa fecha las intromisiones de pequeños círculos o grupillos en los gobiernos regionales han sido permanentes y nocivos más por sus propuestas delictivas que transparentes.  Es decir, ha servido más para alentar la corrupción que un buen gobierno. Los pocos estudios de la ciencia política dedicados al desempeño de consultores y asesores demuestran que su aporte al desarrollo regional ha sido muy poco significativos. Los asesores o consultores al no mostrar los más altos valores éticos y estándares de productividad laboral excepcional no son parte de la solución sino del problema.

EL artículo 3 del Decreto Ley 25650 señala que “El Fondo de Apoyo Gerencial al Sector Publico, permitirá financiar los gastos de personal que preste servicios técnicos y profesionales altamente calificados de carácter temporal. Dicho personal no deberá tener ningún vínculo laboral con alguna entidad del Estado, estar con licencia o en uso de vacaciones” Sin embargo, alguno de los asesores o consultores del Gobierno Regional, usan de una licencia del sector educación; atentando así contra el principio de legalidad. El Ministerio de Economía y Finanzas ha señalado mediante una comunicación escrita que la designación de estos asesores es de exclusiva responsabilidad del gobernador regional. Así no valen los argumentos de un supuesto aval de ese Ministerio.

Si recurrimos al Código de Ética de la Función Pública allí se exige los deberes de neutralidad, transparencia, discreción, entre otros, y prohibiciones como obtener ventajas indebidas, realizar tráfico de influencias, etcétera. La conducta política de estos asesores y/o consultores muestran que la política y la función pública están muy desprestigiadas y lindan con presumibles actos de corrupción. Es hora que le devuelvan el poder al Gobernador Regional y se dediquen exclusivamente a sus labores de asesoría y consultoría. Y los que no cumplen los requisitos retirarse para salud del ejecutivo regional. 

 

 

 

sábado, enero 05, 2013

PRESIDENTE REGIONAL DE PUNO, PATEE EL TABLERO DE UNA VEZ...




Walter Paz Quispe Santos

¿Qué hacer con un Gobierno Regional que se arrastra como un caracol y termina en los últimos lugares en la ejecución presupuestal? ¿Cómo hacer para que el Presidente Regional cambie de actitud cuando se le enrostra la incapacidad de sus gerentes regionales y directores sectoriales en la gestión? Porque, cuando la crítica proactiva le propone cambios y nuevas formas de gestión, éste hace gala de la acción del contreras. Es decir, más le sale la actitud reactiva, contestaria hasta caprichosa. No hay por lo tanto, ningún sentimiento de culpa, ni arrepentimiento por los errores, menos una mínima posibilidad de reparación.

Una administración sin rubor, una gestión sin vergüenza según Victoria Camps es parte de la corrupción. Porque en los casos de la corrupción política, nadie declina, nadie se avergüenza por sus actos, no hay una rendición social de cuentas, ni existe un balance de los errores. Todo hay que dejarlo al olvido, a que la gente se resigne a armarse de paciencia y espere los últimos años de gestión hasta las nuevas elecciones.

La cuenta empieza a correr, es el tercer día del año 2013, y la medianía más la lentitud continúan siendo las dos muletas que sostienen al cansado caminante, pero nuestro peregrino tiene otra debilidad más: no conoce bien su ruta. Así de simple, no se trata del destino de una persona, sino de toda una región. Vaya responsabilidad de nuestro aprendiz de trajinante.

Miremos a ojo clínico algunos sectores. En educación todas las UGELs se encuentran en manos de inoportunos desconocidos sin ninguna formación eficiente en gestión, sin resultados que mostrar; todos siguiendo el camino a un Director que sólo hace gala de la finta. Esa finta que sólo sirve para adobar con la retorica una gestión que sólo ha servido para justificar la clientela política. Si no veamos quienes ocupan los cargos de los proyectos llamados estratégicos como el PELA o DEVIDA, todos militantes del desintegrado movimiento político AQUÍ. En salud, la gente colocada igual no ha pasado por un control de calidad profesional y ahí están los resultados. Nada ha disminuido. Ni en épocas de las heladas la mortalidad infantil, ni la mortalidad materna. De políticas de prevención ni se diga. En agricultura, las acciones estratégicas están en receso. Es el año de la quinua, pero no hay reflejos.

¿Gobernar para unos cuantos, es decir, para los que aportaron en la campaña política señor presidente? El descontento es generalizado. Patee el tablero de una vez, estimado Presidente. Sacúdase sus vestiduras de ese polvo que ha ido acumulado en estos dos años de gestión. Convoque a concursos transparentes, saque a la gente que le hace daño, rodéese pero ya, de profesionales de buen crédito. Hágalo por todos los niños y niñas de Puno, por aquellos que con buena fe votaron por usted. Por una ciudadanía responsable y por el proyecto que prometió en la campaña electoral.

Algo más Presidente, cuando estudiante conocí a tres alumnos en el instituto pedagógico de Puno, se las pasaban de “timberos” todo el tiempo con el dado en la mano, y la “pera” era su rutina cotidiana. Ahora los veo acompañándolos como personal de confianza en su gestión honesta y productiva.

jueves, diciembre 06, 2012

DANZA Y EROTISMO, LA COREOGRAFIA OCULTA








“Fue hermoso cómo hicimos el amor
la última moche,
parecíamos dos monos chillones
en su luna de miel
murmurando sonidos extraños
en un vuelo inacabable.
Mis piernas se abrían
como un valle quieto,
caminaste en él
lleno de furia
y fuiste su mejor habitante”
Rosina Valcarcel

Walter Paz Quispe Santos

La danza como experiencia humana es representación e imaginario. Representación de la síntesis de lo vivido. Simbolización y metáfora; ética y estética imbricada de imaginarios posibles y deseables. La danza como formalización de nuestras formas de vida, es una manifestación cultural equiparable al esfuerzo para crear una obra de arte. Descifrar sus tensiones básicas es una meditación sobre el riesgoso y poético ejercicio de la existencia. Encontrar los axiomas que mueven la danza al margen de sus coreografías, es decir, en las eróticas del varón y la mujer en una fiesta definida como cristiana y por lo tanto de veneración, es el abrazo de eros, y una de las mayores motivaciones a la hora de danzar.

El erotismo se presenta bajo el signo de la diferencia. Una diferencia dramática y festiva a la vez, violenta, exagerada y misteriosa. Esta idea surge cuando observamos el gesto de danzar. En el juego del intercambio de roles mediante el cual cada uno penetra en las fantasías eróticas del otro y le cede las suyas. Existe sin duda, una peculiar inclinación erótico-dancística de cada sociedad, y la sociedad puneña de hoy aparte de hacer una invocación a la virgen hace una invocación al amor. El erotismo por la profundidad de las raíces y por su trascendencia cultural (la trascendencia de la pornografía es de orden sociológico), no puede cifrarse en un concepto adjetivo (el atuendo) incorporado a la elemental función del instinto. Hay algo más, que radica en unos valores, asentados en la intervención de la inteligencia que controla y dirige el instinto, regula y ordena el goce resultante del trance erótico.

 El erotismo como lo señala Manuel Valls más que una noción, es una vivencia interior y, para que se presente ha de pasar por el tamiz de la experiencia, enriquecida por la imaginación. Llegar a su profundo conocimiento es una aventura intelectual interesante. Al decir de Eric Fromm, “el amor no es un sentimiento fácil para nadie, sea cual fuere el grado de madurez alcanzado” y la “satisfacción” en el amor individual, no puede lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe y disciplina. Para Francisco Alberoni la seducción femenina tiende a producir una emoción erótica indeleble, aun cuando se sabe que sólo se trata de un encuentro, de una aventura; aun cuando se sabe que el hombre es inalcanzable. La seducción femenina pone en movimiento en el hombre la excitación erótica, genera en él el deseo, lo enciende como se enciende una antorcha. Pero su última meta no es el acto sexual. Quiere provocar el enamoramiento del hombre, despertar en él un deseo que se renueve, como una congoja, una nostalgia, para siempre. La seducción es encantamiento, tiene que despertar el deseo y fijarlo en él. El encantamiento, es decir, lo erótico, es lo contrario de lo obsceno. Para hacer desear el sexo con mover bien el cuerpo a la hora de danzar, dejar entrever los senos, basta con acercarse con el hombre en la coreografía, con rozarle con los sentidos. En la interpretación masculina del erotismo lo que cuenta es, en cambio, el esplendor del encuentro sexual.

El encuentro erótico para el hombre, es un tiempo luminoso, sustraído a la vida cotidiana. El encuentro luminoso es como un espacio liberado y liberador, una experiencia regenerante de la que sale enriquecido, reforzado, feliz, realizado. Los hombres en su relación erótica con la mujer en los estados de fiesta experimentan con mayor frecuencia que la mujer es el instante de eternidad. No es un intervalo efímero. Es un estado sumamente especial, ajeno al tiempo. Cuando el instante de eternidad se desvanece, reaparece el tiempo. Pero el valor del instante de eternidad es superior al tiempo. Su recuerdo o mas propiamente “nostalgia”, hace que el tiempo sólo parezca un obstáculo, una caída, una distracción de nuestra naturaleza que es vivir en la eternidad. Cuando uno revisa los aportes de investigadores de la coreografía constata más un hechizo estructural que prioriza por ejemplo el movimiento, los bailarines, el entorno visual, los elementos del sonido tal como lo señala Janet Adehesad. También se estudia prototípicamente, las relaciones entre componentes, las relaciones en un mismo momento, las relaciones a través del tiempo, las relaciones entre el momento y el desarrollo lineal, además de las relaciones primarias, secundarias y subsidiarias. La interpretación obvia por lo tanto, el despliegue erótico entre el hombre y la mujer. Sebastián Serrano en su estudio “instinto de la seducción” llama a este olvido del instinto más creativo, el de la seducción, como la “miopía del marketing”.

Las interpretaciones de la danza de Pauline Hodgens, se preocupan más en conocer el trasfondo sociocultural, el contexto, los géneros y estilos, la temática, además del carácter y las cualidades y el sentido – significado, pero una vez más obvian la fascinación por la creatividad, y por lo tanto por los comportamientos sorprendentes de los danzarines a la hora de danzar. El mismo Serrano nos dice que sentimos una fascinación por los comportamientos sorprendentes, y encontramos una demostración palpable de esta evidencia en el gusto que todos tenemos por el gesto de bailar y danzar, hasta el punto de que su experiencia puede constituir una de las mejores manifestaciones de la existencia del placer como resultado de la coreografía de la danza.

El acto de danzar como sabemos, expresa el desencadenamiento de la experiencia placentera en la capacidad de sorprender. Crean una perspectiva en la mente, y acto seguido, como por arte de magia, disparan en nosotros los mecanismos del deleite, la química del placer, y el erotismo como con frecuencia relacionamos placer con belleza, hablamos de esa belleza reproducida en nuestro pensamiento, agregado de fantasías, emociones, etc. Para comprender con superior precisión cómo participa la danza en el misterioso el misterioso círculo del erotismo, es importante conocer el tractatus ludorum, es decir, la antropología del juego tal como advierte José Gonzales Alcantud, quien a partir de la teoría de la fiesta, llega a sostener la teoría del juego como uno de los elementos explicativos de mayor potencia a la hora de interpretar una danza; y más precisamente las reglas del juego de los humanos: los sexos, para desentrañar los mecanismos que rigen el comportamiento del varón y la mujer.

A propósito J. A. Jáuregui explica a través de este mismo mecanismo las leyes biosociales la relación del varón y la mujer en los procesos de simbolización de la danza y la vida cotidiana. La idea central de Jáuregui es que existe una biocultura o leyes y mecanismos bioculturales que rigen la diferencia y el juego de los sexos. Por ejemplo si tomamos en consideración las leyes bioculturales del vestir, en la fiesta y la danza encontramos la ley de la pollera y el pantalón. El pantalón y la pollera se convierten en dos mecanismos de diferenciación cultural y biocultural del hombre y la mujer (aunque el pantalón se ha feminizado en la vida cotidiana). Los diseñadores pensando en el espectáculo de la fiesta preparan estos trajes con la idea de mostrar las piernas en la mujer y el caso del varón muy apretados para evidenciar el cuerpo. A todo esto le agregamos la ley de las medias y los calcetines que tienen el mismo propósito: en el caso de la mujer mostrar las piernas con seducción y en el varón sin mayores intenciones semióticas. También en los estudios bioculturales se habla de la ley del sostén: los pechos de una mujer aparecen como un importante mecanismo bionatural de diferenciación y erotismo, así como lo es también el cabello. El juego sigue en pie despertando el mismo interés de siempre. Plato favorito de conversación entre varones es precisamente el comparar a las mujeres de su entorno pesando la calidad de su riqueza femenina en la balanza del diseño de los senos. Además, existen otras leyes como la ley del calzoncillo y de la braga, la ley de la combinación, de la faja y de otros artilugios, la ley del sombrero y pañuelo de cabeza, la ley del calzado y los guantes, la ley del perfume, la ley de pintarse, la ley de pendientes y adornos, y objetos dancísticos, la ley de la jerarquía sexil de la lengua, entre otros, nos muestran que hay muchas construcciones socioculturales y biológicas que condicionan la coreografía de nuestras danzas desde la perspectiva del erotismo.

Si entendemos la danza y sobre todo su coreografía como un juego, comprobaremos que existen algunos mecanismos muy interesantes y poco estudiados; por ejemplo el juego entre varones por la más bella. El juego / competencia, al que también se llama juego aristogínico donde los participantes son varones y lo que está en juego es la mujer, y gana el que conquista a una mujer más hermosa, no describen las coreografías comunes. El juego de la poligamia, es decir, el mito de don Juan, el juego entre varones: “la ley del cornudo” y por otro lado el juego entre las mujeres: la guapa y la fea, el juego de la soltera y la casada, de la estéril y la madre, la esposa y la querida, las co-mujeres del polígamo, la virgen y “la de segunda mano”, la de clases y jerarquía materna, la madre y la madrastra, etc. Son dinámicas muy presentes en las festividades pero muy poco estudiados por entendidos. Como podrá comprobar amigo lector hemos descubierto y analizado todo un complejo y maravilloso conjunto de leyes y mecanismos cuya naturaleza y funcionamiento están encaminados a diferenciar y relacionar a través del erotismo al varón y la mujer en una festividad. Además existen otras leyes y mecanismos que mueven y motivan a los danzarines a realizar una serie de actos programados con todo detalle en la computadora cerebral. La ley de la atracción heterosexual o de signos opuestos, la ley del enamoramiento, la ley del amor como energía, la ley del código espacial y temporal del amor, las leyes biosociales de la cópula, la ley de la estructura diacrónica del coito, las ley de las rutas oculares, táctiles, fónicas, y otras tienen una motivación subyacente: el erotismo. Y la danza, es el mejor texto o discurso de significados que el contexto de la festividad de la candelaria o el carnaval de Juliaca nos presenta en febrero. Los nacimientos de niños engendrados en este mes son muchos y nos hace ver que no todo es devoción cristiana. Como nos lo dice bien Octavio Paz, la verdadera religión de nuestro tiempo es el erotismo como construcción cultural, y es el que más convoca y congrega. Las nuevas religiones del siglo XXI son religiones colectivas, y existen más fe y devoción en las piernas y pechos, en la liberación del cuerpo y el consecuente árbol de las pasiones.

En suma, la danza, como estética es una vivencia radicalmente humana que obra como síntesis o culminación que resume la existencia en todas sus dimensiones y una de ellas entre otras muchas, es el erotismo; y es tal vez el mejor testimonio de nuestra historia moral sexual contemporánea.











domingo, octubre 21, 2012

Churata reeditado y reestudiado


Han pasado varios años desde que Gamaliel Churata murió en Lima en 1969. Desde esa época hasta nuestros días su nombre y obras no han hecho más que crecer. Sobre todo “El Pez de Oro”, ha merecido un interés inusitado de muchos críticos literarios e instituciones. La edición original de 1957 de la editorial boliviana ha sido reeditada por dos veces gracias a la paciente labor de José Luis Ayala. Una de las ediciones corresponde a la preocupación de la desaparecida CORPUNO el año 1987 en dos volúmenes. Luego fuimos testigos de la reciente edición crítica con apostillas a pie de página a cargo del mismo José Luis Ayala el año 2011. Esas apostillas han servido de mucho porque se tratan de estudios semánticos de entradas léxicas del aimara, quechua, y otros detalles onomásticos que aclaran su comprensión. Y hoy tenemos la agradable sorpresa de la editorial Cátedra de Madrid, España que acaba de publicar una edición cuidada por Helena Usandizaga. Esta difusión de la obra de Churata guarda relación con el reciente anuncio de la Universidad Nacional del Altiplano que también en breve publicará una edición facsimilar de la mencionada obra gracias a José Luis Velásquez Garambel.

Gamaliel Churata empieza a ser conocido en todo el mundo. Hace poco vimos a Arturo Vilches de la UNAM México, en Puno, con una edición digamos artesanal de un CD con la voz de una conferencia de Gamaliel, la misma que circulaba de mano en mano entre los estudiosos locales de Churata desde hace muchos años atrás. Ahora que se democratiza mejor esta información permite a muchos estudiosos una aproximación mayor. No es menos importante la reciente edición del estudio del profesor sanmarquino Mauro Mamani Macedo que en julio del presente año publicó “Quechumara, proyecto estético-ideológico de Gamaliel Churata” un monumental compendio monográfico muy bien documentado sobre las obras de Gamaliel Churata. Así las recientes publicaciones complementan a la obra publicada por la ANR (2010) de “Resurrección de los muertos”, para muchos la continuación de “El Pez de Oro”. La edición y estudio introductorio está a cargo de Riccardo Badini. Un estudioso italiano dedicado a los estudios literarios andinos.

Este interés por los estudios filológicos y literarios nos causa una emoción grande, Porque se trata de expresiones mayores de nuestra andinidad y andinismo (el indigenismo ya quedó corto para clasificar y ubicar a Churata). Alegra además que este camino haya sido recorrido por estudiosos como Omar Aramayo, Ricardo Gonzales Vigil, Antonio Melis, Aldo Medinaceli, Guissela Gonzales, Manuel Pantigoso, Miguel Ángel Huamán, entre muchos otros. Existe además un proyecto mayor que dirige José Luis Ayala, se trata de la edición de seis volúmenes de los estudios churatianos que seguramente nos regalarán frescura en los estudios andinos.

Gamaliel Churata es una de nuestras figuras más significativas de la literatura actual y un maestro insustituible para las generaciones que le siguieron. Iniciador de una verdadera vanguardia literaria y de propuestas estéticas muy contemporáneas cuyos significados son tan actuales que merecen más aproximaciones a sus finas y lúcidas travesías por la vivencias, las ideas y el espíritu de alguien como él para un país como el nuestro tan aletargado de proyectos y sueños estéticos.












miércoles, setiembre 05, 2012

"El Surrealismo soy Yo"

Qué es el Surrealismo



“El Estado Surreal perfecto se logra en el estado de vigilia previo al dormirse, en donde se mezclan en la mente imágenes conscientes y las inconscientes oníricas del sueño. El Surrealismo es lo que está más allá y más acá de lo real".

El arte contemporáneo puede definirse fundamentalmente como una evasión de la realidad . Para llegar a esto hay dos caminos posibles, buscar nuevas formas y colores prescindiendo del contenido, o bien atribuir a este un papel decisivo como hiciera el expresionismo.

El surrealismo, movimiento artístico del siglo XX pretende expresar por imágenes simbólicas, aspectos del mundo, en particular del psíquico, que sobresalen a las realidades lo que explica su nombre

Como tendencia, es una constante que reaparece a través de los siglos desde el arte primitivo al Manierismo o los Goyescos. Como movimiento concreto, una consecuencia del Dadaísmo que floreció desde 1922 a 1930 y algunas manifestaciones posteriores. El surrealismo nace en Francia en 1924, año que se publicó su Manifiesto Surrealista en el que André Bretón, el Pope del movimiento, lo define como “Automatismo psíquico puro”, ausencia de todo control ejercido por lo razón y de toda preocupación estética y moral El campo es la representación del mundo de los deseos, los instintos, los sueños y en general de la faceta irracional del hombre.

Se extendió el movimiento por toda Europa y llegó también a América, con el chileno Roberto Matta, el cubano Wilfredo Lam y los argentinos Xul Solar y Vito Campanella. Se puede considerar como un precursor pictórico a Hiéronymus Bosch (S. XV-XVI), más conocido como El Bosco. Sus principales exponentes han sido en pintura Max Ernst, Giorgio de Chirico y Salvador Dalí su máxima figura. En literatura Frank Kafka, en cine Luis Buñuel y en fotografía Man Ray.

El hermético grupo y la elite del surrealismo lo conformaban, Tristán Tzara, Paul Eluard, André Bretón, Hans Arp, Yves Tanguy, René Crevel, Paul Delveaux, Victor Brauner, Hans Bellmer, André Massón, René Magritte, Francis Picavia, Joan Miró, Alberto Giácometti y luego aceptado tardiamente Salvador Dalí, quién dijo "El surrealismo soy yo".

Este movimiento fue llamado superrealismo, pero antes de constituirse verdaderamente, en 1917 el poeta Apollinaire le da ya el nombre SURRÉALlSME.

En la pintura, el surrealismo significó la inclusión de todas aquellas manifestaciones en las que se pierde la racionalidad, como fueron la imitación de las manifestaciones de la infancia, eliminando así toda intencionalidad, la entrega al mero azar, mejorando el análisis del subconsciente tan de moda por las teorías de Sigmund Freud, psiquiatra (1856-1939), quien dijo que los surrealistas eran espíritus exaltados y ponderó la maestría técnica de Dalí.

El poeta rumano Tristán Tzara (1896-1963) publicó en 1918 un manifiesto en el que afirmaba el principio de la irracionalidad, la rebeldía y la negación.

El artista quedaba liberado de la dependencia de la inteligencia y se hacía posible la coordinación armónica de la acción y la contradicción. El viejo principio de Leonardo da Vinci que postulaba que “la pintura es cosa mental” quedaba así superado.

Al exaltar lo absurdo y arrinconar el sentido común, nació un arte que podría ser llamado de protesta mental y de códigos que marcó a la pintura del siglo XX como una revolución histórica siendo Dalí el paradigma de este movimiento y del arte contemporáneo.

sábado, julio 14, 2012

La Biblioteca de Alejandría e Hipatia en Cosmos


"...somos la única especie del planeta que ha inventado una memoria comunal que no está almacenada ni en nuestros genes ni en nuestros cerebros. El almacén de esta memoria se llama biblioteca", "...la salud de nuestra civilización, nuestro reconocimiento real de la base que sostiene nuestra cultura y nuestra preocupación por el futuro, se pueden poner a prueba por el apoyo que prestemos a nuestras bibliotecas"

a la Biblioteca de Alejandría en particular,

"...el lugar donde los hombres reunieron por primera vez de modo serio y sistemático el conocimiento del mundo", "...el cerebro y el corazón del mundo antiguo"

y a la figura de Hipatia,

"...un símbolo de cultura y de ciencia", "...cuyo martirio estuvo ligado a la destrucción de la biblioteca"

Las páginas citadas se corresponden con la edición de Planeta de 1982 (ISBN 84-320-3626-9).


Sobre las Bibliotecas

Cuando nuestros genes no pudieron almacenar toda la información necesaria para la supervivencia, inventamos lentamente los cerebros. Pero luego llegó el momento, hace quizás diez mil años, en el que necesitamos saber más de lo que podía contener adecuadamente un cerebro. De este modo aprendimos a acumular enormes cantidades de información fuera de nuestros cuerpos. Según creemos somos la única especie del planeta que ha inventado una memoria comunal que no está almacenada ni en nuestros genes ni en nuestros cerebros. El almacén de esta memoria se llama biblioteca.

Un libro se hace a partir de un árbol. Es un conjunto de partes planas y flexibles (llamadas todavía "hojas") impresas con signos de pigmentación oscura. Basta echarle un vistazo para oír la voz de otra persona que quizás murió hace miles de años. El autor habla a través de los milenios de modo claro y silencioso dentro de nuestra cabeza, directamente a nosotros. La escritura es quizás el mayor de los inventos humanos, un invento que une personas, ciudadanos de épocas distantes, que nunca se conocieron entre sí. Los libros rompen las ataduras del tiempo, y demuestran que el hombre puede hacer cosas mágicas.

Algunos de los primeros autores escribieron sobre barro. La escritura cuneiforme, el antepasado remoto del alfabeto occidental, se inventó en el Oriente próximo hace unos 5.000 años. Su objetivo era registrar datos: la compra de grano, la venta de terrenos, los triunfos del rey, los estatutos de los sacerdotes, las posiciones de las estrellas, las plegarias a los dioses. Durante miles de años, la escritura se grabó con cincel sobre barro y piedra, se rascó sobre cera, corteza o cuero, se pintó sobre bambú o papiro o seda; pero siempre una copia a la vez y, a excepción de las inscripciones en monumentos, siempre para un público muy reducido. Luego, en China, entre los siglos segundo y sexto se inventó el papel, la tinta y la impresión con bloques tallados de madera, lo que permitía hacer muchas copias de una obra y distribuirla. Para que la idea arraigara en una Europa remota y atrasada se necesitaron mil años. Luego, de repente, se imprimieron libros por todo el mundo. Poco antes de la invención del tipo móvil, hacia 1450 no había más de unas cuantas docenas de miles de libros en toda Europa, todos escritos a mano; tantos como en China en el año 100 a. de C., y una décima parte de los existentes en la gran Biblioteca de Alejandría. Cincuenta años después, hacia 1500, había diez millones de libros impresos. La cultura se había hecho accesible a cualquier persona que pudiese leer. La magia estaba por todas partes.

Más recientemente los libros se han impreso en ediciones masivas y económicas, sobre todo los libros en rústica. Por el precio de una cena modesta uno puede meditar sobre la decadencia y la caída del Imperio romano, sobre el origen de las especies, la interpretación de los sueños, la naturaleza de las cosas. Los libros son como semillas. Pueden estar siglos aletargados y luego florecer en el suelo menos prometedor.

Las grandes bibliotecas del mundo contienen millones de volúmenes, el equivalente a unos 1014 bits de información en palabras, y quizás a 1015 en imágenes. Esto equivale a diez mil veces más información que la de nuestros genes, y unas diez veces más que la de nuestro cerebro. Si acabo un libro por semana sólo leeré unos pocos miles de libros en toda mi vida, una décima de un uno por ciento del contenido de las mayores bibliotecas de nuestra época. El truco consiste en saber qué libros hay que leer. La información en los libros no está preprogramada en el nacimiento, sino que cambia constantemente, está enmendada por los acontecimientos, adaptada al mundo. Han pasado ya veintitrés siglos desde la fundación de la Biblioteca alejandrina. Si no hubiese libros, ni documentos escritos, pensemos qué prodigioso intervalo de tiempo serían veintitrés siglos. Con cuatro generaciones por siglo, veintitrés siglos ocupan casi un centenar de generaciones de seres humanos. Si la información se pudiese transmitir únicamente de palabra, de boca en boca, qué poco sabríamos sobre nuestro pasado, qué lento sería nuestro progreso. Todo dependería de los descubrimientos antiguos que hubiesen llegado accidentalmente a nuestros oídos, y de lo exacto que fuese el relato. Podría reverenciarse la información del pasado, pero en sucesivas transmisiones se iría haciendo cada vez más confusa y al final se perdería. Los libros nos permiten viajar a través del tiempo, explotar la sabiduría de nuestros antepasados. La biblioteca nos conecta con las intuiciones y los conocimientos extraídos penosamente de la naturaleza, de las mayores mentes que hubo jamás, con los mejores maestros, escogidos por todo el planeta y por la totalidad de nuestra historia, a fin de que nos instruyan sin cansarse, y de que nos inspiren para que hagamos nuestra propia contribución al conocimiento colectivo de la especie humana. Las bibliotecas públicas dependen de las contribuciones voluntarias. Creo que la salud de nuestra civilización, nuestro reconocimiento real de la base que sostiene nuestra cultura y nuestra preocupación por el futuro, se pueden poner a prueba por el apoyo que prestemos a nuestras bibliotecas. (pp. 279-82)

Sobre la Biblioteca de Alejandría

Fue en Alejandría, durante los seiscientos años que se iniciaron hacia el 300 a. de C., cuando los seres humanos emprendieron, en un sentido básico, la aventura intelectual que nos ha llevado a las orillas del espacio. Pero no queda nada del paisaje y de las sensaciones de aquella gloriosa ciudad de mármol. La opresión y el miedo al saber han arrasado casi todos los recuerdos de la antigua Alejandría. Su población tenía una maravillosa diversidad. Soldados macedonios y más tarde romanos, sacerdotes egipcios, aristócratas griegos, marineros fenicios, mercaderes judíos, visitantes de la India y del África subsahariana —todos ellos, excepto la vasta población de esclavos— vivían juntos en armonía y respeto mutuo durante la mayor parte del período que marca la grandeza de Alejandría.

La ciudad fue fundada por Alejandro Magno y construida por su antigua guardia personal. Alejandro estimuló el respeto por las culturas extrañas y una búsqueda sin prejuicios del conocimiento. Según la tradición —y no nos importa mucho que esto fuera o no cierto— se sumergió debajo del mar Rojo en la primera campana de inmersión del mundo. Animó a sus generales y soldados a que se casaran con mujeres persas e indias. Respetaba los dioses de las demás naciones. Coleccionó formas de vida exóticas, entre ellas un elefante destinado a su maestro Aristóteles. Su ciudad estaba construida a una escala suntuosa, porque tenía que ser el centro mundial del comercio, de la cultura y del saber. Estaba adornada con amplias avenidas de treinta metros de ancho, con una arquitectura y una estatuaria elegante, con la tumba monumental de Alejandro y con un enorme faro, el Faros, una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Pero la maravilla mayor de Alejandría era su biblioteca y su correspondiente museo (en sentido literal, una institución dedicada a las especialidades de las Nueve Musas). De esta biblioteca legendaria lo máximo que sobrevive hoy en día es un sótano húmedo y olvidado del Serapeo, el anexo de la biblioteca, primitivamente un templo que fue reconsagrado al conocimiento. Unos pocos estantes enmohecidos pueden ser sus únicos restos físicos. Sin embargo, este lugar fue en su época el cerebro y la gloria de la mayor ciudad del planeta, el primer auténtico instituto de investigación de la historia del mundo. Los eruditos de la biblioteca estudiaban el Cosmos entero. Cosmos es una palabra griega que significa el orden del universo. Es en cierto modo lo opuesto a Caos. Presupone el carácter profundamente interrelacionado de todas las cosas. Inspira admiración ante la intrincada y sutil construcción del universo. Había en la biblioteca una comunidad de eruditos que exploraban la física, la literatura, la medicina, la astronomía, la geografía, la filosofía, las matemáticas, la biología y la ingeniería. La ciencia y la erudición habían llegado a su edad adulta. El genio florecía en aquellas salas. La Biblioteca de Alejandría es el lugar donde los hombres reunieron por primera vez de modo serio y sistemático el conocimiento del mundo.

Además de Eratóstenes, hubo el astrónomo Hiparco, que ordenó el mapa de las constelaciones y estimó el brillo de las estrellas; Euclides, que sistematizó de modo brillante la geometría y que en cierta ocasión dijo a su rey, que luchaba con un difícil problema matemático: "no hay un camino real hacia la geometría"; Dionisio de Tracia, el hombre que definió las partes del discurso y que hizo en el estudio del lenguaje lo que Euclides hizo en la geometría; Herófilo, el fisiólogo que estableció, de modo seguro, que es el cerebro y no el corazón la sede de la inteligencia; Herón de Alejandría, inventor de cajas de engranajes y de aparatos de vapor, y autor de Autómata, la primera obra sobre robots; Apolonio de Pérgamo. el matemático que demostró las formas de las secciones cónicas (1) —elipse, parábola e hipérbola—, las curvas que como sabemos actualmente siguen en sus órbitas los planetas, los cometas y las estrellas; Arquímedes, el mayor genio mecánico hasta Leonardo de Vinci; y el astrónomo y geógrafo Tolomeo, que compiló gran parte de lo que es hoy la seudociencia de la astrología: su universo centrado en la Tierra estuvo en boga durante 1500 años, lo que nos recuerda que la capacidad intelectual no constituye una garantía contra los yerros descomunales. Y entre estos grandes hombres hubo una gran mujer, Hipatia, matemática y astrónoma, la última lumbrera de la biblioteca, cuyo martirio estuvo ligado a la destrucción de la biblioteca siete siglos después de su fundación, historia a la cual volveremos.

Los reyes griegos de Egipto que sucedieron a Alejandro tenían ideas muy serias sobre el saber. Apoyaron durante siglos la investigación y mantuvieron la biblioteca para que ofreciera un ambiente adecuado de trabajo a las mejores mentes de la época. La biblioteca constaba de diez grandes salas de investigación, cada una dedicada a un tema distinto, había fuentes y columnatas jardines botánicos, un zoo, salas de disección, un observatorio, y una gran sala comedor donde se llevaban a cabo con toda libertad las discusiones críticas de las ideas.

El núcleo de la biblioteca era su colección de libros. Los organizadores escudriñaron todas las culturas y lenguajes del mundo. Enviaban agentes al exterior para comprar bibliotecas. Los buques de comercio que arribaban a Alejandría eran registrados por la policía, y no en busca de contrabando, sino de libros. Los rollos eran confiscados, copiados y devueltos luego a sus propietarios. Es difícil de estimar el número preciso de libros, pero parece probable que la biblioteca contuviera medio millón de volúmenes, cada uno de ellos un rollo de papiro escrito a mano. ¿Qué destino tuvieron todos estos libros? La civilización clásica que los creó acabó desintegrándose y la biblioteca fue destruida deliberadamente. Sólo sobrevivió una pequeña fracción de sus obras junto con unos pocos y patéticos fragmentos dispersos. Y qué tentadores son estos restos y fragmentos. Sabemos por ejemplo que en los estantes de la biblioteca había una obra del astrónomo Aristarco de Samos quien sostenía que la Tierra es uno de los planetas, que orbita el Sol como ellos, y que las estrellas están a una enorme distancia de nosotros. Cada una de estas conclusiones es totalmente correcta, pero tuvimos que esperar casi dos mil años para redescubrirlas. Si multiplicamos por cien mil nuestra sensación de privación por la pérdida de esta obra de Aristarco empezaremos a apreciar la grandeza de los logros de la civilización clásica y la tragedia de su destrucción.

Hemos superado en mucho la ciencia que el mundo antiguo conocía, pero hay lagunas irreparables en nuestros conocimientos históricos. Imaginemos los misterios que podríamos resolver sobre nuestro pasado si dispusiéramos de una tarjeta de lector para la Biblioteca de Alejandría. Sabemos que había una historia del mundo en tres volúmenes, perdida actualmente, de un sacerdote babilonio llamado Beroso. El primer volumen se ocupaba del intervalo desde la Creación hasta el Diluvio un período al cual atribuyó una duración de 432.000 años, es decir cien veces más que la cronología del Antiguo Testamento. Me pregunto cuál era su contenido. (pp. 18-20)
[...]

Sólo en un punto de la historia pasada hubo la promesa de una civilización científica brillante. Era beneficiaria del Despertar jónico, y tenía su ciudadela en la Biblioteca de Alejandría, donde hace 2.000 años las mejores mentes de la antigüedad establecieron las bases del estudio sistemático de la matemática, la física, la biología, la astronomía, la literatura, la geografía y la medicina. Todavía estamos construyendo sobre estas bases. La Biblioteca fue construida y sostenida por los Tolomeos, los reyes griegos que heredaron la porción egipcia del imperio de Alejandro Magno. Desde la época de su creación en el siglo tercero a. de C. hasta su destrucción siete siglos más tarde, fue el cerebro y el corazón del mundo antiguo.

Alejandría era la capital editorial del planeta. Como es lógico no había entonces prensas de imprimir. Los libros eran caros, cada uno se copiaba a mano. La Biblioteca era depositaria de las copias más exactas del mundo. El arte de la edición crítica se inventó allí. El Antiguo Testamento ha llegado hasta nosotros principalmente a través de las traducciones griegas hechas en la Biblioteca de Alejandría. Los Tolomeos dedicaron gran parte de su enorme riqueza a la adquisición de todos los libros griegos, y de obras de África, Persia, la India, Israel y otras partes del mundo. Tolomeo III Evergetes quiso que Atenas le dejara prestados los manuscritos originales o las copias oficiales de Estado de las grandes tragedias antiguas de Sófocles, Esquilo y Eurípides. Estos libros eran para los atenienses una especie de patrimonio cultural; algo parecido a las copias manuscritas originales y a los primeros folios de Shakespeare en Inglaterra. No estaban muy dispuestos a dejar salir de sus manos ni por un momento aquellos manuscritos. Sólo aceptaron dejar en préstamo las obras cuando Tolomeo hubo garantizado su devolución con un enorme depósito de dinero. Pero Tolomeo valoraba estos rollos más que el oro o la plata. Renunció alegremente al depósito y encerró del mejor modo que pudo los originales en la Biblioteca. Los irritados atenienses tuvieron que contentarse con las copias que Tolomeo, un poco avergonzado, no mucho, les regaló. En raras ocasiones un Estado ha apoyado con tanta avidez la búsqueda del conocimiento.

Los Tolomeos no se limitaron a recoger el conocimiento conocido, sino que animaron y financiaron la investigación científica y de este modo generaron nuevos conocimientos. Los resultados fueron asombrosos: Eratóstenes calculó con precisión el tamaño de la Tierra, la cartografió, y afirmó que se podía llegar a la India navegando hacia el oeste desde España. Hiparco anticipó que las estrellas nacen, se desplazan lentamente en el transcurso de los siglos y al final perecen; fue el primero en catalogar las posiciones y magnitudes de las estrellas y en detectar estos cambios. Euclides creó un texto de geometría del cual los hombres aprendieron durante veintitrés siglos, una obra que ayudaría a despertar el interés de la ciencia en Kepler, Newton y Einstein. Galeno escribió obras básicas sobre el arte de curar y la anatomía que dominaron la medicina hasta el Renacimiento. Hubo también, como hemos dicho, muchos más.

Alejandría era la mayor ciudad que el mundo occidental había visto jamás. Gente de todas las naciones llegaban allí para vivir, comerciar, aprender. En un día cualquiera sus puertos estaban atiborrados de mercaderes, estudiosos y turistas. Era una ciudad donde griegos, egipcios, árabes, sirios, hebreos, persas, nubios, fenicios, italianos, galos e íberos intercambiaban mercancías e ideas. Fue probablemente allí donde la palabra cosmopolita consiguió tener un sentido auténtico: ciudadano, no de una sola nación, sino del Cosmos (2). Ser un ciudadano del Cosmos...

Es evidente que allí estaban las semillas del mundo moderno. ¿Qué impidió que arraigaran y florecieran? ¿A qué se debe que Occidente se adormeciera durante mil años de tinieblas hasta que Colón y Copérnico y sus contemporáneos redescubrieron la obra hecha en Alejandría? No puedo daros una respuesta sencilla. Pero lo que sí sé es que no hay noticia en toda la historia de la Biblioteca de que alguno de los ilustres científicos y estudiosos llegara nunca a desafiar seriamente los supuestos políticos, económicos y religiosos de su sociedad. Se puso en duda la permanencia de las estrellas, no la justicia de la esclavitud. La ciencia y la cultura en general estaban reservadas para unos cuantos privilegiados. La vasta población de la ciudad no tenía la menor idea de los grandes descubrimientos que tenían lugar dentro de la Biblioteca. Los nuevos descubrimientos no fueron explicados ni popularizados. La investigación les benefició poco. Los descubrimientos en mecánica y en la tecnología del vapor se aplicaron principalmente a perfeccionar las armas, a estimular la superstición, a divertir a los reyes. Los científicos nunca captaron el potencial de las máquinas para liberar a la gente (3). Los grandes logros intelectuales de la antigüedad tuvieron pocas aplicaciones prácticas inmediatas. La ciencia no fascinó nunca la imaginación de la multitud. No hubo contrapeso al estancamiento, al pesimismo, a la entrega más abyecta al misticismo. Cuando al final de todo, la chusma se presentó para quemar la Biblioteca no había nadie capaz de detenerla. (pp. 333-5)

Sobre Hipatia y la Biblioteca de Alejandría

El último científico que trabajó en la Biblioteca fue una matemática, astrónoma, física y jefe de la escuela neoplatónica de filosofía: un extraordinario conjunto de logros para cualquier individuo de cualquier época. Su nombre era Hipatia. Nació en el año 370 en Alejandría. Hipatia, en una época en la que las mujeres disponían de pocas opciones y eran tratadas como objetos en propiedad, se movió libremente y sin afectación por los dominios tradicionalmente masculinos. Todas las historias dicen que era una gran belleza. Tuvo muchos pretendientes pero rechazó todas las proposiciones matrimoniales. La Alejandría de la época de Hipatia —bajo dominio romano desde hacía ya tiempo— era una ciudad que sufría graves tensiones. La esclavitud había agotado la vitalidad de la civilización clásica. La creciente Iglesia cristiana estaba consolidando su poder e intentando extirpar la influencia y la cultura paganas. Hipatia estaba sobre el epicentro de estas poderosas fuerzas sociales. Cirilo, el arzobispo de Alejandría, la despreciaba por la estrecha amistad que ella mantenía con el gobernador romano y porque era un símbolo de cultura y de ciencia, que la primitiva Iglesia identificaba en gran parte con el paganismo. A pesar del grave riesgo personal que ello suponía, continuó enseñando y publicando, hasta que en el año 415, cuando iba a trabajar, cayó en manos de una turba fanática de feligreses de Cirilo. La arrancaron del carruaje, rompieron sus vestidos y, armados con conchas marinas, la desollaron arrancándole la carne de los huesos. Sus restos fueron quemados, sus obras destruidas, su nombre olvidado. Cirilo fue proclamado santo.



La gloria de la Biblioteca de Alejandría es un recuerdo lejano. Sus últimos restos fueron destruidos poco después de la muerte de Hipatia. Era como si toda la civilización hubiese sufrido una operación cerebral infligida por propia mano, de modo que quedaron extinguidos irrevocablemente la mayoría de sus memorias, descubrimientos, ideas y pasiones. La pérdida fue incalculable. En algunos casos sólo conocemos los atormentadores títulos de las obras que quedaron destruidas. En la mayoría de los casos no conocemos ni los títulos ni los autores. Sabemos que de las 123 obras teatrales de Sófocles existentes en la Biblioteca sólo sobrevivieron siete. Una de las siete es Edipo rey. Cifras similares son válidas para las obras de Esquilo y de Eurípides. Es un poco como si las únicas obras supervivientes de un hombre llamado William Shakespeare fueran Coriolano y Un cuento de invierno, pero supiéramos que había escrito algunas obras más, desconocidas por nosotros pero al parecer apreciadas en su época, obras tituladas Hamlet, Macbeth, Julio César, El rey Lear, Romeo y Julieta. (pp. 335-6)

Notas

1. Llamadas así porque pueden obtenerse cortando un cono en diferentes ángulos. Dieciocho siglos mas tarde Johannes Kepler utilizaría los escritos de Apolonio sobre las secciones cónicas para comprender por primera vez el movimiento de los planetas.

2. La palabra cosmopolita fue inventada por Diógenes, el filósofo racionalista y crítico de Platón.

3. Con la única excepción de Arquímedes, quien durante su estancia en la Biblioteca alejandrina inventó el tornillo de agua, que se usa todavía hoy en Egipto para regar los campos de cultivo. Pero también él considero estos aparatos mecánicos como algo muy por debajo de la dignidad de la ciencia.



viernes, junio 29, 2012

LITERATURA AIMARA / QUECHUA I


En la multiplicidad de formaciones discursivas del patrimonio oral inmaterial intangible de las culturas originarias aimaras, quechuas o amazónicas no existe un estudio sistemático sobre sus expresiones o representaciones socioculturales literarias. Existen sólo recopilaciones cuyo antecedente más claro se encuentra registrado en nuestra extensa cronística española que da cuenta parcialmente sobre ella. En los tiempos actuales, tenemos pocos trabajos dedicados a la recopilación de los géneros como las adivinanzas y los trabalenguas. Lo pocos esfuerzos de recuperación y preservación existen más en géneros como el cuento, los mitos o las leyendas. Por eso, el trabajo de Dionisio Condori Cruz que me honro en presentar llena un vacío sentido en los estudios discursivos sobre nuestra tradición oral en los géneros antes señalados.


Sólo desde la década del sesenta hubo un interés filológico por la literatura oral andina. Es allí donde se incorporó la grabadora para los trabajos de recopilación y registro de la vasta producción oral de adivinanzas, trabalenguas, cuentos y otros. Lo que se buscaba en estos registros era sin duda el estudio del pensamiento andino como un diagnóstico de la sociedad campesina cuya presencia era cada vez desbordante en las grandes ciudades y en los estudios filológicos de especialistas en lenguas andinas. Por eso, destacamos dos rasgos importantes en los intereses de los recopiladores: por un lado, aquellos que por su formación universitaria recogen su información con metodología y tecnología adecuada, lo sistematizan organizadamente y la procesan con fines de naturaleza académica; y, los otros, que habiendo intuido sobre la importancia de los géneros familiares como los cuentos, leyendas, adivinanzas y trabalenguas han procedido a acumularlos, bajo un ordenamiento mas afectivo y en condiciones poco sistemáticos con intereses de uso personal.

El trabajo de Dionisio Condori Cruz contribuye decisivamente en la recuperación, preservación y conservación de nuestro patrimonio cultural oral inmaterial intangible, lo hace porque existe un imperativo de hacer cada vez más vivos nuestras creencias, valores, costumbres, prácticas y creatividad artística de nuestras culturas. Valga la oportunidad para precisar que no se trata de temas del folklore como antes se creía bajo el pensamiento etnocéntrico de que existen culturas inferiores y superiores, sino de un trabajo patrimonial oral inmaterial.

Enrique Ballón Aguirre sobre el conocimiento de la tradición histórica de las literaturas peruanas se pregunta: ¿cuál es el objeto de conocimiento de la tradición histórica de las literaturas peruanas? Y se responde él mismo, digamos se trata de describir el sistema literario de la sociedad multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural peruana y, en él su función verbal en correlación con la vida social integral, es decir, su función sinnoma opuesta diametralmente a una peregrina función autónoma (la írrita “autarquía” literaria castellana) o en otras palabras, que el estudio y conocimiento de nuestro sistema literario deberá ocuparse de mostrarnos la secuencia retrospectiva correlativa y proyectiva de los datos literarios organizados como modos de cristalización textual oral (textos grabados, transcritos y/o traducidos) y formaciones literarias en el transcurso de la tradición histórica de cada comunidad social y su convergencia en la tradición histórico literaria integral del país.

En ese marco Dionisio Condori Cruz rompe con una práctica literaria muy parecido al viejo pensamiento geocéntrico de que la tierra gira alrededor del sol que es el lugar común en los escritores subordinados a un canon, donde existen autores, libros, generaciones y periodos y nos permite mirar nuestras prácticas literarias de otro modo, es decir: en la tradición oral, por sistemas textuales migratorios de variantes y motivos; y en la tradición escrita, por sistemas textuales igualmente migratorios pero de estilos.

En suma se trata, un texto que revela e inquieta sobre géneros poco estudiados como las adivinanzas y trabalenguas y su valor pedagógico en la enseñanza y/o mediación de nuestras culturas a las nuevas generaciones que es la tarea del educador en los momentos actuales.