lunes, agosto 15, 2011

Estereotipos de la comprensión lectora



Walter Paz Quispe Santos

Cuando observamos la comprensión lectora desde la perspectiva de los procesos de enseñanza y de aprendizaje según la naturaleza de las áreas y asignaturas, así como las prioridades que se le brinda de acuerdo con una modalidad de enseñanza. Londoño, por ejemplo señala que según se asuma el nombre, la fórmula o la norma como propósitos del área o asignatura se producen estereotipos, las mismas que son especificadas por Guillermo Bustamante las mismas que son:

El nominalismo, que se practica en las asignaturas de Ciencias Sociales y Humanidades, donde existe un énfasis en el recuerdo de autores, obras, fechas, lugares, datos, personajes, sentencias, máximas, accidentes geográficos, presidentes, héroes, próceres, mártires; así como áreas de Ciencia Tecnología y Ambiente, donde se prefiere que el educando “comprenda” nombres de plantas, animales, partes de los organismos, niveles taxonómicos, compuestos, elementos, números atómicos y otros. Esta modalidad es predominante en estas áreas, así el docente descuida un aprendizaje comprensivo de las ciencias sociales y las humanidades, las ciencias y tecnologías en su verdadera complejidad e integralidad por una enseñanza atomística y parcial.

El Formulismo, que se practica en las asignaturas de Ciencia, Tecnología y Ambiente; y Matemática donde existe una prioridad en el desarrollo de leyes, principios, axiomas, teoremas expresadas en fórmulas cuya peculiaridad que los funda es la demostración, así como el balanceo de reacciones entre otros. El aprendizaje algorítmico es el que predomina y reduce el aprendizaje a un mecanicismo, donde los estudiantes logran resolver problemas complejos sin saber el por qué ni el para qué. Lo cierto del asunto, es que los docentes quieren que los estudiantes aprendan desde el contexto de la justificación y no desde el contexto del descubrimiento y de la aplicación.

El normativismo, que se practica en la enseñanza de la Lengua y Tutorías, y Relaciones Humanas donde la enseñanza consiste en el “deber ser”, es decir, brindar un conjunto preestablecido e irrefutable de normas, principios, etc. Por lo que existe un énfasis en prácticas y comportamientos deseados y correctos. Así se ignora aspectos sumamente importantes en la enseñanza de lenguas como la variación y la adecuación a las realidades plurilingües y multiculturales.

En suma, como bien lo señala Bustamante, al asumir la lectura desde el nominalismo se convierte en un recurso para obtener nombres que son requeridos a los estudiantes en el momento de la evaluación, así como, cuando se asume la lectura desde el formulismo se prioriza un tipo de lectura monosémica condensado en fórmulas; y finalmente, cuando se asume desde el normativismo, la lectura se reduce a los ejercicios de interpretación que explotan la gramaticalidad o la “moraleja” de los textos.

Una dilucidación atenta de las formas anteriormente detalladas nos permite comprobar que la lectura se emplea desde una postura pragmática y utilitaria donde se puede observar que sólo sirven las lecturas que te brindan una información útil de acuerdo con las áreas o los intereses y necesidades de los usuarios. Por otro lado, existe un sesgo marcado de suponer que la enseñanza de la comprensión lectora sólo es responsabilidad del docente de Lengua y/o Comunicación asumiéndose así una posición estrictamente esencialista frente a la responsabilidad del docente de las demás áreas curriculares.





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