martes, abril 20, 2010

CARTA ABIERTA A LOS OBISPOS CATÓLICOS






Hans Küng

Estimados obispos,

Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, y yo fuimos entre 1962 1965 los dos teólogos más jóvenes del concilio. Ahora, ambos somos los más ancianos y los únicos que siguen plenamente en activo. Yo siempre he entendido también mi labor teológica como un servicio a la Iglesia.

Por eso, preocupado por esta nuestra Iglesia, sumida en la crisis de confianza más profunda desde la Reforma, os dirijo una carta abierta en el quinto aniversario del acceso al pontificado de Benedicto XVI. No tengo otra posibilidad de llegar a vosotros.

Aprecié mucho que el papa Benedicto, al poco de su elección, me invitara a mí, su crítico, a una conversación de cuatro horas, que discurrió amistosamente. En aquel momento, eso me hizo concebir la esperanza de que Joseph Ratzinger, mi antiguo colega en la Universidad de Tubinga, encontrara a pesar de todo el camino hacia una mayor renovación de la Iglesia y el entendimiento ecuménico en el espíritu del Concilio Vaticano II.

Mis esperanzas, y las de tantos católicos y católicas comprometidos, desgraciadamente no se han cumplido, cosa que he hecho saber al papa Benedicto de diversas formas en nuestra correspondencia. Sin duda, ha cumplido concienzudamente sus cotidianas obligaciones papales y nos ha obsequiado con tres útiles encíclicas sobre la fe, la esperanza y el amor. Pero en lo tocante a los grandes desafíos de nuestro tiempo, su pontificado se presenta cada vez más como el de las oportunidades desperdiciadas, no como el de las ocasiones aprovechadas:

Se ha desperdiciado la oportunidad de un entendimiento perdurable con los judíos: el Papa reintroduce la plegaria preconciliar en la que se pide por la iluminación de los judíos y readmite en la Iglesia a obispos cismáticos notoriamente antisemitas, impulsa la beatificación de Pío XII y sólo se toma en serio al judaísmo como raíz histórica del cristianismo, no como una comunidad de fe que perdura y que tiene un camino propio hacia la salvación. Los judíos de todo el mundo se han indignado con el predicador pontificio en la liturgia papal del Viernes Santo, en la que comparó las críticas al Papa con la persecución antisemita.

Se ha desperdiciado la oportunidad de un diálogo en confianza con los musulmanes; es sintomático el discurso de Benedicto en Ratisbona, en el que, mal aconsejado, caricaturizó al islam como la religión de la violencia y la inhumanidad, atrayéndose así la duradera desconfianza de los musulmanes.

Se ha desperdiciado la oportunidad de la reconciliación con los pueblos nativos colonizados de Latinoamérica: el Papa afirma con toda seriedad que estos "anhelaban" la religión de sus conquistadores europeos.

Se ha desperdiciado la oportunidad de ayudar a los pueblos africanos en la lucha contra la superpoblación, aprobando los métodos anticonceptivos, y en la lucha contra el sida, admitiendo el uso de preservativos.

Se ha desperdiciado la oportunidad de concluir la paz con las ciencias modernas: reconociendo inequívocamente la teoría de la evolución y aprobando de forma diferenciada nuevos ámbitos de investigación, como el de las células madre.

Se ha desperdiciado la oportunidad de que también el Vaticano haga, finalmente, del espíritu del Concilio Vaticano II la brújula de la Iglesia católica, impulsando sus reformas.

Este último punto, estimados obispos, es especialmente grave. Una y otra vez, este Papa relativiza los textos conciliares y los interpreta de forma retrógrada contra el espíritu de los padres del concilio. Incluso se sitúa expresamente contra el concilio ecuménico, que según el derecho canónico representa la autoridad suprema de la Iglesia católica:

Ha readmitido sin condiciones en la Iglesia a los obispos de la Hermandad Sacerdotal San Pío X, ordenados ilegalmente fuera de la Iglesia católica y que rechazan el concilio en aspectos centrales.

Apoya con todos los medios la misa medieval tridentina y él mismo celebra ocasionalmente la eucaristía en latín y de espaldas a los fieles.

No lleva a efecto el entendimiento con la Iglesia anglicana, firmado en documentos ecuménicos oficiales (ARCIC), sino que intenta atraer a la Iglesia católico-romana a sacerdotes anglicanos casados renunciando a aplicarles el voto de celibato.

Ha reforzado los poderes eclesiales contrarios al concilio con el nombramiento de altos cargos anticonciliares (en la Secretaría de Estado y en la Congregación para la Liturgia, entre otros) y obispos reaccionarios en todo el mundo.

El Papa Benedicto XVI parece alejarse cada vez más de la gran mayoría del pueblo de la Iglesia, que de todas formas se ocupa cada vez menos de Roma y que, en el mejor de los casos, aún se identifica con su parroquia y sus obispos locales. Sé que algunos de vosotros padecéis por el hecho de que el Papa se vea plenamente respaldado por la curia romana en su política anticonciliar. Esta intenta sofocar la crítica en el episcopado y en la Iglesia y desacreditar por todos los medios a los críticos.

Con una renovada exhibición de pompa barroca y manifestaciones efectistas cara a los medios de comunicación, Roma trata de exhibir una Iglesia fuerte con un "representante de Cristo" absolutista, que reúne en su mano los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.

Sin embargo, la política de restauración de Benedicto ha fracasado. Todas sus apariciones públicas, viajes y documentos no son capaces de modificar en el sentido de la doctrina romana la postura de la mayoría de los católicos en cuestiones controvertidas, especialmente en materia de moral sexual. Ni siquiera los encuentros papales con la juventud, a los que asisten sobre todo agrupaciones conservadoras carismáticas, pueden frenar los abandonos de la Iglesia ni despertar más vocaciones sacerdotales.

Precisamente vosotros, como obispos, lo lamentaréis en lo más profundo: desde el concilio, decenas de miles han abandonado su vocación, sobre todo debido a la ley del celibato. La renovación sacerdotal, aunque también la de miembros de las órdenes, de hermanas y hermanos laicos, ha caído tanto cuantitativa como cualitativamente.

La resignación y la frustración se extienden en el clero, precisamente entre los miembros más activos de la Iglesia. Muchos se sienten abandonados en sus necesidades y sufren por la Iglesia. Puede que ese sea el caso en muchas de vuestras diócesis: cada vez más iglesias, seminarios y parroquias vacíos. En algunos países, debido a la carencia de sacerdotes, se finge una reforma eclesial y las parroquias se refunden, a menudo en contra de su voluntad, constituyendo gigantescas "unidades pastorales" en las que los escasos sacerdotes están completamente desbordados.

Y ahora, a las muchas tendencias de crisis todavía se añaden escándalos que claman al cielo: sobre todo el abuso de miles de niños y jóvenes por clérigos -en Estados Unidos, Irlanda, Alemania y otros países- ligado todo ello a una crisis de liderazgo y confianza sin precedentes.

No puede silenciarse que el sistema de ocultamiento puesto en vigor en todo el mundo ante los delitos sexuales de los clérigos fue dirigido por la Congregación para la Fe romana del cardenal Ratzinger (1981-2005), en la que ya bajo Juan Pablo II se recopilaron los casos bajo el más estricto secreto.

Todavía el 18 de mayo de 2001, Ratzinger enviaba un escrito solemne sobre los delitos más graves (Epistula de delitos gravioribus) a todos los obispos. En ella, los casos de abusos se situaban bajo el secretum pontificium, cuya vulneración puede atraer severas penas canónicas. Con razón, pues, son muchos los que exigen al entonces prefecto y ahora Papa un mea culpa personal. Sin embargo, en Semana Santa ha perdido la ocasión de hacerlo. En vez de ello, el Domingo de Ramos movió al decano del colegio cardenalicio a levantar urbi et orbe testimonio de su inocencia.

Las consecuencias de todos estos escándalos para la reputación de la Iglesia católica son devastadoras. Esto es algo que también confirman ya dignatarios de alto rango. Innumerables curas y educadores de jóvenes sin tacha y sumamente comprometidos padecen bajo una sospecha general.

Vosotros, estimados obispos, debéis plantearos la pregunta de cómo habrán de ser en el futuro las cosas en nuestra Iglesia y en vuestras diócesis. Sin embargo, no querría bosquejaros un programa de reforma; eso ya lo he hecho en repetidas ocasiones, antes y después del concilio. Sólo querría plantearos seis propuestas que, es mi convicción, serán respaldadas por millones de católicos que carecen de voz.

1. No callar: en vista de tantas y tan graves irregularidades, el silencio os hace cómplices. Allí donde consideréis que determinadas leyes, disposiciones y medidas son contraproducentes, deberíais, por el contrario, expresarlo con la mayor franqueza. ¡No enviéis a Roma declaraciones de sumisión, sino demandas de reforma!

2. Acometer reformas: en la Iglesia y en el episcopado son muchos los que se quejan de Roma, sin que ellos mismos hagan nada. Pero hoy, cuando en una diócesis o parroquia no se acude a misa, la labor pastoral es ineficaz, la apertura a las necesidades del mundo limitada, o la cooperación mínima, la culpa no puede descargarse sin más sobre Roma.

Obispo, sacerdote o laico, todos y cada uno han de hacer algo para la renovación de la Iglesia en su ámbito vital, sea mayor o menor. Muchas grandes cosas en las parroquias y en la Iglesia entera se han puesto en marcha gracias a la iniciativa de individuos o de grupos pequeños. Como obispos, debéis apoyar y alentar tales iniciativas y atender, ahora mismo, las quejas justificadas de los fieles.

3. Actuar colegiadamente: tras un vivo debate y contra la sostenida oposición de la curia, el concilio decretó la colegialidad del Papa y los obispos en el sentido de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro tampoco actuaba sin el colegio apostólico.

Sin embargo, en la época posconciliar los papas y la curia han ignorado esta decisión central del concilio. Desde que el papa Pablo VI, ya a los dos años del concilio, publicara una encíclica para la defensa de la discutida ley del celibato, volvió a ejercerse la doctrina y la política papal al antiguo estilo, no colegiado. Incluso hasta en la liturgia se presenta el Papa como autócrata, frente al que los obispos, de los que gusta rodearse, aparecen como comparsas sin voz ni voto.

Por tanto, no deberíais, estimados obispos, actuar solo como individuos, sino en comunidad con los demás obispos, con los sacerdotes y con el pueblo de la Iglesia, hombres y mujeres.

4. La obediencia ilimitada sólo se debe a Dios: todos vosotros, en la solemne consagración episcopal, habéis prestado ante el Papa un voto de obediencia ilimitada. Pero sabéis igualmente que jamás se debe obediencia ilimitada a una autoridad humana, solo a Dios.

Por tanto, vuestro voto no os impide decir la verdad sobre la actual crisis de la Iglesia, de vuestra diócesis y de vuestros países. ¡Siguiendo en todo el ejemplo del apóstol Pablo, que se enfrentó a Pedro y tuvo que "decirle en la cara que actuaba de forma condenable" (Gal 2, 11)!

Una presión sobre las autoridades romanas en el espíritu de la hermandad cristiana puede ser legítima cuando estas no concuerden con el espíritu del Evangelio y su mensaje. La utilización del lenguaje vernáculo en la liturgia, la modificación de las disposiciones sobre los matrimonios mixtos, la afirmación de la tolerancia, la democracia, los derechos humanos, el entendimiento ecuménico y tantas otras cosas sólo se han alcanzado por la tenaz presión desde abajo.

5. Aspirar a soluciones regionales: es frecuente que el Vaticano haga oídos sordos a demandas justificadas del episcopado, de los sacerdotes y de los laicos. Con tanta mayor razón se debe aspirar a conseguir de forma inteligente soluciones regionales.

Un problema especialmente espinoso, como sabéis, es la ley del celibato, proveniente de la Edad Media y que se está cuestionando con razón en todo el mundo precisamente en el contexto de los escándalos por abusos sexuales.

Una modificación en contra de la voluntad de Roma parece prácticamente imposible. Sin embargo, esto no nos condena a la pasividad: un sacerdote que tras madura reflexión piense en casarse no tiene que renunciar automáticamente a su estado si el obispo y la comunidad le apoyan. Algunas conferencias episcopales podrían proceder con una solución regional, aunque sería mejor aspirar a una solución para la Iglesia en su conjunto.

Por tanto:

6. Exigir un concilio: así como se requirió un concilio ecuménico para la realización de la reforma litúrgica, la libertad de religión, el ecumenismo y el diálogo interreligioso, lo mismo ocurre en cuanto a solucionar el problema de la reforma [de la ley del celibato] que ha irrumpido ahora de forma dramática.

El concilio reformista de Constanza en el siglo previo a la Reforma acordó la celebración de concilios cada cinco años, disposición que, sin embargo, burló la curia romana. Sin duda, esta hará ahora cuanto pueda para impedir un concilio del que debe temer una limitación de su poder. En todos vosotros está la responsabilidad de imponer un concilio o al menos un sínodo episcopal representativo.

La apelación que os dirijo en vista de esta Iglesia en crisis, estimados obispos, es que pongáis en la balanza la autoridad episcopal, revalorizada por el concilio. En esta situación de necesidad, los ojos del mundo están puestos en vosotros.

Innumerables personas han perdido la confianza en la Iglesia católica. Para recuperarla sólo valdrá abordar de forma franca y honrada los problemas y las reformas consecuentes. Os pido, con todo el respeto, que contribuyáis con lo que os corresponda, cuando sea posible en cooperación con el resto de los obispos; pero, si es necesario, también en solitario, con "valentía" apostólica (Hechos 4, 29-31).

Dad a vuestros fieles signos de esperanza y aliento y a nuestra iglesia una perspectiva.

Os saluda, en la comunión de la fe cristiana,

Hans Küng

lunes, abril 05, 2010

Boris Espezúa y el COPÉ DE ORO



Entrevista de Feliciano Padilla

Boris Espezúa Salmón acaba de ganar el primer lugar de la XIV Bienal de Poesía Premio Copé Internacional 2009. Se trata de un premio de gran prestigio por su credibilidad académica y, por la seriedad e imparcialidad con que actúan los integrantes del Jurado Calificador. De esta manera, Boris Espezúa se hace acreedor al Premio Copé de Oro y a una suma considerable de miles de soles. Nos alegra sobremanera porque es un laurel más que los poetas puneños ciñen sobre la frente altiva de nuestro pueblo. Con nuestro apreciado Alfredo Herrera, ganador del primer lugar de la VII Bienal de Poesía Premio Copé 1995, van siendo dos los Copé de Oro que nuestros poetas lograron para orgullo de Puno. Habría suficiente razón para expresar: “Puno tierra de Copés” habida cuenta de que Filonilo Catalina ganó el 2005 un Copé de Bronce y Edy Sairitupa un premio Copé por ser finalista en el 2007. Esta circunstancia es motivo para conversar con Boris en mi biblioteca. Y, estamos aquí, sentados frente a frente con dos copas de vino en la mano y asediados por un ordenador que nos mira con su pantalla apagada, por cientos de libros y revistas arrumados en todas partes, y muchos recuerdos de viajes que están ahí encima de los estantes. Bueno, y como se dice en estos casos, luego de este brindis con vino peruano, conversemos Boris.

BORIS: Adelante, hermano.
CHANO: ¿Qué emociones te embargan, ahora, luego de conocer que has sido ganador del Premio Copé de Oro de la XIV Bienal de Poesía? ¿Cómo lo tomas?
BORIS: Indudablemente que me ha conmovido bastante, sin embargo, lo he tomado con serenidad, puesto que es también un reto para seguir adelante y una oportunidad para consolidar mi propuesta poética en libros que permitan afianzar el contenido de lo mucho que quisiera aún expresar.CHANO: ¿Cuál era la temática de tu primer libro y qué dirías, ahora, acerca de él?
BORIS: Ha sido la misma que la de ahora: El mundo andino en conflicto con el mundo urbano, el rescate de nuestra cultura altiplánica; la expresión de su cosmovisión en lo ritual, mítico, religioso, filosófico y ecológico desde una visión integradora, no monocultural. Estoy contento de haber empezado con” A través del ojo de un hueso” porque marcó las líneas matrices de mi poética.
CHANO: Tu poética es producto de todo un proceso. Un libro mío explica tu poética actual. Mauro Mamani, profesor de San Marcos, también hace una caracterización de tu poética. Qué poetas de la literatura mundial, aparte de los peruanos, nutrieron, tu tiempo de aprendizaje?
BORIS: De la poesía mundial, cito a Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Oquendo de Amat, Vallejo, Lezama Lima, Pessoa, Baudelaire, Horderlin, Ernesto Cardenal, Pablo Neruda, Roque Dalton, Nicanor Parra, algunos españoles como Pedro Salinas y Rafael Alberti…, y otros tantos cuyos nombres no recuerdo en este momento.
CHANO: No está demás que puedas mencionar, también, a los poetas o escritores peruanos que te marcaron ...
BORIS: Entiendo que nos referimos a escritores peruanos y puneños. En primer lugar está César Vallejo; luego, Oquendo de Amat, Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Pablo Guevara, Tulio Mora, Antonio Cisneros en sus inicios, Juan Gonzalo Rose en su poesía intimista, y por cierto a paisanos míos como Serapio Salinas, Gloria Mendoza y Omar Aramayo. Seguramente hay muchos más poetas, narradores y, también, artistas plásticos y artesanos soñadores que influyeron en mí desde muy temprano.
CHANO: Pienso que “A través del ojo de un hueso” (Lima 1988) constituye el momento crucial de tu poesía en cuanto expresa tu autoafirmación andina en tu condición de migrante puneño en la ciudad de Lima. Tenías talento suficiente para hacer la poesía que hacían tus contemporáneos limeños de San Marcos, ¿qué factores cambiaron el rumbo de tu poesía?
BORIS: En realidad no considero que haya cambio de rumbo, pues mis poemas siempre tienen un substrato andino; están los amarus imponiéndole su color y su voz a la mayoría de mis versos, con lo que tampoco quiero decir que yo no era contemporáneo en la opción de utilizar técnicas, estilos y formas de planteamiento del texto como lo hacían los de mi generación.
CHANO: Bueno, lo que dices acerca del substrato es concordante con otro libro tuyo publicado en Lima (1990) con el título de “tránsito de Amautas y otros poemas”. Podría decirse que en este libro anuncias tu vocación de descifrador poético de la obra churateana? Desde luego, no estoy diciendo seguidor ni imitador de Churata, sino, intérprete poético o algo así...
BORIS: Diría que Churata expresa lo que muchas generaciones poéticas enclavadas en Puno debieron y deben expresar, por lo que soy una voz más de las miles que existen. Es inevitable ser Churateano cuando el escenario andino es Churateano, un desbrozo polifónico de magia, ritos, mitos, ecología, religiosidad, filosofía, antropología, historia, danza y con seguridad muchas cosas más que nosotros mismos ignoramos qué somos.
CHANO: El ojo de un hueso es una construcción metafórica ¿Qué nos invitaste a mirar a través de ese orificio?
BORIS: Nuestro ser auténtico, nuestra condición original. Es una mirada a lo más recóndito de nuestro código identitario, de nuestra placas cuaternarias, de cómo este enclave altiplánico nos perfiló el rostro y el universo que tenemos (que es inconfundible en todo el mundo), ya que a pesar de vivir en la modernidad tecnológica y el auge del liberalismo, lo importante es ser fiel a sí mismo; es decir, en lo sincrético, no defraudarse a sí mismo.
CHANO: En “Tránsito de Amautas y otros poemas” nos conduces de la mano de Gamaliel Churata y José Antonio Encinas a recorrer este camino escabroso de la realidad peruana ¿Por qué estos dos amautas? Pudieron ser, por ejemplo, Mariátegui y José María Arguedas?
BORIS: Porque fueron puneños. Fueron maestro y alumno en la vida real y porque compartieron el mismo sentir y pensar andino. Pues, en ellos encontré mayor facilidad para desarrollar una empatía literaria, un discurso distinto a la sombra de estos dos personajes que expresan nuestra realidad altiplánica desde el lago más alto del mundo.
CHANO: En “Tránsito de Amautas” alternas un discurso filosófico-pedagógico perteneciente a Churata y Encinas con un discurso literario construido en base a un lenguaje coloquial ¿Cómo explicas este experimentalismo vanguardista?
BORIS: Como una búsqueda, como un afán de conciliar tradición y vanguardia y, como una aspiración de apostar a un discurso ideo-estético de tipo sincrético, donde se privilegie lo nuestro, no en posturas radicales, fundamentalistas y ortodoxas, sino interculturales, abiertas y en base al sentido dialógico que toda cultura debe tener.
CHANO: Luego viene “Alba del Pez Herido”, publicado en Bolivia por el año 1997. Pertenece a un grado definido de tu madurez como escritor; perfectible aún, es cierto, pero, en este libro terminas de perfilar los rasgos principales de tu poética que ya estaban enunciados en “A través del ojo de un hueso” y “Tránsito de Amautas y otros poemas”. ¿Tú también lo consideras así? ¿Qué motivos te exigieron una adhesión más decidida a Churata y por qué empezaste a utilizar mitos? ¿No eran suficientes las imágenes, las metáforas?
BORIS: Estoy de acuerdo con tu apreciación respecto a los rasgos de mi poética, pero además quería subsanar una mala pasada que me jugaron en la edición del poemario donde hubo errores de digitación imperdonables. En lo básico, el sentido del libro fue adentrarse de forma más nítida al mito del pez y consolidar la sacralización del Lago Titikaka y, a partir de ello, buscar la redención del nuevo hombre. Es como lo señalas: la continuación de la trayectoria emprendida por mis anteriores poemarios. El hecho de optar por los mitos y no quedarme en las metáforas es porque considero al mito mucho más filosófico, amplio y de contenido mayor. En esa senda fue inevitable acercarme más a Churata.
CHANO: Tu último poemario publicado en Lima el año 2002 titula “Tiempo de Cernícalo” ¿Crees que es una especie de antología personal? ¿Querías cerrar una etapa con esa selección de poemas para ingresar en otra que regiría el libro que ganó este Copé de Oro?
BORIS: Es una antología personal preparada con mi hermano Dorian. Sin embargo, también me sirvió para mostrar de mejor forma el “Alba del Pez”.
CHANO: Por lo que dices del “Pez”, está visto que este poemario ronda tu mente a cada momento.
BORIS: Le tengo un aprecio especial a dicho libro, porque quienes no conocían mis libros anteriores se formaron una idea completa de mi trayectoria. Además se me agotó rápido, tuvo mucha demanda… sobre todo, en los jóvenes poetas.
CHANO: ¿Cuál es el título del poemario con el cual ganaste el Premio Copé de Oro de Poesía del 2009? ¿Qué es lo central de este libro?
BORIS: Se titula “Gamaliel y el oráculo del agua”. En este poemario me propongo mostrar de modo polisémico o plural el mundo churateano, recreando su propuesta ideo-estética de crear nuevos elementos para una explicación de nuestra cultura en todas sus formas; partiendo de los substratos genuinos y singulares de nuestra puneñidad, que no es sino un trozo de la peruanidad. ¿Qué más decirte? que se trata de un mundo maravilloso, donde el pez es el personaje principal, que habla desde el Lago y desde la memoria colectiva del altiplano.
CHANO: Perteneces a una generación brillante de poetas ¿Qué puedes decir acerca esta generación (Alfredo Herrera, Lolo Palza, José Alberto Velarde, Pacha Qhata Willka y otros).
BORIS: Que es y ha sido muy constante y pertinaz, una generación que ha respetado a nuestros antecesores, que nos hemos cohesionado y querido entre nosotros, que nos hemos brindado, muy a nuestro modo, afecto y aliento permanentes; aliento que también lo recibimos nosotros de las generaciones anteriores para brindárselas a las nuevas generaciones a fin de que sigan adelante sin desanimarse en el intento de hacer poesía de grandes polendas como lo han hecho siempre los puneños.
CHANO: Poesía de polendas como la hizo el Grupo Oquendo de Amat, tu generación y todo lo que va a hacer todavía la “generación de fin de siglo”.
BORIS: Así es, somos una continuidad, un río que fluye y va a desembocar inevitablemente en el océano de la poesía peruana, tan rica, tan diversa o heterogénea, tan vital...
CHANO: Cada poeta tiene su propia poética; pero en Puno se han desarrollado dos poéticas bases con las cuales se puede trazar algunas líneas de similaridad a partir de tu libro. Sin embargo, creo que no hay necesidad dado que tú mismo ya lo has señalado en esta conversación.
BORIS: Es cierto, lo anuncio desde el título del libro.
CHANO: Tu poesía da para una plática más extensa. Quizá volvamos a charlar en otro momento. Por ahora pongámosle punto a esta conversación. Y otra vez, Salud, hermano mío, choquemos las copas de vino. Chin chin.
BORIS: ¡Salud! Y gracias por todo.
CHANO: ¡Salud por la poesía puneña!



I

El Genitor.

Saber morir
Y no retener su caudal,
Y no saber discurrir y volver a su principio.
Martín Adán.


Unos sobre el haz de las aguas, otros a ras de la tierra, todos los dioses soplaron en la arcilla modelada a su imagen y semejanza y el barro se animó: Había nacido el Hombre.1

Hace mucho tiempo el altiplano estuvo cubierto con agua uránica y desde su cúspide emanaba al mundo abundante líquido benéfico y purificador, que se fue perdiendo poco a poco y ahora ha quedado condensado en crustáceos en el Lago Titikaka. En uno de esos momentos el sol, que no puede momificar los diluvios ni los cuerpos celestes imperecederos, desapareció tres semanas y apareció por cinco días con dos soles en el cielo. Hacia la cruz del sur corrieron todas las historias en el aire trasladando sus saberes de conciencia en conciencia. La luz (primera creación según el Génesis) está en uno. Es la primera estrella cubierta de yerba que no naufraga en la sangre. La luz o una mariposa pálida es vida según el evangelio y según la salamandra que vivifica las cosas. No es olvido inmóvil que anima las memorias, en su núcleo por donde brota la correlación de fuerzas de la historia, del osario de caracolas estelares.Era el final a la entrada de la era de piscis, cuando en triada se unificó el aire, el agua y el fuego en principio generador. El secreto de los Dioses fue animado en los misterios de las conchas marinas, conectado con otros Dioses en un flujo creador sin fin donde los universos tienen sus raíces en e aire que respira en el escorpión de agua, que predice la vida que revelan las iconografías de la fe en los vapores subterráneos y piedras volcánicas donde no se detiene el hervor de los musgos. Las aguas hacia arriba, suben hasta las nubes para dar de beber a Dios y pedirle que abra la tierra para seguir labrando nuestros sueños.No tengo ojos sino venas para ver las claves eternas del infinito, sólo sé que naceré hecho pez en estas aguas sagradas, cuando en la cima de una montaña del sur, entre hojas de laurel bajarán cuatro ríos con ojos de cielo en preñada tormenta para que sus aguas culminen de cantar la transmutación del caos en luz. El cóndor bajará por la herida suturada del alba y de un cráneo de chinchilla silbará el tiempo. Diez halcones se calcinarán y río arriba saldrá Wiracocha para reunirse con la Madretierra para hacer revivir lo engendrado y dar infinitud a la mitogénesis. El lago creación de vida, El pez que estoy siendo en un ciclo donde cada uno de nosotros está condenado a repetirse.La tradición andina doblega el tiempo su historia tiene la ingravidez de la persistencia, sus tres períodos, tienen el rumor del agua en nuestros ojos donde ahogamos el grito. En el primer período que es del padre, hijo y espíritu santo, pertenece al tiempo de los gentiles, de plena oscuridad donde estaban los hombres de rojo de baja estatura que se desplazaban con la rapidez semejante a la de los felinos, luego pasaron a ser hombres gigantes que se rebelaron ante Dios y por ello sus cuerpos fueron quemados a la salida del sol, para vivir bajo la luna. En el segundo período, de los que viven ya con el sol donde está la tradición indígena-mesiánica, fueron descabezados y esperan recobrar el cuerpo y recuperar su estado original en la fuente divina o cábala del fuego por Dioses que develen el oráculo, en el otro ciclo del espacio y tiempo andino donde el pasado andino está adelante. En el tercer y último período, cuando el mundo entre nuevamente en crisis los hombres se volverán aves, volarán y vivirán como ángeles, se alzarán las células que da la naturaleza el agua helada donde la creación encuentra su espíritu y su recogimiento. Esta agua renovada traerá los partos sagrados permanentes y los demiurgos anunciados por el oráculo del agua.


1 Churata Gamaliel. “El Pez de Oro” Edit. Canata. La Paz. Bolivia. 1957. Pág. 111.