sábado, diciembre 09, 2006
La experiencia de la lectura: aproximaciones a la literatura puneña.
Walter Paz Quispe Santos
¿Tiene sentido estudiar novelas, unos dramas o poemas porque así lo ha decidido el Ministerio de Educación?
Es absurdo estudiar a poetas y narradores porque así lo ha decidido un experto.
Churata: no escribió para dar materia de estudio a los churatianos.
Carlos Oquendo de Amat: no escribió para que se compusieran comentarios a su “Cinco metros de poemas”.
Ni Efraín Miranda para dar ocasión a las explicaciones biográficas o psicoanalíticas a su conocida “Choza”. Ni Feliciano Padilla para que los investigadores intenten descifrar y aclarar las complejidades estructurales de “Amarillito amarillando”
Son simplemente libros. Libros que ha escrito un ser humano y que leen otros seres humanos: con placer, con disgusto, con emoción, con aburrimiento. Si el aburrimiento supera ciertos límites, abandonarán la lectura a la mitad. Esto es la base de toda la literatura: EL PLACER DE ALGUIEN QUE OBTIENE LEYENDO LO QUE OTRO HA ESCRITO.
Pero, de hecho existen editoriales, colecciones, revistas literarias, profesores, críticos, cursos de historia literaria, antólogos, sociólogos de la literatura, semiólogos… para bien o para mal estos son hechos reales.
Y esta cadena de hechos incluye también que el que lee –por gusto, por obligación, por lo que sea- un libro no se contente con escuchar la voz silenciosa del autor sino que reaccione ante ella, la critique y hasta se plantee cuestiones de tipo general.
Por eso, que el hecho de aprender o enseñar historia la literatura puneña, o de ejercer la crítica o el comentario literario, así como cualquier lectura minimamente reflexiva trae consigo una cierta meditación sobre la literatura: sus funciones, medios, posibilidades, límites.
Rasgos:
La literatura es esencialmente problemático. Tiene tonalidades distintas, matices peculiares.
Literatura es un arte. Se refiere al arte de escribir no circunscrito por naciones, por lo tanto es una designación genérica. Sin embargo, hoy hablamos de literatura refiriéndonos al conjunto de obras literarias de un continente, país, región, ciudad, etc (literatura europea, literatura peruana, literatura puneña); de una época (literatura medieval, de los 80, los 90, etc); de un género (literatura narrativa, dramática, etc.).
Literatura andina.
Criterios geográficos.
Criterios lingüísticos.
Criterios históricos culturales.
La literatura es un fenómeno semiótico. Precisa de cuatro elementos:
1. Un autor, que crea o maneja un signo con intención significativa.
2. El signo.
3. Su significado.
4. Un receptor.
Gonzalo Soberano: resume cuatro elementos básicos. “Si la obra literaria puede definirse como el resultado artístico que, desde una actitud, revela un contenido, en una estructura, a través de un lenguaje, los elementos integrantes – y siempre integrados- de toda obra literaria serán, dada la suficiencia estética, esos cuatro: actitud, contenido, estructura y lenguaje.
Actitud: nos lleva a hablar de la literatura y la visión del mundo o el mito.
Contenido: nos obligará a plantearnos la relación de lo literario con la moral y con la sociedad, el problema del compromiso – social, político, moral consigo mismo- del escritor y límites de la literatura.
Estructura y lenguaje: se puede describir hasta enseñar.
No debemos olvidar su aspecto lúdico.
Critica Literaria.
Si partimos de que la crítica literaria consiste en examinar obras de autores antiguos o contemporáneos para comprenderlos, explicarlos y estimarlos mejor, y de que, como género literario, necesita sus leyes propias, su método explícito, es posible llegar a la conclusión de que esta área, pese a los diferentes contenidos semánticos que a través de los tiempos le han sido atribuidos, encaja perfectamente en el terreno de las ciencias humanas.
Podemos considerar que las diferentes teorías literarias plantean diferentes cuestiones acerca de la literatura, desde el punto de vista del escritor, de la obra, del lector o de lo que normalmente llamamos “realidad”. El esquema de Roman Jakobson pàra representar la comunicación lingüística, es util para distinguir los diversos puntos de vista:
CONTEXTO
EMISOR MENSAJE RECEPTOR
CONTACTO
CÓDIGO.
Un emisor dirige el mensaje a un receptor, el mensaje utiliza un código (normalmente un idioma que ambos conocen), posee un contexto (o referente) y se transmite por medio de un contacto (un medio, como puede serlo una charla un teléfono o un escrito). Para nuestros propósitos podemos eliminar el “contacto”: en efecto, para los teóricos de la literatura no posee interés especial ya que (excepto en el caso de las representaciones teatrales) éste siempre se lleva a cabo por medio de la letra impresa. Así, el esquema queda del siguiente modo:
CONTEXTO
ESCRITOR OBRA LECTOR
CODIGO
Si adoptamos el punto de vista del emisor, damos prioridad al uso emotivo del lenguaje; si nos centramos en el contexto, aislamos su uso referencial, etc. De modo similar las teorías literarias tienden a dar mayor énfasis a alguna función en detrimento de las obras. Si tomamos las principales teorías objeto de nuestro estudio, podemos colocarlas en el esquema del modo siguiente:
MARXISTA
ROMANTICA FORMALISTA TEORIA DE LA RECEPCION
HUMANISTA
ESTRUCTURALISTA
Las teorías románticas hacen hincapié en la mente y la vida del escritor; las teorías orientadas a la recepción (crítica fenomenológica) se centran en la experiencia del lector, las formalistas concentran su atención en la obra en si misma; la crítica marxista considera fundamental el contexto social e histórico; y la estructuralista llama la atención sobre los códigos utilizados en la elaboración del significado.
Por otro lado existen campos teóricos recientes: feminismo, posestructuralismo, posmodernismo, poscolonialismo, teorías gays, lesbianas y homosexuales de la literatura, que fomentan la reinterpretación global y el cambio de las formas del discurso literario.
La literatura puneña y educación.
¿Canon literario?
Establecer criterios selectivos de autores y obras para su inclusión en el currículo de todos los niveles y modalidades.
Es importante construir un curriculum regional conn relevancia social, pertinencia cultural y significatividad personal. Dicha construcción debe convocar a todos los actores sociales y no como se hace hoy sólo con la participación de UGEls que en realidad sólo son especialistas de la "réplica" es decir, especialistas del centralismo.
Lo mismo ocurre con las políticas educativas regionales que se han elaborado sin responder a politicas culturales que no existen en Puno.
Conferencia: Literatura puneña
Cultura andina, globalizacion y educación.
Walter Paz Quispe Santos
Hay diversas maneras de abordar la relación de la cultura andina, globalización y educación.
Una de ellas y tal vez la más pertinente es, la que nos plantea los estudios culturales. Según Alain Touraine “Tenemos pues la necesidad de un nuevo paradigma; no podemos volver al paradigma político, fundamentalmente porque los problemas culturales han adquirido tal importancia que el pensamiento social debe organizarse en torno a ellos” (Touraine: 2005: 13)
Para estudiarlo Michel Foucault usó la noción de discurso. Y lo hizo con tal éxito que ya no se habló más que de narrativas sobre todo en el mundo occidental. Así se pasó de un lenguaje social al lenguaje cultural.
Los discursos ayudan a iluminar conjuntos históricos que no pueden ser reducidos nunca a formas de dominación, donde las protestas, conflictos, las reformas ocupan un lugar tan grande como las coacciones del poder. Un discurso no sólo es instrumento de dominación, sino igualmente un instrumento de la construcción de las defensas, críticas y movimientos de liberación. Todas estas formas de resistencia se basan en principios no sociales de legitimación. Todo discurso es una forma particular de apelación a una figura u otra de lo que por ejemplo Touraine denomina el sujeto y que es la afirmación de formas cambiantes, de la libertad y de la capacidad de los seres humanos para crearse y transformarse individual y colectivamente.
La subjetivación es decir la creación del sujeto, no puede nunca confundirse con la sujeción del individuo y la categoría. No estamos encerrados, nunca estamos reducidos a decir que no podemos hacer nada. La idea de discurso da lugar a la luz como a la sombra. Es decir a lo dominante y a lo dominado. Por ejemplo:
La noción de civilización en occidente se construyó a partir de la represión del incivilizado, del ignorante, etc. Todos los mitos griegos y romanos así lo testifican.
Así surgió en Filosofía la racionalidad aristotélica: lo perfecto debe gobernar a lo imperfecto.
Entonces la creación del otro, responde a formas de construcción de occidente. Por lo que ahora en las condiciones actuales es imposible explicar el devenir de la cultura andina al margen de la cultura occidental.
Por ejemplo: de acuerdo con la racionalidad occidental: lo perfecto lo constituyen las formas y costumbres españolas y europeas, y lo imperfecto todas los sistemas religiosos, políticos, culturales de los andes, de aimaras, quechuas, puquinas, urus, callahuayas, etc.
Anibal Quijano, nos dice que es imposible explicar la realidad peruana al margen del colonialismo: colonialismo del poder y colonialismo del saber.
Ejemplo: la idea de lengua española y no castellana en los atlas geográficos, la sucesión de los 14 incas responde a los esquemas occidentales de la sucesión de reyes. Los cánones renacentistas de evaluación y valoración del arte andino, etc.
Las consecuencias de esa visión son: el desencuentro de dos culturas: la una quebrantada e inerte y la otra incipiente y sin originalidad, dos formas de vida inconexas y mutuamente excluyentes que constituyen el trasfondo del gran problema de la personalidad andina. El mismo también se manifiesta como un fenómeno general del desdoblamiento y mistificación de nuestras instituciones, las ideas y los valores.
Hay de este modo un proceso cada vez más agudo de deformación de la mentalidad popular que entraña una despersonalización creciente de la región y del país. Difícilmente podemos hablar de una cultura puneña, existe más bien una variedad de culturas separadas y dispares con marcadas diferencias a nivel y amplitud y difusión. Como lo sostenía Sebastián Salazar Bondy, en el conjunto de la sociedad peruana y la cultura se carece de una norma fundamental, de un principio integrador, gracias al cual los particularismos se resuelven potenciándose hacia la unidad: hibridismo y desintegración son, así dos rasgos de nuestra personalidad cultural y eso conduce a la mistificación de los valores, la inautenticidad y el sentido imitativo de las actitudes, la superficie de las ideas y la improvisación de los propósitos.
Ejemplo: el cholo surgente.
En consecuencia, decir que el puneño, juliaqueño, cusqueño o andahuaylino, es un ser alienado equivale a decir que piensa, siente, actúa de acuerdo a normas, patrones y valores que le son ajenos y que carece de la sustancia histórica de la cual depende su plenitud y prosperidad como pueblo.
¿Existe y existió una construcción ética del otro? Para verificar tales elaboraciones occidentales es necesario verificar:
Los diccionarios: diccionario de Nebrija, de autoridades, diccionarios actuales y que definiciones y colocaciones proponen para las culturas andinas, aimaras, quechuas, etc. Las nociones de folklore, indígena, indio, pueblos originarios, etc. Los textos escolares y verificar como están representados los aimaras, quechuas y culturas amazónicas. Los discursos cotidianos de las personas, autoridades, congresistas, el catolicismo (bautismo), los medios de comunicación social, y la educación, etc.
Consecuencias: las comunidades campesinas se reconocen como quechuas y aimaras pero sienten vergüenza al decirlo. Viven el estigma cultural.
Hay que observar también: los eventos discursivos institucionales como el Brisas del Titicaca y de Ate en Lima, o los discursos pedagógicos de las escuelas públicas o privadas del turno diurno y la nocturna. No sólo ello, sino también lo que sucede con las fiestas en el Club de Tiro en Puno.
La noción de cultura andina surge, a partir de las reflexiones críticas para afirmar la identidad. Por tanto, también es una creación intelectual.
• Para algunos procede de los andes:
• Para otros procede de la noción de ANTI, uno de los suyos del Tahuantinsuyo.
A todo esto: la cultura andina, es consecuencia de la reflexión de algunos criterios:
• El geográfico: que usamos para llamarnos a partir de la geografía: somos puneños, juliaqueños, cusqueños, paceños, cochabambinos.
• El lingüístico: que usamos la lengua como base de nuestra identidad, somos aimaras, quechuas, machiguengas, guaranies.
• El histórico cultural: la que toma en cuenta las dos anteriores para afirmar identidad.
La noción de cultura andina aspira a ser el eje vertebrador del desarrollo de la personalidad de las personas y pueblos. De allí la afirmación que somos andinos, nuestra cosmovisión y prácticas sociales son andinas. También hay expresiones más reducidas al contexto del sur que algunos como los de la iglesia llaman surandino. O las expresiones normativas onomasiológicas de: andinidad y andinismo, en una visión más específica y menor: puneñidad y puneñismo.
Ahora bien: la globalización cultural y sus virtualidades, que en realidad son un efecto colateral de los procesos de políticos y económicos son consecuencia del capitalismo de producción y consumo, y que también surge producto de las virtualidades y asociaciones con los medios de comunicación una modalidad de capitalismo: el capitalismo de ficción que se ha convertido en un instrumento más eficaz de dominación y persuasión. La asociación empresa y medios de comunicación son perjudiciales para cultura andina por cuanto buscan el desarrollo de un pensamiento único.
La globalización por lo tanto, es producto de una ideología de la eficiencia social que responde perfectamente a la racionalidad de que lo perfecto debe gobernar a lo imperfecto.
La imagen de la cultura desde la metáfora de la globalización nos permite entenderlo desde varias perspectivas:
1. como condición necesaria para que una cultura persista y sea vivida por sujetos.
2. en tanto que es apreciada como la dinámica que provoca el mestizaje cultural difuminando fronteras entre culturas y,
3. como actitud epistemológica para ver los problemas del mundo y la dinámica desde una perspectiva global.
Sin duda la globalización es una forma de colonización cultural de los fuertes sobre los débiles, y la preocupación andina y muy legítima es como hacer de ella una dinámica natural de intercambios inherentes a las culturas para que ciertas reglas sean recíprocas. La globalización crea además nuevas desigualdades a la hora de poder extraer beneficios: acceso al conocimiento, a la comunicación, a la comunicación, a la tecnología, etc. Si los Estados – Nación modernos no han aniquilado culturas locales en su seno, o no han podido hacerlo del todo, la globalización a escala más amplia tampoco lo va hacer. Para ello es importante repensar nuestra educación desde nuestra cultura, y la mejor forma de hacerlo es formulando políticas culturales y educativas que tengan legitimidad y consenso para la sociedad andina.
La educación latinoamericana y peruana, y la sociedad andina en general vive un proceso de imposiciones coercitivas en el plano educacional de dos discursos patrocinados por el Banco Mundial, el BID, en acuerdo con los gobernantes de cada país: uno de ellos es el discurso pedagógico basado en las competencias de sustento cognitivo y el otro discurso es el basado en el pensamiento estratégico – pragmático que modela los procesos de administración y gestión organizacional. Dos discursos que buscan asegurar el pensamiento único y neoliberal que chocan frontalmente con los intereses y necesidades ecológicas, sociales, culturales e históricas de nuestros pueblos andinos y el congreso que hoy nos convoca nos servirá de mucho para enfrentar contra esas posturas eurocentristas y norteamericanizantes y hacer de la cultura andina una realidad porque el destino de nuestros pueblos nos pertenece a todos.
Conferencia: Congreso Nacional de Cultura Andina - Puno.
La lengua de los Qhwaz-zh zhoñi
Walter Paz Quispe Santos
Los Qhwaz-zh zhoñi, en la variedad Chipaya de la familia lingüística Uro, quiere decir “hombres del agua”; y es como se autodesignan los Chipayas para diferenciarse de los “hombres secos” o advenedizos aimaras, a quienes se les conocía y conoce con el nombre genérico de tozha que en Uro significa “extranjero”. La autodenominación es semejante y paralela a la que empleaban los uros del Lago Titicaca, que se consideraban a sí mismos qut-zh zhoñi u “hombres del lago” nos dice Rodolfo Cerrón Palomino quien acaba de publicar un monumental estudio titulado “El Chipaya o la lengua de los hombres del agua” (fondo editorial PUCP 2006).
El estudio nos ofrece por primera vez una descripción detallada y completa de la variedad Chipaya de una de las lenguas más antiguas del altiplano peruano-boliviano; y que para sorpresa de muchos investigadores aún cuenta con una comunidad lingüística reducida que lo habla actualmente en el pueblo de Santa Ana de Chipaya que está situado en la parte oriental de la provincia de Sabaya, a unos 200 kilometros de la ciudad de Oruro - Bolivia. Pero que en tiempos prehispánicos, era de uso general entre los pueblos lacustres y ribereños comprendidos dentro del eje acuático Titicaca – Poopó, los que estuvieron en contacto, sobre todo en la hoya del gran lago interior con pueblos de habla Puquina. Rodolfo Cerrón Palomino, además explica que a lo largo de su historia fueron sometidos por grupos de distintas lenguas, en especial puquinas, aimaras y quechuas, en ese orden. De manera que la lengua primordial, fragmentada a lo largo del eje lacustre, fue siendo absorbida gradualmente por tales idiomas, hasta no quedar en la actualidad sino dos variedades: el iru wit’u, en la naciente del Desaguadero, y el Chipaya, al norte del Salar de Coipasa, estando en virtual proceso de extinción irreversible, como aconteció en la primera mitad del siglo XX, con el ch’imu, hablado en la bahía de Puno, y con el uru-murato, de las riberas del Poopó.
Sobre el término “Uro” Cerrón sostiene que tendría un origen quechua, que significaría “insecto” o “bicho”, también “persona o animal de tierna edad”, acepción de sentido metafórico, en cualquier caso, aplicado el término a una persona mayor o a un grupo social, no podía tener sino un matiz despectivo. Esta designación guarda relación con la forma como eran llamados no sólo los pueblos originarios del lago sino también ciertos ayllus no reales del Cuzco; por lo que no se extraña de que haya pasado a ser una designación privativa y estereotipada como “bárbaro” e “indómito”, incapaces de tributar; y de allí, posteriormente, a todo pueblo que, en la colonia tenía una semejanza socioeconómica con ellos.
Me reservo el comentario y la reseña lingüística para una publicación especializada, pero atendiendo al interés informativo del diario “los andes” me permito compartir algunas palabras y oraciones del mencionado estudio que seguramente nos dejará pensando sobre los signos y sonidos con que se comunicaron y soñaron nuestros antepasados del lago y los que conservan aún viva la lengua uro.
Numeralia: tshii ‘uno’, pizk ‘dos’, chhep ‘tres’, paqpik ‘cuatro’, phisqa ‘cinco’, sujta ‘seis’, paqallaqu ‘siete’, kimsaqallaqu ‘ocho’, llatunka ‘nueve’, tunka ‘diez’. En esta parte Cerrón nos aclara que “al igual que en el puquina y el quechua, el sistema numeral del chipaya es decimal. Sin embargo, de los números cardinales del protoidioma, la lengua sólo retiene los cuatro primeros, mientras que los restantes fueron tomados del aimara” (pág. 104).
He aquí una muestra de la oración uro-chipaya:
Zhoñi ititi tan-chi-tra ‘el hombre atrapó una pariguana’
Paku-ki mizi tr’at-chi-tra ‘el perro mordió al gato’
Wer An-a-kiz t’anta thaa-u-tra ‘yo doy pan a Ana’
En el apéndice de la publicación existe una muestra textual uro sobre el relato cosmogónico del “Tata Sabaya y el Sajama” en una de las tantas versiones que circulan en el labio de los chipayas. Los personajes hacen referencia a los volcanes inactivos de Sabaya y Sajama:
“Hazi-ki wer tii kintu kint-a-tra Sajama-zh-tan tata Saway-zh-tan. Tuki timpu tii naka-ki thowthowa-ta-zh khi-ñ(i) khiy-la. Halla neqz-tan tshaa tur-a-kiztan ap-thap-z-t-qal-tra. Puku-Itan-pacha, nii-naka-ki naa tur-a-tan parli-ñi-ta-qal-tra. Tshii nooj puku-Itan zal-zhku qich-as-t-qal-tra naa tur-a-kiztan. Sajama-ki at-kiz trak-z-t-qal-tra: izhqi zat-chi-pacha. NSU-kiz tata Sawaya-ki zmali zhaju-z-t-qal-tra Sajam-zh-japa. Neqz-tan, tata Sawaya-ki zh-parli-t-qal-tra oqchapk-zh-tan. Nii oqchaka khi-t-qal-tra qos-uñ qhuya cuy-a-jo, nii Sajama t’es-zhin-z-japa. Halla nuzh manti-t-qal-tra nii tata Sawaya nii oqpachaka-nak-zh-kiz. Neqz-tana-ki, nii yuca phom-z-t-qal-tra. Ni-zhta-kiztan Sajama taj q’ol-z-t-qal-tra…”
“Ahora contaré el cuento del Sajama y el Padre Sabaya. En tiempos lejanos dicen que estos personajes eran bastante jóvenes. Fue entonces cuando se enemistaron por una joven. Coincidentemente, los dos habían entrado en tratos con la misma joven. Un día, encontrándose los dos, se habían peleado por ella. El Sajama se había dado un puñetazo en la boca del Sabaya, haciéndole zafar los dientes. A raiz de eso el padre Sabaya quedó sumamente enojado con el Sajama. Entonces, para vengarse, el padre Sabaya les habló a unos topos. Les pidió que construyeran una casa debajo del Sajama para que este se hundiera. Así les ordenó el padre Sabaya a los topos. Entonces, a causa de los tuneles, la tierra se hundió y el Sajama cayó, quebrándose la espalda…”
Sin duda, la publicación de Rodolfo Cerrón Palomino, complementa y aclara mejor los estudios iniciales sobre el Uro Chipaya de Alfredo Torero, publicados en la Revista Andina y su libro “Idiomas de los andes, lingüística e historia” (IFEA – 2002) y los estudios de Jean Vellard, Natham Wachtel, y otros investigadores que han contribuido al esclarecimiento del panorama lingüístico de la cultura andina.
fuente: los Andes
sábado, octubre 07, 2006
Gitano es mi corazón.
Walter Paz Quispe Santos
Conocí a los gitanos por causa de una doncella que vi tomar todos los días el metro desde Badalona hasta el centro de Cataluña. Eran los días de la primavera mediterránea después de mi convalecencia de un accidente, y mucha pasión por causa de esa mujer roma a la que no conseguí interesar por más empeño que puse en las visitas por el barrio donde andaba con una elegancia y belleza turbadora. Fuera porque no me sentía capaz de poner orden aquella turbación o porque parte de mis proyectos no salieron como lo había planificado debido a mi quebrada salud que me internó en el Hospital del Mar. La historia que ahora voy a contar es un benévolo desquite de aquella frustración romántica e intelectual tras los últimos meses que pasé en Barcelona, y un homenaje al pueblo gitano que como muchos sólo conocía a través del estereotipo, esa visión sesgada de la realidad que muchos construimos por falta de acercamiento y verdadera práctica intercultural.
Mi visión sobre de los gitanos era aquella de seres errantes sin un lugar de residencia fijo en la tierra que se desplazaban de lugar en lugar, sacando la suerte a las gentes. Complementaban esa mirada los pequeños campamentos que muchas veces ellos levantaban a su paso por Puno a la entrada de la urbanización Chanu chanu, como si fueran pequeños circos en miniatura. Pero, mi persecución infructuosa a la hermosa joven gitana desenmadejó una historia matizada con algunas diferencias digna de toda una experiencia a contar.
Todas las mañanas me levantaba de madrugada con el vivo interés de ver a la muchacha romaní. Ella casi siempre tomaba el metro a las ocho de la mañana, y yo sabedor de su habitual rutina, lo esperaba faltando unos diez minutos en la boca del metro. Cuando de pronto se aproximaba a la entrada, yo me metía a la estación donde se espera el paso del metro. Allí a unos pocos pasos y a veces a centímetros espiaba y contemplaba su sonrisa encendida con hermosos aretes y un peinado colosal que hacían un juego perfecto con el vestido de colores vivos que traía puesto. Mis formas de llamar la atención no lo inquietaron en nada. Muchas veces lo seguía hasta el lugar donde ella abandonaba el metro y luego lo veía desaparecer en medio de la multitud de la gran avenida de las ramblas.
Este seguimiento fue un ritual por días enteros. No entendía por qué no prestaba atención a todas mis miradas seductoras que muchas veces le regalaban una flor imaginariamente. Pero cuando me atreví a entablar una conversación con ella fue cuando comprendí que no le estaban permitidos las amistades y amores con extraños. Yo era sin duda un extraño para ella, y darme un mínimo de afecto era quebrantar uno de los principios romas celosamente guardado por generaciones. Luego de muchas indagaciones sobre la historia del pueblo gitano pude saber que se enamoraban y casaban sólo entre ellos y que no permitían forasteros o foráneos, y menos advenedizos como yo.
Los gitanos son un pueblo con una cultura ignorada por el resto de la sociedad, sobre todo española. La mayoría de las instituciones tienen una concepción más social que cultural del pueblo romano –nombre con que prefieren ser llamados muchas veces-. La concepción personal de la vida, según me contó mi codiciada interlocutora se basa en parámetros legendarios de relaciones familiares interdependientes que constituyen sus leyes sobre los que giran la vida cotidiana romana. Según pude comprobar, ellos tienen un origen indio y europeo de concreción, y por supuesto tienen una proyección transnacional, por eso muchos escritores lo llaman los “verdaderos ciudadanos del mundo”. El origen indio del pueblo gitano – en concreto el nor oeste del subcontinente indostánico, que comprende las regiones de Punjab y Sinth, es rememorado constantemente por la mayoría de ellos. Algunos refieren que en el siglo IX los musulmanes invaden india y los indios que vivían los territorios nor occidentales de la península indostánica emprenden una odisea con dirección al oeste. La segunda migración se produce en el siglo XIII, cuando arriban los mongoles y el éxodo gitano fue masivo. Luego Grecia y Armenia fueron importantes lugares de concentración para luego diseminarse por todo el mundo.
El sistema de valores de los roma definen una forma particular de afrontar la vida. Son valores profundamente humanos el amor a la vida y la libertad, tanto individual como colectiva, el respeto a las personas mayores, la solidaridad con los que conviven, sobre todo ante la muerte de un semejante o familiar y el espíritu de la no violencia. La lengua que hablan es el romano, una lengua gitana universal, y dentro de ellos se encuentra el Kalo que es una de sus variantes dialectales.
El temor o la prohibición de enamorarse por un “desconocido” y otras culpas son abordados por un tribunal llamado kris, la función del cual consiste en determinar responsabilidades y sancionar la falta. Integran el tribunal los gitanos de más prestigio de la comunidad. Y lo que más me llamó la atención es el hecho de que las mujeres pueden estar presentes en la asamblea pero no participan de las decisiones. Las sanciones que aplican son desde la entrega de algunas sumas de dinero, la pérdida de reputación en la comunidad gitana hasta la expulsión.
Tienen algunos rituales y ceremonias tradicionales muy parecidos a las prácticas andinas, como por ejemplo, la celebración del nacimiento y adjudicación de un nombre (bávine) el bautizo (kristeñe) el funeral, las celebraciones de una virgen (Sláva), la bienvenida de honor a un gitano importante (pachíu) y el ritual del restablecimiento de la salud de un gitano enfermo (Kurvano) que continúan con el vigor y la vitalidad que sostiene la cultura gitana.
Sin duda los gitanos, -sobre todo la belleza romaní o gitana- ha inspirado a poetas y narradores como Cervantes y García Lorca, pintores o escultores como Romero de Torres, Zuloaga y Mariano Benlliure; cineastas como Rovira Veleta quien dirigió “Los tarantos” y a muchos músicos como Falla, Albeniz por citar nombres. Pero sobre todas las cosas si hay algo que te atrapa en las inmensidades de las emociones es sin duda la música del flamenco, con el particular parnaso gitano: Carmen Amaya, Sabicas, Manuel Torre, La Ñiña de los Peines, Antonio Mairena, Manolo Caracol, entre otros.
Estos fragmentos irregulares escrutados de la memoria de la guapa gitana cual descoloridos retazos de vida están poblados de muchos episodios y recuerdos tristes de dolor y xenofobia que sufre el pueblo gitano, y cuyo padecimiento motiva esta confesión que más que un cuaderno de viajes es un testimonio de solidaridad y también para expresar que mi corazón es gitano. “Amèntsa, amèntsa khetane thaj na korkore ke feri khetane sam zurale”.
Fuente: Los Andes.
miércoles, octubre 04, 2006
¿Miedo a la evaluación?
Walter Paz Quispe Santos
El gobierno ha colocado el tema de la evaluación docente como una medida a aplicarse el mes de diciembre. Todos han advertido el anuncio como precipitado y arbitrario y sobre todo los docentes que anuncian una huelga contra estas medidas. Pero existe en realidad un ¿miedo a la evaluación?
En el magisterio peruano, evidentemente existen profesores desde la A hasta la Z, es decir; desde los buenos hasta los malos, como en cualquier institución pública o privada. Y ciertamente el tema de la evaluación asusta a algunos y a otros no tanto. Preocupa a los que han usado el magisterio como un verdadero refugio de su fracaso académico. Esta demostrado que los muchos de los que ejercen la carrera docente han elegido la misma porque no han logrado ingresar a otras carreras profesionales y en última instancia ser profesor significa para ellos un consuelo a su miseria intelectual.
También debe asustar a los que usando el carné de aprista han ingresado precisamente en el primer gobierno de Alan García y luego no se han profesionalizado aun y si lo han hecho, seguramente en instituciones universitarias de dudosa reputación, los sábados o domingos, ó a distancia. A ellos si debe preocuparles el tema de la evaluación.
Y por supuesto, a los que han egresado de algunos institutos superiores privados y algunas universidades sin calidad, de esas que reparten títulos como “casinos o naipes” allí donde la enseñanza superior no universitaria y universitaria es una verdadera estafa intelectual.
Debe preocupar así mismo, a los que después de haber egresado no se han preocupado por estar actualizados, porque según ellos en educación nada cambia, todo sigue igual. Aquellos de mentalidad topográfica que creen que todos los objetos están en su lugar por lo que no había necesidad de capacitarse, y los que tienen una mentalidad metereológica que comparan la tarea docente como el tiempo cambiante, sin duda deben estar riéndose del anuncio presidencial.
A los que han elegido la carrera magisterial por vocación y han egresado de instituciones de formación magisterial serias no les preocupa el tema de la evaluación. Mas bien están pendientes de que las reglas de la evaluación docente sean claras y no sean concebidas como una sanción o tengan un carácter punitivo. Y en ello tienen razón, porque con gobiernos demagogos que dicen una cosa y luego hacen otra, es legítima la desconfianza; es importante que haya normas y leyes que sean respetadas por todos.
Sin duda, la evaluación docente ayudaría a detectar problemas y priorizarlos luego para resolverlos a través de una formación continua de docentes. Para nadie es novedad que existe una correlación entre el bajo rendimiento de los estudiantes con las deficiencias cognitivas de los docentes. Así lo demuestran las últimas evaluaciones tomadas para el ingreso a la carrera pública magisterial donde sólo un 3% aprobó la prueba y el resto ha ingresado a trabajar con notas desaprobatorias. Y esa verdad no lo podemos ocultar. Como es inocultable los resultados de las pruebas internacionales y nacionales sobre rendimiento de nuestros estudiantes donde estamos ubicados en los últimos lugares.
Además llama la atención que el Ministerio de Educación ahora esté preocupado en conocer resultados de sus diversas capacitaciones a través de terceros, sobre todo ONGs y otras instituciones improvisadas para tal propósito, eso significa que no cuentan con sistematizaciones de la formación continua de docentes. Es lamentable que la irresponsabilidad presida los actos en la institución rectora de la educación del país. Allí es urgente una evaluación, porque esta institución ha sido utilizada por diversos gobiernos y también por el actual como escenario del clientelaje y camarillaje político. Muchos “especialistas” ahí se encuentran por recomendaciones de congresistas, viceministros y demás ayayeros del gobierno. Si queremos practicar una cultura de la evaluación, partamos por casa, evaluemos y no permitamos que gente sin el respaldo académico debido siga practicando la “cultura de la copia” y el “remedo” de ideas importadas de otros países sobre todo europeos y norteamericanos. ¿La solución de nuestros problemas educacionales se encuentra fuera del país? ¡Hay que evaluar el voyerismo pedagógico¡
Que la evaluación traiga salud profesional a nuestros docentes, es una de las formas de mejorar la educación, pero si esta es sólo para buscar chivos expiatorios de todo el desorden educativo de varios gobiernos de turno no servirá de nada. Como no sirve de nada que la evaluación solo se use para devaluar más la función docente y hacer de nuestra educación en un verdadero pandemonio del que no podremos salir jamás.
Fuente: Los Andes
martes, setiembre 26, 2006
El Obituario del Buho
B A B L Ú
Hoy
que
en
tus
labios
arden bosques de risas
Ariadna
los
árboles
sueñan
con
un
bosque.
UNO
He plantado el silencio en la zona mas profunda de la noche.
Espero de ella la humilde voz de la luciérnaga.
Guardo silencio reverente y Morfeo me vigila.
Bebo del ojo de sus manantiales la vía láctea.
Prefiero esconderme en alguna roca astral, zambullirme en su senda celeste.
Estoy acostumbrado a leer el silencio mientras la alegría duerme entre pañales de nubes (todavía es niña y sueña con una madre de cristal).
De sus páginas salta una mariposa no impresa y revolotea por lugares no cartografiados de la tristeza. Desparrama garúas sobre la música extendida.
La luna es una burbuja donde refugia sus nostalgias el amor.
DOS
La nostalgia nace a cada instante. Gime la alondra al parirla. Es una salamandra que recorre las cuerdas del violín para proferirla, herirla, arrastrarla con su arco de frío sin piedad y descorazonarla.
Es una abeja que vuela mil novecientos noventa y nueve veces para crear una rosa. Su destino es vagar sobre la hiel de una hoja marchita.
Descansa en el granizo de las nieves perpetuas. Agita sus alas y retorna a su infancia glacial.
La nostalgia siempre muere de amor.
TRES
Esta es una ceremonia rosada del tiempo. Una rima melancólica de la lluvia que cuando uno bebe sus aguas olvida su nombre.
Cuando la amargura penetra en los estolones del melocotón, se acurruca el amor, brincan sus sombras, se hacen a un lado.
Se arrastra rumorosamente el caracol sobre las teclas de un viejo plano. Se libera una melodía acuática. ¿Es Haendel o Debussy? ¿Quien es? Es un grillo que canta a los mares y ríos y cuando deja de cantar, amanece.
CUATRO
Eres la huella digital de la lluvia. La sucesión vertical de burbujas de música que cuando se rebela el tiempo parte en dos el siglo.
¿Leerás mi idioma ignorado? Esa inscripción sepulcral en la frente mítica de la tarde. La memoria tierna agujereada por el silencio encogido y desgranado.
Yo soy el hilo infinito que viaja a tu universo dormido. Abatido como el rumor triste de la alondra en la orilla lejana.
He metido la mano en el fondo del aire, lejos, muy lejos, en los pórticos agrietados de la borrasca buscando tus ojos claros y sólo he encontrado tu nombre.
CINCO
En el movimiento de la luna la cronología del amor es la oscilación de la ternura.
Un ciclo de andanzas íntimas donde los rastros son péndulos que cuelgan como enredaderas enamoradas del muro de la angustia.
Huellas de continuidades donde la actualidad se encuentra depositada en la maleta de viajes de la nostalgia.
La coronación de la soledad tiene por ceremonia la desintegración de horizontes que trazan las aves sobre alfombras destruidas.
Y el universo es un dulce cajón donde las inmóviles florescencias de tu cara permanecen como gastados materiales de un tiempo sepultado de sonrisas.
SEIS
Vivo mi vida en un reloj viviente, medido por una clepsidra y el calendario, no se si soy un río o la tormenta.
Su brevedad abre círculos a mi tristeza y me hace girar en torno a ella, a veces pienso que soy un coro de melancolías extraviadas en sus aguas.
Un silencio corto en medio de dos notas musicales que pertenecen a dos partituras distintas. Un pentagrama mudo que solo contiene una melodía no tocada.
Tal vez soy un suspiro incandescente florecido en un manantial que brota del pozo de tus ojos.
BLU
Voy
cerrando
estos versos matinales
para abrir las paredes
de tu piel mineral
buscar
el
secreto
de tu
corazón aciago,
cavar
la
noche
profunda
y
beber
la agonía de melancolías heridas
de pozo amargo
de
tu
música callada.
viernes, setiembre 22, 2006
El cangrejo en campaña.
Walter Paz Quispe Santos
El cangrejo
El cangrejo como simbolización en política es una metáfora conceptual y cuya proyección metafórica ANIMAL / ALGUIEN SE PARECE A EL EN SUS HECHOS, nos permiten establecer algunas correspondencias semánticas y semióticas que permiten la aparición de expresiones variantes de moverse con reculadas retrógradamente.
El dominio de origen, sería: animal crustáceo decadópodo, que se mueve lentamente y sin rumbo definido.
El dominio destino, sería: construcción en sentido comparativo para ponderar las acciones lentas y retrógradas, de algunos políticos desorientados por una neurosis de poder.
Correspondencias ontológicas:
Un proceso político que no avanza, se corresponde con el movimiento del cangrejo que no sabe para donde moverse y no permite el avance de sus congéneres.
Correspondencias epistémicas:
Si un político no tiene un programa político, miente o improvisa su política no permite el desarrollo de sus gobernados, el pueblo o una región.
Si un político sólo se mueve en un mismo lugar sin mostrar avances significativos, se encuentra en un punto muerto, patinando en el mismo sitio, estancado sin conseguir ningún objetivo ni meta. Es decir no se avanza, no hay desarrollo.
Este fenómeno de creación léxica para el lexicólogo que lo encuentra en el habla popular, o el terminólogo que lo ubica en el discurso político, es un ejemplo singular de polisemia, es decir, de la riqueza creadora de la lengua y sus usos. Y en el caso que nos toca comentar desde la actual coyuntura política se presta oportuno para usarlo, sobre todo cuando se evalúa las acciones de muchos políticos en el poder municipal o regional, y cuyos resultados son insignificantes, y que el pueblo que votó por ellos se encuentra frustrada por la demagogia, la corrupción, nepotismo y su falta de rendición de cuentas escandalosa.
En campaña.
Ciertamente campaña es un préstamo del ámbito del léxico de la guerra, significa conjunto de operaciones bélicas que se desarrollan en una época determinada o un espacio determinado. Por lo tanto, es un trasvase del lenguaje militar al electoral; así se dice que se trata de un periodo en que se llevan actividades persuasivas de convencimiento como la propaganda retórica destinadas a conseguir votos. Pero la campaña electoral no sólo se vale del discurso oral, sino del escrito, visual, el audiovisual, por lo que recurre mucho a las estrategias de la retórica. No la retórica devaluada esa que se usa comúnmente en el habla cotidiana y se dice “es pura retórica. La retórica en la campaña electoral ha desarrollado profundamente y sus aportes sobre todo en la comunicación social en general y la publicidad y propaganda en particular es innegable. Y claro, todos los candidatos son tributarios de ella, lo usan continuamente consciente o inconscientemente en sus discursos y los mismos presentan algunos rasgos que se han sistematizado y que ahora nos sirve como instrumentos para identificar mejor al mentiroso, al trufador, y sus consecuencias fatales para el desarrollo de nuestros pueblos. Por eso, en las siguientes líneas les presentamos algunas de estas estrategias usadas que nos ayudarán a tener una posición crítica frente al embaucador, el vendedor de cuentos chinos, y el mercachifle del politiqueo ramplón que al final termina como el cangrejo rechoncho, impopular, sin saber a donde ir, ni por donde se camina y si consigue hacerlo da tres pasos para atrás y uno para adelante.
La mentira en la política.
En política se recurre frecuentemente a la mentira: su papel es de ejercer una influencia y sólo accesoriamente brindar informaciones de la identidad política del candidato y el grupo informal al que pertenece. La mentira es una manipulación de signos que pretende siempre situar al elector en inferioridad con respecto a quien miente. La ventaja de la mentira en relación con el ataque directo está en que, por hipótesis el ciudadano puneño no sabe que se le está atacando, sino persuadiendo sutil y estratégicamente. Este tópico tiene una importancia porque hoy en día la organización de la propaganda está en manos de comunicadores sociales, y cuando éstos recurren a la mentira vuelcan toda su competencia “profesional”. Son sus mejores socios, y estos de manera prototípica le brindan más espacio en los medios y recurrentemente comentan mal de los adversarios del auspicioso contendor.
Uno de los principales medios que utilizan para ello es la información: dando falsas informaciones o sencillamente seleccionando las informaciones buscan modificar los juicios de los electores a favor de un candidato a cangrejo. Por eso una de las tareas del elector es defenderse de la mentira y buscar la resistencia crítica frente al engaño cotidiano público y mediático. Un ejercicio de profilaxis para identificar la mentira como programa político tiene las siguientes características: en primer lugar, el candidato a engañador siempre apelará al sentimiento por ejemplo al puneñismo o juliaqueñismo de los ciudadanos. El objeto de la mentira será para ocultar, inventar o deformar algo. El político puede mentir acerca de sí mismo, del contrincante, de un tercero o incluso del entorno. Los signos de la mentira que emplea, es que hace percibir discursos orales o escritos, imágenes, falsos personajes, objetos o fenómenos, falsas acciones, falsos documentos. Y no sólo eso, realiza algunas operaciones como: hacer creer que una cosa existe, cuando no existe; hace creer, opuestamente, que una cosa que no existe, cuando existe; o deformar una cosa que existe.
El candidato demagogo para mejorar su reputación omitirá o negará un episodio enojoso de su vida, por ejemplo una participación en una operación financiera fraudulenta. Inventara un episodio heroico para mostrar su emoción social y deformará los elementos de su biografía, como aducir que en la universidad alcanzó el primer puesto mientras que en realidad quedó clasificado en rango inferior.
Estrategias básicas del candidato mentiroso.
Las estrategias del discurso político electoral se basan en dos ideas generales:
• Hablar de Nuestros aspectos positivos.
• Hablar de Sus aspectos negativos.
Estas dos nociones permiten al candidato mentiroso a usar la estrategia de la autopresentación positiva y la presentación negativa de los demás. Estas dos características son comunes en movimientos políticos enfrentados y polarizados ideológicamente. Sin embargo, esta estrategia general sólo hace referencia al significado o contenido, y por lo tanto, es muy limitada. Una mirada diferente nos daría en siguiente resultado:
• No hablar de Nuestros aspectos negativos.
• No hablar de Sus aspectos positivos.
Pero para tener mejores y mayores “luces” para analizar y detectar al mentiroso es mejor fijarnos en su discurso tomando en cuenta lo siguiente:
Poner énfasis en Nuestros aspectos positivos.
Poner énfasis en Sus aspectos negativos.
Quitar énfasis de Nuestros aspectos negativos.
Quitar énfasis de Sus aspectos positivos.
Esta síntesis de estos cuatro aspectos fundamentales son básicos para encontrar los verdaderos rasgos ideológicos, políticos y las verdaderas intenciones del político que aspira a ser autoridad, sobre todo las falsas intenciones del cangrejo político.
Los temas
Los temas se presentan generalmente mediante proposiciones. Por ejemplo: “Ese aprista en el pasado fue fujimorista”, “Ese señor es un tránsfuga”, “El candidato X se robó mucho dinero cuando fue regidor”, “El candidato que busca reelegirse es un ejemplo escandaloso de falta de rendición de cuentas”, etc. Así como existen temas representados por oraciones, existen también temas presentados por una sola palabra. Hay temas que sin duda el candidato mentiroso lo evita porque no conviene abordarlos, por ejemplo: la corrupción. Y otros son publicitados excesivamente, es que a veces ayudan a mejorar la imagen del candidato. Los temas son los que más recordamos del discurso de los políticos mentirosos y los mismos nos sirven para evaluar el avance o retroceso de un político, si cumple o no con sus promesas; los mismos siguen siempre el esquema de la autopresentación positiva o la presentación negativa del otro.
Hay temas que son explicados pero con un detalle minucioso, con la finalidad de presentar negativamente al otro, o al revés; para ensalzar las acciones benéficas, filantrópicas de manera positiva. Algunos temas son abordados con sencillez y otros de manera abstracta, los propósitos son claros: si se encuentra en una situación embarazosa, el candidato tratará de explicarlo de manera compleja buscando la confusión del elector y si hay algo que le parece valioso de ser valorado los simplificará hasta presentarlo didácticamente. También las desviaciones, trangresiones, amenazas, y diferencias le son útiles a la hora de hacer deslindes con los demás contrincantes.
En los temas también es importante fijarse en la coherencia, el candidato mentiroso cuando no conoce muy bien la realidad o le es ajeno un tema de agenda política es generalmente incoherente en su discurso. Los hechos definen la coherencia. Finalmente la sinonimia, paráfrasis, los contrastes, el uso y abuso de los ejemplos e ilustraciones, y sobre todo las negaciones: “yo nunca” “jamás haría”, “no es cierto”, etc., son recurrentes.
Los regalos
Por último el candidato mentiroso y candidato a cangrejo siempre anda con regalías, está inseguro de convencer sólo con palabras; esa inseguridad lo obliga a recurrir a regalías, auspicios, y demás estrategias de estímulo condicionado. El esquema Estimulo condicionado y respuesta condicionada del conductismo psicológico y de manipulación es eficazmente explotado. Los regalos siempre son entregados a “condición de”. Ese condicionamiento busca garantizar los votos, y muchas veces se ensayan pruebas de estimulo en serie a intervalo simple o regular, o variado.
El regalo como parte de la estrategia electoral, ha devaluado la práctica política. Observar que permanentemente se visitan centros poblados y comunidades con bebidas alcohólicas, bebidas gaseosas, camisetas para equipos de deportes, y otros, desfiguran por completo una auténtica fiesta electoral y el candidato a cangrejo los emplea con mucha frecuencia.
Estos son algunos de los gestos del cangrejo en campaña que busca votos no con un legítimo interés de servir a los ciudadanos ni conseguir el desarrollo de las provincias, distritos o la región íntegra, sino servirse de ella para la frustración de los electores y el futuro de nuestros pueblos.
Nuestro corolario final es no votar por un cangrejo aventurado a político, y para ello identificarlo bien porque sus consecuencias son irreversibles para nuestro desarrollo.
Fuente: Revista Escri-Viendo.
Transparencia y rendición de cuentas.
Walter Paz Quispe Santos
Hay un derecho comúnmente dejado de lado, obviado con una sutileza sorprendente, el derecho a saber de todas las personas. Tenemos derecho a saber qué pasa con la cosa pública, de cómo se invierten nuestras contribuciones, pero la indiferencia es tal que la falta de rendición de cuentas es escandalosa en todos los municipios distritales y provinciales, y mayor en el Gobierno Regional. Y más indignante es aun cuando los Alcaldes y el Presidente Regional van a la reelección.
Que las autoridades políticas rindan cuentas, es uno de los imperativos de la democracia y su cumplimiento no se puede dejar a la buena voluntad y gracia de los gobernantes. La ciudadanía regional, así como de los distritos y provincias quieren ver con transparencia el ejercicio de las funciones públicas, desean tener respuestas claras y veraces por ejemplo ¿Cómo se toman las decisiones en el gobierno regional y los municipios? ¿Cómo se gastan nuestros impuestos? ¿Cuánto ganan el presidente regional y sus consejeros? ¿Cuánto gana el alcalde y los regidores? ¿Cómo ingresan a trabajar el personal contratado a la administración pública?, ¿cómo se invierten los presupuestos públicos?, ¿Qué pasa con los servidores públicos que cometen corrupción? ¿Y por qué la ambición de la reelección, si estuvieron cuatro o cinco años ejerciendo el poder y no hicieron rendiciones de cuentas?
Exigir transparencia, sobre todo a los candidatos que buscan reelegirse, es una prueba de la luz, y las autoridades que se resisten a dicha prueba ocultan en la oscuridad de sus procedimientos muchas cucarachas de la corrupción. Por eso, el candidato a la reelección debe colocar en la vitrina pública la información veraz, confiable y explicada en un lenguaje comprensible, sin modificaciones ni complicaciones del manejo de cifras para no confundir al ciudadano, porque hay una estrategia del juego de los números muy empleado en las contiendas electorales y es eficaz cuando se las presenta como “informe del experto” en los cabildos abiertos y no se consigue con ella más que la desorientación.
Donde hay dinero, ahí debe estar la mirada del ciudadano y allí también hay una obligación del gobierno de rendir cuentas, de proporcionar información y un derecho del ciudadano de exigir esta información y de cuidar estos recursos públicos. ¿Se puede volver a reelegir a una autoridad si su falta de rendición de cuentas es escandalosa? La mejor estrategia de reelección es sin duda la rendición de cuentas y eso hace que el ciudadano tome decisiones mucho mejor informadas, posibilitando que la sociedad evalúe mejor los resultados de su gobierno.
Por ejemplo: los municipios y el gobierno regional son grandes compradores por excelencia, es decir, las adquisiciones que se realizan periódicamente. Y en ese tema, sería importante que los que van a la reelección exhiban testigos sociales sobre las adquisiciones, licitaciones y otros manejos económicos. Y no como ocurre corrientemente sólo el contador o administrador en contubernio con la autoridad de turno conocen cómo se hicieron las adquisiciones.
Transparentar la gestión pública de los candidatos a la reelección debe ser uno de los objetivos de los medios de comunicación en vez de la descarada campaña electoral a favor de uno. Hoy la democracia necesita afianzarse y la mejor forma de hacerlo es la transparencia. Sólo la transparencia nos ayudará a institucionalizar el cambio y nos va a dar como ciudadanos un mayor poder frente a la autoridad. Venimos de una tradición donde la norma era considerar la información del gobierno local o regional como privada, y lo que veíamos salir a luz era un acto discrecional del servidor público, lo que él quería dejar ver. Hoy en día la nueva concepción de la Política ha dado un cambio revolucionario, es que la información del gobierno es realmente pública, es de todos, cualquier ciudadano tiene acceso a ella.
Construir la transparencia es tarea prioritaria de la ciudadanía, porque si los Alcaldes y el Gobierno Regional están donde están es porque de algún modo los han enviado allí los ciudadanos. Y los ciudadanos no tenemos derecho a quejarnos de la política si toleramos que la falta de rendición de cuentas y la corrupción continúe, y la mejor forma de expresar “una tolerancia cero” a estos vicios es no votar por ellos. Lo que se debe hacer cuando se está en contra de las corrupciones y esa forma escandalosa de proceder con el bien público, no es rechazar la política y alejarse de ella, al retirarnos de la participación política sólo hacemos que “la política del beneficio propio” sea un monopolio de unos cuantos allegados a los aspirantes a la reelección. La mejor forma de limpiar la corrupción y los malos manejos económicos es intervenir en ella, no permitiendo que se embutan en el poder. Apartarse de la transparencia y tolerarla, o decir como se dice comúnmente “no importa que robe pero que trabaje” es permitir que los corruptos de la política saquen mas provecho y controlen el poder a su antojo.
En los tiempos del autoritarismo abierto y aceptado, era más fácil discernir entre los ámbitos del poder y la prensa independiente; la frontera la delimitaban, la censura, el amedrentamiento, la represión; hoy en día, donde el lenguaje del cambio es común, cuando se exige transparencia sólo se da a conocer lo que conviene a las autoridades y se sigue ocultando lo que no, la delimitación no es tan obvia. Por eso el periodismo puneño debe continuar con su tarea de denunciar los actos de corrupción, que del bueno se encarga la oficina de prensa, de la neutralidad los suizos, del justo medio los filósofos y de la justicia los jueces como nos lo dice Horacio Verdisqui.
Si alguna vez los campos del poder y la prensa independiente estaban bien delimitados hoy es asqueroso observar como algunos políticos y periodistas se mimetizan en la corrupción, por eso no es raro ver cómo algunos figuran hasta en las planillas de pagos de trabajadores de obras públicas. Hoy en día la antigua práctica de corromper la pluma y hasta la conciencia del periodista resulta anacrónica frente a la posibilidad de invitar al informador a adentrarse en el círculo del poder, a darle prestigio mediante el acceso a la información pública, que el funcionario filtra a su antojo, como si se tratara de un bien exclusivo de su propiedad. En cambio a los periodistas que buscan informar la corrupción y el ocultamiento de hechos les espera la censura del círculo íntimo, la desinformación y el desprestigio. ¿En qué es corrupto el periodista en estos casos? Se pregunta Enrique Roldos, y se responde el mismo: “tal vez no lo sea tanto por el hecho de recibir dinero de terceros como por el hecho de engañar a miles o millones de personas que no reciben lo que esperan de él”
Posicionar la transparencia y la rendición de cuentas como su mejor expresión es una capacidad que debemos desarrollar los ciudadanos y los medios de comunicación en los espacios públicos frente a los municipios y el gobierno regional, y esto nos ayudará a no permitir que algunos sigan convirtiendo la cosa pública en botín y festín en nombre de la democracia.
Fuente: Los Andes.
La festividad de la virgen de la candelaria y sus danzas
Walter Paz Quispe Santos
Querer eternizar la festividad de la Virgen de la Candelaria, introducirla juntamente con las melodías en una trompeta, asirla con nuestras emociones en las danzas y santificarla en los pedestales con fe es tal vez el atisbo social, o la solemne espera cuando el tiempo abre el alma de febrero. Esa intimidad nos condena a revivir el pasado y es cuando plantamos la nostalgia sobre la semilla del recuerdo para retrotraer lo que hemos guardado en las maletas del año anterior, las máscaras, polleras, pelucas, luces, los bordados relucientes y el calor. Generosamente la memoria nos devuelve nuevamente la devoción y la unción cristiana, y lentamente nos sumergemos en el fuego sentimental, y es cuando musitamos oraciones a nuestra virgen y las palabras que humean de los incensarios destrenzan músicas que nos abrasan y consumen fervorosamente en el movimiento, en la antigua relación de los hombres y mujeres que se reencuentran en la danza y la magia y el hechizo de sus pasos y coqueteos.
Vuelven a expresarse una vez más nuestras manifestaciones culturales, llegan como las balsas y los botes repletos de alegrías, o como rosadas nubes para florecer como rosas tropicales en la kullahuada o la kallahuaya. Vuelven siempre jóvenes despojadas de cansancios como en las diabladas o tuntunas, o solemnes y fastuosas como en los morenos y rey morenos, y al final después de darnos un beso se marchan en solitario como si nunca hubiesen existido. La festividad de la Virgen de la Candelaria es representación y contemplación a la vez.
La danza en Puno es conocimiento y liberación, una actividad poética del movimiento, el ejercicio espiritual de la cultura, y siempre tiene un valor de propuesta y de cambio; no sólo actúa de decodificador y crítico de las realidades que pasan ante nuestros ojos como sí solos fuésemos testigos de la historia. La Danza en Puno es ante todo un diálogo consigo mismo y con una tradición. No se danza desde la nada ni para nadie, y a veces se danza para uno mismo. En ese sentido nuestro yo espectador le da gracias siempre al yo manifestador; mejor dicho, al yo danzador. ¿Cómo transmitir esas emociones a audiencias acostumbradas a conocer hechos sólo a través de la lectura? Es preciso danzar, para sentir la danza, y es una manifestación de la sabiduría sobre lo que se siente y lo que se considera no sentir. La festividad de la Virgen de la Candelaria es inspiración y respiración.
La danza es además un nuevo raciocinio, es un nuevo estilo definido de inteligencia emocional y una necesidad práctica de todos. Se danza para liberarnos interiormente, para unirnos y reunirnos en la sublimación, la experiencia, sentimiento, la intuición y la organización de la felicidad personal y social; la danza pone en evidencia los límites del pensar y actuar, y revalora el sentir como dimensión olvidada de lo humano. Y el poblador puneño los justifica al encarnarlas, les da vida, les brinda el acento majestuoso de la presencia reveladora de la creación. Danzar es crear y el acto creador es manifestado en el arte, y el arte es un modelo de interpretación de la realidad, y la realidad es una representación de lo real; y, lo real es el mundo de la actividad concreta de los seres humanos. Sólo así comprenderemos la coreografía y el símbolo de quechuas, aimaras, puquinas y urus, callahuayas e hispanos que han hecho de la danza su epifanía, su esplendor de significados en Puno.
No hablamos de la danza puneña entendida desde criterios estrictamente geográficos donde se entiende como puneño todo lo que pertenece a Puno; es decir, al lugar; ni mucho menos usando criterios lingüísticos señalando una danza aimara, quechua, y otros, sino más bien desde una opción histórico cultural, o sea ubicando a Puno dentro del desarrollo andino y panandino que resulta a la luz de las reflexiones antropológicas la que más guarda relación con nuestro pasado, el presente y la creación de nuestros futuros posibles y deseables.
El itinerario que han seguido nuestras danzas han estado jalonados de momentos memorables e históricos hasta su agonía, por ejemplo el Padre Jesuita Ludovico Bertonio registró en 1612 como modos de danzar o bailar, la chiachiata, apalthata, ichuta, huayñufita, por citar algunas de ellas; hoy estas danzas ya no se ven, probablemente desaparecieron en la bruma de los tiempos y algunas cambiaron de nombre. Las danzas de hoy en expresión y contenido son manifestaciones de la modernidad, consagran el instante altiplánico y convierten el transcurrir histórico en arquetipo. Así los choquelas, o el carnaval de Socca, o la llamerada son consagraciones socioculturales. Consagraciones míticas, épicas o epopéyicas de la andinidad y el andinismo de nuestra contemporaneidad. Cada cultura concibe su propia modernidad y se vale de ella, esos procesos son producto de años de conflictos y resoluciones, de transformaciones y regularidades, de tesis y antítesis, de equilibrios y desequilibrios, que involucran costumbres e instituciones, los espacios físicos y ecológicos, la actividad productiva y la convivencia cotidiana, las creencias e ideas, los espacios interiores y mentales, las nociones del tiempo y el futuro. Así la andinidad que es concepción se expresa en el andinismo que es su realización. De algún modo, este movimiento rítmico impregnado de colores y sonido son expresiones de la sensibilidad de la diversidad, y la diversidad es hija de la historia. Cada etnia y cada cultura engendran la danza que el momento y el genio colectivo les dicta.
La dispersión de la danzas en mil formas en el espacio altiplánico y ribereño hacen que cada una de ellas tracen su historia y biografía, y cuyas tonalidades son como los matices del arco iris: el conjunto de sicuris Qhantati Ururi de Conima o el 27 de Junio Nueva Era, así como el conjunto de Sicuris del Barrio Mañazo no son más que el coro al sonido o al único lenguaje musical de la armonía, el ritmo o el contrapunto que es revelación de la libertad humana.
Finalmente, la Federación de Folklore y Cultura de Puno, institucionaliza la práctica de la danza, donde los movimientos y acciones de las danzas condicionan el curso del devenir. Allí nada ni nadie es inútil, todo contribuye a dar contenido a la sociedad. Las danzas dejan paso, rastro y huella en quienes la realizan y en el contexto intra e interpersonal en ellos generan afectos y expectativas, reacciones, experiencia e historia porque la condición humana de danzar es imborrable. Ni siquiera el olvido y la confusión que a veces encubren el origen y significado de nuestras danzas, pueden deshacer el acto de impedir de seguir danzando. La acción humana le da sello de creatividad, singularidad y originalidad, y por ello es imprevisible que deje huellas y señale “guiones” esquemas para acciones posteriores, cada acción del diablo o la china diabla que danza incorpora la experiencia pasada y genera la base para la nueva festividad que ya no puede arrancar de la nada.
La cultura social compartida, su consolidación en la danza, en el ejercicio de la libertad y la decisión libre, además de la actividad creadora es darle continuidad a las tradiciones. Y la danza, más que inventar realidades prolonga el pasado en el presente, la proyecta hacia todos nuestros futuros posibles y deseables por eso danzar en Puno y en la Festividad de la Virgen de la Candelaria es suscribir nuestros compromisos con nuestro destino porque el destino de nuestras danzas nos pertenece.
Fuente: Los Andes.
Querer eternizar la festividad de la Virgen de la Candelaria, introducirla juntamente con las melodías en una trompeta, asirla con nuestras emociones en las danzas y santificarla en los pedestales con fe es tal vez el atisbo social, o la solemne espera cuando el tiempo abre el alma de febrero. Esa intimidad nos condena a revivir el pasado y es cuando plantamos la nostalgia sobre la semilla del recuerdo para retrotraer lo que hemos guardado en las maletas del año anterior, las máscaras, polleras, pelucas, luces, los bordados relucientes y el calor. Generosamente la memoria nos devuelve nuevamente la devoción y la unción cristiana, y lentamente nos sumergemos en el fuego sentimental, y es cuando musitamos oraciones a nuestra virgen y las palabras que humean de los incensarios destrenzan músicas que nos abrasan y consumen fervorosamente en el movimiento, en la antigua relación de los hombres y mujeres que se reencuentran en la danza y la magia y el hechizo de sus pasos y coqueteos.
Vuelven a expresarse una vez más nuestras manifestaciones culturales, llegan como las balsas y los botes repletos de alegrías, o como rosadas nubes para florecer como rosas tropicales en la kullahuada o la kallahuaya. Vuelven siempre jóvenes despojadas de cansancios como en las diabladas o tuntunas, o solemnes y fastuosas como en los morenos y rey morenos, y al final después de darnos un beso se marchan en solitario como si nunca hubiesen existido. La festividad de la Virgen de la Candelaria es representación y contemplación a la vez.
La danza en Puno es conocimiento y liberación, una actividad poética del movimiento, el ejercicio espiritual de la cultura, y siempre tiene un valor de propuesta y de cambio; no sólo actúa de decodificador y crítico de las realidades que pasan ante nuestros ojos como sí solos fuésemos testigos de la historia. La Danza en Puno es ante todo un diálogo consigo mismo y con una tradición. No se danza desde la nada ni para nadie, y a veces se danza para uno mismo. En ese sentido nuestro yo espectador le da gracias siempre al yo manifestador; mejor dicho, al yo danzador. ¿Cómo transmitir esas emociones a audiencias acostumbradas a conocer hechos sólo a través de la lectura? Es preciso danzar, para sentir la danza, y es una manifestación de la sabiduría sobre lo que se siente y lo que se considera no sentir. La festividad de la Virgen de la Candelaria es inspiración y respiración.
La danza es además un nuevo raciocinio, es un nuevo estilo definido de inteligencia emocional y una necesidad práctica de todos. Se danza para liberarnos interiormente, para unirnos y reunirnos en la sublimación, la experiencia, sentimiento, la intuición y la organización de la felicidad personal y social; la danza pone en evidencia los límites del pensar y actuar, y revalora el sentir como dimensión olvidada de lo humano. Y el poblador puneño los justifica al encarnarlas, les da vida, les brinda el acento majestuoso de la presencia reveladora de la creación. Danzar es crear y el acto creador es manifestado en el arte, y el arte es un modelo de interpretación de la realidad, y la realidad es una representación de lo real; y, lo real es el mundo de la actividad concreta de los seres humanos. Sólo así comprenderemos la coreografía y el símbolo de quechuas, aimaras, puquinas y urus, callahuayas e hispanos que han hecho de la danza su epifanía, su esplendor de significados en Puno.
No hablamos de la danza puneña entendida desde criterios estrictamente geográficos donde se entiende como puneño todo lo que pertenece a Puno; es decir, al lugar; ni mucho menos usando criterios lingüísticos señalando una danza aimara, quechua, y otros, sino más bien desde una opción histórico cultural, o sea ubicando a Puno dentro del desarrollo andino y panandino que resulta a la luz de las reflexiones antropológicas la que más guarda relación con nuestro pasado, el presente y la creación de nuestros futuros posibles y deseables.
El itinerario que han seguido nuestras danzas han estado jalonados de momentos memorables e históricos hasta su agonía, por ejemplo el Padre Jesuita Ludovico Bertonio registró en 1612 como modos de danzar o bailar, la chiachiata, apalthata, ichuta, huayñufita, por citar algunas de ellas; hoy estas danzas ya no se ven, probablemente desaparecieron en la bruma de los tiempos y algunas cambiaron de nombre. Las danzas de hoy en expresión y contenido son manifestaciones de la modernidad, consagran el instante altiplánico y convierten el transcurrir histórico en arquetipo. Así los choquelas, o el carnaval de Socca, o la llamerada son consagraciones socioculturales. Consagraciones míticas, épicas o epopéyicas de la andinidad y el andinismo de nuestra contemporaneidad. Cada cultura concibe su propia modernidad y se vale de ella, esos procesos son producto de años de conflictos y resoluciones, de transformaciones y regularidades, de tesis y antítesis, de equilibrios y desequilibrios, que involucran costumbres e instituciones, los espacios físicos y ecológicos, la actividad productiva y la convivencia cotidiana, las creencias e ideas, los espacios interiores y mentales, las nociones del tiempo y el futuro. Así la andinidad que es concepción se expresa en el andinismo que es su realización. De algún modo, este movimiento rítmico impregnado de colores y sonido son expresiones de la sensibilidad de la diversidad, y la diversidad es hija de la historia. Cada etnia y cada cultura engendran la danza que el momento y el genio colectivo les dicta.
La dispersión de la danzas en mil formas en el espacio altiplánico y ribereño hacen que cada una de ellas tracen su historia y biografía, y cuyas tonalidades son como los matices del arco iris: el conjunto de sicuris Qhantati Ururi de Conima o el 27 de Junio Nueva Era, así como el conjunto de Sicuris del Barrio Mañazo no son más que el coro al sonido o al único lenguaje musical de la armonía, el ritmo o el contrapunto que es revelación de la libertad humana.
Finalmente, la Federación de Folklore y Cultura de Puno, institucionaliza la práctica de la danza, donde los movimientos y acciones de las danzas condicionan el curso del devenir. Allí nada ni nadie es inútil, todo contribuye a dar contenido a la sociedad. Las danzas dejan paso, rastro y huella en quienes la realizan y en el contexto intra e interpersonal en ellos generan afectos y expectativas, reacciones, experiencia e historia porque la condición humana de danzar es imborrable. Ni siquiera el olvido y la confusión que a veces encubren el origen y significado de nuestras danzas, pueden deshacer el acto de impedir de seguir danzando. La acción humana le da sello de creatividad, singularidad y originalidad, y por ello es imprevisible que deje huellas y señale “guiones” esquemas para acciones posteriores, cada acción del diablo o la china diabla que danza incorpora la experiencia pasada y genera la base para la nueva festividad que ya no puede arrancar de la nada.
La cultura social compartida, su consolidación en la danza, en el ejercicio de la libertad y la decisión libre, además de la actividad creadora es darle continuidad a las tradiciones. Y la danza, más que inventar realidades prolonga el pasado en el presente, la proyecta hacia todos nuestros futuros posibles y deseables por eso danzar en Puno y en la Festividad de la Virgen de la Candelaria es suscribir nuestros compromisos con nuestro destino porque el destino de nuestras danzas nos pertenece.
Fuente: Los Andes.
La fiebre por el poder
Walter Paz Quispe Santos
Todas las artes han producido maravillas, sólo el arte de gobernar ha producido monstruos, nos dice Saint Just. Y en efecto, si nos ponemos a revisar el perfil clínico de los líderes encontraremos que muchas de sus motivaciones estuvieron impulsadas por una obsesión de un poder enfermo, una fiebre del poder, el delirio y el vértigo del liderazgo. El liderazgo político es un papel que se puede desempeñar de una manera rutinaria y conservadora, de una forma liberal o de una forma innovadora, progresista o revolucionaria. Los primeros representan la masa, los segundos interpretan la muchedumbre, los últimos arrastran a sus seguidores, entre los cuales los hay de varias clases: los fieles idealistas que creen en una idea, los mercenarios a quienes les conviene creer y los que siguen la moda, la presión exterior de lo moderno o lo posmoderno, como nos lo dice muy bien el médico español Francisco Flores.
El liderazgo es una transacción pública con la historia que supone la capacidad del hombre para movilizar masas que persigan un fin, bueno o malo, de libertad o dominación, de paz o de destrucción. Aproximarnos a explicarlos desde una perspectiva clínica nos conduce a preguntarnos si el genio es el florecer de la salud o la anomalía de la enfermedad. Al respecto hay una clasificación de líderes con peculiaridades sugerentes propuesta por David Riesman en su famosa The Lonely Crowd. Por ejemplo están en primer lugar los hombres, prohombres y hombres no de pro, dirigidos por la tradición, conservadores, que valoran, sobre todo lo institucional, ritual y ceremonial; la lógica y la realidad suficiente. En segundo lugar, se encuentran los hombres dirigidos por sus propias convicciones, encarnación de una idea; aquellos que se guían por su actitud e impulsos internos, por su fantasía y sueños revolucionarios y progresistas. Y en tercer lugar, tenemos a los hombres cómodos que se dejan dirigir por los demás, conformistas, seguidores de lo último que se lleva, manejado por la moda, la presión exterior y lo moderno y liberal.
Todas estas formas de liderazgo los observamos en la actual contienda electoral. Todos buscan el poder, están obsesionados por la misma. El poder muchas veces es una fuerza al servicio de una idea, pero también puede ser un hombre y un grupo de hombres y una potencia organizadora de la vida social. Pero en esta perspectiva de entender el poder, es necesario obrar o de producir efectos dentro de una esfera de actuación que en las contiendas políticas supone autoridad. El viejo Max Weber promovió una tipología muy interesante sobre la autoridad: la legal, característica de las sociedades modernas democráticas; tradicionales patriarcales y carismáticas o de sumisión, la ejercida por el profeta, el héroe o el demagogo.
Hay una clínica política que estudia como los que sufren el delirio del poder confunden sus interpretaciones de la realidad con la realidad misma, lo que en extremo produce una “fiebre de poder” una enfermedad muy común en nuestros políticos nacionales, regionales y locales. Los encasillamientos en el pensamiento y la acción en una evidencia enajenada, invulnerable a la oposición, y en muchos aspectos lo hacen pensar que nunca pueden equivocarse y las cosas son como son. El medico Francisco Flores nos dice al respecto que “este endurecimiento cerebral, esta esclerosis intelectual conduce a una salvaje y maniquea selección del mundo y de la realidad, en que no existe más que lo que halaga, adula y confirma su obsesión; todo lo demás es envidia o ciega oposición”. Y parece confirmarlo todas actitudes y pasiones de muchos políticos y también algunos marxistoides que no pueden ver la realidad de otro modo mas que desde la arcaica visión de burguesía – proletariado, base – superestructura, etc.
Dentro de estos perfiles que esbozamos para entender mejor algunas actitudes políticas, tenemos también los aportes de Lowell. El nos sugiere por ejemplo: 1. Los descontentos del presente y esperanzados del futuro, radicales. 2. Los satisfechos con el hoy, optimistas del mañana o liberales. 3. Los contentos del ahora, pesimistas del porvenir y conservadores, y; 4. Los descontentos del presente y sin esperanzas en mañana o revolucionarios. Son por lo visto cuatro biotipos humanos que según el médico Flores, una vez llegados al poder van a coincidir en una misma obsesión: la proyección de sus responsabilidades en un delirio de abstracción del poder en que la culpa la tiene siempre el otro, es decir, aquella institución republicana del lugar común que no nos permite avanzar: la cultura de la queja.
En este delirio electoral y bajo esta peligrosa fiebre de poder viven hoy muchos políticos puneños haciendo abstracciones como la raza, el pueblo, la región, los quechuas y aimaras, la inocencia, el programa político perfecto, y muchas otras categorías; el otro se convierte también en abstracción: el enemigo, el rival, el opositor, envidioso, el que no le deja gobernar, etc. Las consecuencias de las actuaciones políticas son también abstracciones: soy el mejor, el único, el salvador, el logrador, la misión cumplida, etc.
Hoy en día estas obsesiones y obnubilaciones por el poder viene maquilladas por los medios de comunicación que buscan influir, mover y manipular a través de la propaganda para que muchos ciudadanos electores sigan como borregos el pesimismo de su rebaño. Tenía mucha razón Bacon cuando sostenía que la historia ilustra al hombre, la poesía agudiza su ingenio, la matemática le da sutileza, la filosofía le hace profundo, la ética serio, la lógica y la retórica dialéctico, pero el arte del poder y la política, lo enloquece.
Fuente: Los Andes.
Todas las artes han producido maravillas, sólo el arte de gobernar ha producido monstruos, nos dice Saint Just. Y en efecto, si nos ponemos a revisar el perfil clínico de los líderes encontraremos que muchas de sus motivaciones estuvieron impulsadas por una obsesión de un poder enfermo, una fiebre del poder, el delirio y el vértigo del liderazgo. El liderazgo político es un papel que se puede desempeñar de una manera rutinaria y conservadora, de una forma liberal o de una forma innovadora, progresista o revolucionaria. Los primeros representan la masa, los segundos interpretan la muchedumbre, los últimos arrastran a sus seguidores, entre los cuales los hay de varias clases: los fieles idealistas que creen en una idea, los mercenarios a quienes les conviene creer y los que siguen la moda, la presión exterior de lo moderno o lo posmoderno, como nos lo dice muy bien el médico español Francisco Flores.
El liderazgo es una transacción pública con la historia que supone la capacidad del hombre para movilizar masas que persigan un fin, bueno o malo, de libertad o dominación, de paz o de destrucción. Aproximarnos a explicarlos desde una perspectiva clínica nos conduce a preguntarnos si el genio es el florecer de la salud o la anomalía de la enfermedad. Al respecto hay una clasificación de líderes con peculiaridades sugerentes propuesta por David Riesman en su famosa The Lonely Crowd. Por ejemplo están en primer lugar los hombres, prohombres y hombres no de pro, dirigidos por la tradición, conservadores, que valoran, sobre todo lo institucional, ritual y ceremonial; la lógica y la realidad suficiente. En segundo lugar, se encuentran los hombres dirigidos por sus propias convicciones, encarnación de una idea; aquellos que se guían por su actitud e impulsos internos, por su fantasía y sueños revolucionarios y progresistas. Y en tercer lugar, tenemos a los hombres cómodos que se dejan dirigir por los demás, conformistas, seguidores de lo último que se lleva, manejado por la moda, la presión exterior y lo moderno y liberal.
Todas estas formas de liderazgo los observamos en la actual contienda electoral. Todos buscan el poder, están obsesionados por la misma. El poder muchas veces es una fuerza al servicio de una idea, pero también puede ser un hombre y un grupo de hombres y una potencia organizadora de la vida social. Pero en esta perspectiva de entender el poder, es necesario obrar o de producir efectos dentro de una esfera de actuación que en las contiendas políticas supone autoridad. El viejo Max Weber promovió una tipología muy interesante sobre la autoridad: la legal, característica de las sociedades modernas democráticas; tradicionales patriarcales y carismáticas o de sumisión, la ejercida por el profeta, el héroe o el demagogo.
Hay una clínica política que estudia como los que sufren el delirio del poder confunden sus interpretaciones de la realidad con la realidad misma, lo que en extremo produce una “fiebre de poder” una enfermedad muy común en nuestros políticos nacionales, regionales y locales. Los encasillamientos en el pensamiento y la acción en una evidencia enajenada, invulnerable a la oposición, y en muchos aspectos lo hacen pensar que nunca pueden equivocarse y las cosas son como son. El medico Francisco Flores nos dice al respecto que “este endurecimiento cerebral, esta esclerosis intelectual conduce a una salvaje y maniquea selección del mundo y de la realidad, en que no existe más que lo que halaga, adula y confirma su obsesión; todo lo demás es envidia o ciega oposición”. Y parece confirmarlo todas actitudes y pasiones de muchos políticos y también algunos marxistoides que no pueden ver la realidad de otro modo mas que desde la arcaica visión de burguesía – proletariado, base – superestructura, etc.
Dentro de estos perfiles que esbozamos para entender mejor algunas actitudes políticas, tenemos también los aportes de Lowell. El nos sugiere por ejemplo: 1. Los descontentos del presente y esperanzados del futuro, radicales. 2. Los satisfechos con el hoy, optimistas del mañana o liberales. 3. Los contentos del ahora, pesimistas del porvenir y conservadores, y; 4. Los descontentos del presente y sin esperanzas en mañana o revolucionarios. Son por lo visto cuatro biotipos humanos que según el médico Flores, una vez llegados al poder van a coincidir en una misma obsesión: la proyección de sus responsabilidades en un delirio de abstracción del poder en que la culpa la tiene siempre el otro, es decir, aquella institución republicana del lugar común que no nos permite avanzar: la cultura de la queja.
En este delirio electoral y bajo esta peligrosa fiebre de poder viven hoy muchos políticos puneños haciendo abstracciones como la raza, el pueblo, la región, los quechuas y aimaras, la inocencia, el programa político perfecto, y muchas otras categorías; el otro se convierte también en abstracción: el enemigo, el rival, el opositor, envidioso, el que no le deja gobernar, etc. Las consecuencias de las actuaciones políticas son también abstracciones: soy el mejor, el único, el salvador, el logrador, la misión cumplida, etc.
Hoy en día estas obsesiones y obnubilaciones por el poder viene maquilladas por los medios de comunicación que buscan influir, mover y manipular a través de la propaganda para que muchos ciudadanos electores sigan como borregos el pesimismo de su rebaño. Tenía mucha razón Bacon cuando sostenía que la historia ilustra al hombre, la poesía agudiza su ingenio, la matemática le da sutileza, la filosofía le hace profundo, la ética serio, la lógica y la retórica dialéctico, pero el arte del poder y la política, lo enloquece.
Fuente: Los Andes.
miércoles, setiembre 20, 2006
Te vas…¡¡
Walter Paz
Surcar el tiempo, agitar el espacio
eternizar la vida, era tu misión; construir una flor en lo permanente,
subir la cima de la eternidad, desafiar la quietud del río
contemplar la calma del lago, el grito de la tormenta
modelar en la arcilla del tiempo el amor
renacer en la sonrisa de la kantuta era tu designio.
Llegaste sin anunciarte entre la espuma, volaste confines, pero llegaste
te vieron todos, no miles porque no habían miles,
te amaron y en las tardes te escucharon
decías que venías para volver
y volvías para venir.
Emergiste de la disgregación de la mañana
y ahora te sumerges nuevamente,
¿Cuándo emergerás una vez más?
Esperarán igual estoy seguro…
Esperarán para conocer el germinal de tu energía
y para engrandecerte una y otra vez,
y el fuego de la noche nos dirá en la comunión del calor
que todo esta igual
que todo permanece
que la fuerza sigue siendo fuerza
la tierra sigue abriendo sus entrañas
y los tubérculos se agitan furiosas para renacer a la vida.
que el verde reverdece cuando la alegría se enciende en tus mejillas
que el maíz es maíz solo si tus manos son portadoras de su semilla
que el universo es una mariposa que vuela en los tejidos de tus sueños
de donde sale el mundo y crece en la rama de la nostalgia.
Tocas la puerta, abres una ventana a la luna,
aras su tierra, labras el aire con tus plumas
miras desde lejos, cercas la lejanía
partes en dos el universo
y repartes a tus hijos como un pan caliente.
Nos miras desde ahí en este instante,
y te miramos desde la tierra distante
Ahora que partes
sin despedirte sin decir nada y como no te importara
las fogatas que encendiste en nuestra memoria
queman nuestros recuerdos
arden luminosas y llenan de agua nuestros ojos
y tu mirada acariciadora
irisada de estrellas
restregada de luna
es sólo el recuerdo de una sonrisa
que fugaz desaparece en las ondulaciones del río
que cuántas veces cruzamos, cuantas veces nos lavamos en ella
y las veces que bebimos sus aguas entendimos que lo sagrado
era el reflejo de la luna y cómo cuidábamos de ella porque nos anunciaba el intersticio
del presente silente y el ayer polvoriento.
Donde quedaran esos domingos de nuestros encuentros y reencuentros.
esos de fiambre y merienda.
yo te esperaba con un vaso de agua fresca para tu sed,
y tu venías a servirme lo que tus manos habían soñado para mi.
eran presencias de lejanía,
y ausencias que se embarcaban por el mismo río de la nostalgia hasta el otro domingo.
Te vas con una de esas lunas solitarias, esas que nadie mira,
a la que nadie hace caso.
Te vas resplandeciente al filo del agua y de la luz.
Te vas y el silencio empieza a escribir la historia de mi tristeza.
martes, setiembre 12, 2006
Apuntes para el estudio del imaginario en la poesía puneña de fin de siglo
Walter Paz Quispe Santos.
La poesía es un acto de comunicación estética y un modo de enunciación lírica, significa la expresión de lo subjetivo, personal, emotivo y la interioridad imaginativa del poeta. El poema es una realidad lingüística que depende de una serie de condiciones ineludibles que han sidos abordados ampliamente con métodos de análisis formal. Sin embargo, queda aún hacer algunas indagaciones consustánciales a la esencia artística de un poema que es fruto directo de la imaginación y la fantasía. A ese componente le se ha llamado poética de lo imaginario.
Escribir poesía, además, es una necesidad. A la vez una forma de consumación de nuestra experiencia humana, una forma peculiar de traducir los sentimientos, de descubrir a nuestro ritmo interior, las imágenes y fantasías propias y transcribirlo lingüísticamente. Por ejemplo: ¿Qué habrá querido expresar y comunicar Eddy Oliver Sayritupac con este verso? : “Quiero cortarme las venas/ y drenar toda la tierra que llevo dentro/Todo el océano que me llevó hacia la lluvia…” ¿Qué procesos cognitivos subyacen a los versos de Edwin Ticona? cuando dice: “Varias veces me sorprendí queriendo dormir de veras:/cierro los ojos y veo mi esqueleto, mi propio corazón latiendo de perfil, mis propios cabellos amarilleando sin acabar…”. ¿Acaso prevalecen las imágenes sobre el argumento en los versos de Hugo Lipa Baldarrago? cuando señala: “En mis noches no existo/ sus ácidos me petrifican…” Gabriel Apaza nos dice: “Pero son tantas las fosas comunes/donde paces, poesía/que los ascetas escribanos/me perdieron/para que mis candelabros/se doblen eternamente/y sepas que no muero /por la gracia del estío.
Sin duda son imaginarios. Se trata por lo tanto de la conciencia y la sensibilidad del proceso creativo. Si bien es cierto que con Proust se introducen el sueño, el recuerdo y los procesos irracionales en el proceso creativo; con Gourmont se perfilan los contornos de la imaginación. Luego vendrían la fenomenología de la imagen, la mitocrítica, el mitoanálisis que sostienen que no se puede definir lo poético sin tener presente el efecto que produce; hay por tanto una relación directa entre la causa estética y el efecto emocional o poético; la obra de arte es una continuación del alma creadora, de donde el producto resultante contiene necesariamente elementos de esta última; el valor poético no depende exclusivamente de la estructura material del texto con los recursos que en ella puedan activarse, sino que su origen está en el mensaje subyacente al texto; en dicho mensaje se encuentran las vivencias emocionales e intelectuales del hombre, de donde el texto poético, como una manifestación y representación de la realidad más profunda e íntima del hombre, es vehículo de la afirmación del ser. Resulta necesario entonces afirmar que el poema se configura a partir de un proceso que partiendo de lo universal, va depurándose hacia lo esencial – individual, y puesto que en su origen es primero representación, es también producto simbólico que utiliza como medio de expresión el lenguaje verbal sin olvidar que su marca determinante es su efecto estético poético. En este marco, debemos por lo tanto tomar como base de nuestro estudio en primer lugar los constituyentes psicológicos donde se encuentran la imaginación y la fantasía creadora, luego los constituyentes materiales como son los textos y esquemas textuales, los niveles del espacio imaginario que nos brindaría la semiótica y la expresividad literaria y ficcionalidad lírica como soportes de la construcción imaginaria.
Para una atenta dilucidación de los constituyentes psicológicos, es importante partir de la noción de representación que nos aporta la Psicología Social. La generación del 90 surge en un contexto signado por la violencia política y agresión social. Violencia y agresión son sinónimos que designan la misma realidad. La lista de pulsiones y emociones como la ira, cólera, furia, indignación, temor, miedo, enfado, disgusto, mal humor, insatisfacción tienen en una forma de fantasía lúdica la creación de un mundo propio traspasando los límites de su yo, también se puede encontrar una fantasía de las dudas y temores a la que se refugian los poetas cuando no hay satisfacción y se está sumido en el caos. Así como se puede encontrar una fantasía planeadora cuando el poeta busca anticipar el futuro. Las formas de fantasía creadora nos hacen observar que el poeta es un clarividente, un profeta que anticipa el futuro en forma de representaciones o crea un artificio como actitud serena ante la tragedia y la angustia de un mundo que, en lo más decisivo para el ser humano, no se comprende, y que se experimenta como absurdo. Ciertamente la poesía puneña de fin de siglo revela el artificio con que la imaginación se comporta en su proyección simbólica hacia una tarea sagrada, la afirmación de la vida frente a la muerte, la sacralización de la existencia en medio del caos, en medio de la desdicha:
“Duele el aire/cuando tus palabras/recorren el polvo de mis caminos/cuando quedan/ahogadas/bajo ríos de nostalgias/dibujadas por el vuelo/y el agitado aletear de las aves de granito…”. (Rudy Frisancho)
“Como para entristecernos/han secuestrado nuestros sueños/somos los perseguidos detrás de la madrugada/y nuestra fosa es común, anónima y oscura/como la medianoche/déjame, entonces, de pura cólera!/Vivir en la roja cabellera de tu risa/aún podremos hablar/en el heroico idioma de las zampoñas/y caminar secretamente escondidos/en la barba de un poema”. (Simón Rodríguez).
Cornelius Castoriadis, nos dice que todos los fenómenos psíquicos que conocemos sólo se hacen comprensibles remitiéndolos a un punto de origen, que es aquél que llamó “nomada psiquica”. Esta designación procura dar cuenta que nada existe para el poeta fuera del poeta mismo. Estos fenómenos psíquicos acceden al inconsciente tomando prestada una forma. Esa forma es una representación. La teoría de la representación como traducción de una pulsión, elabora el concepto de imaginario. La imaginación por tanto es una creación de representaciones, afectos, deseos de la psique humana que “es condicionada pero nunca predeterminada”. La imaginación sin duda tiene dos vertientes: por un lado, es imaginación radical, que se expresa en y por el inconsciente; y otro, es imaginario social que se expresa en y por la sociedad o lo histórico social.
En relación al segundo punto, sobre los constituyentes materiales, es importante tomar la idea de texto como superficie textual o significante textual, y como la estructura subyacente a la misma, llamada también base textual, en la que están contenidas las informaciones sintácticas – semánticas que se observan en la estructura de superficie, o mas propiamente la idea de discurso literario y dentro de ella una postura clara sobre el poema. El término poema abarca una gran diversidad de géneros. El ámbito textual será el conjunto de todos los elementos de la comunicación que determina la naturaleza y características del texto como producto lingüístico y, como tal, producto social. El nivel textual será el marco donde se organizan, potencian, evidencian las características de los distintos niveles oracionales. Hablamos de nivel textual en la medida en que podemos hablar de un texto como una entidad concreta del discurso. Un marco de descripción considera un poema como la manifestación satisfactoria de un invariante central o tema. Describir la estructura de un poema, por lo tanto es, mostrar en términos de operaciones artísticas universales (mecanismos de la expresión) la manera en que los componentes (niveles, metáforas, detalles, etc.) del texto emanan retóricamente (es decir son variaciones poéticas del tema).
La idea de macroestructura como la organización del nivel profundo del texto de Van Dijk nos ayuda a comprender sobre los tópicos, temas, títulos que ayudan a organizar las microestructuras en torno a oraciones del texto en la estructura superficial. En el nivel de la microestructura el poema esta ordenado por un número n (n>1) de oraciones, e incluso palabras. Macroestructura es la idea esencial que se quiere comunicar, es el contenido global del texto. Para determinar ese contenido global o tema, hay que entendenderlo o comprenderlo. Aquí se derivan del texto y de los conocimientos del lector las ideas globales que individualizan, dan sentido y diferencian a las proposiciones derivadas del poema. Microestructura es la realización lingüística concreta, es decir, es lo que leo, lo que oigo. Los contenidos que conforman la macroestructura, se manifiestan en secuencias o sucesiones ordenadas. Estas tienen que estar bien estructuradas y relacionadas entre sí para que el mensaje se pueda entender. Aquí se accede al significado de las palabras, se organiza los significados de las palabras en ideas elementales o proposiciones, se relacionan las proposiciones entre sí linealmente.
En suma: el texto no existe fuera de su producción y de su comprensión. Es el resultado de operaciones comunicativas en situaciones comunicativas, sobre los códigos o planos del verso, que se definen como los patrones codificados de sus correspondientes fenómenos lingüísticos: la aliteración, que aparece en relación a los sonidos (fonemas), la prosodia, en relación a la sílaba, o la rima y la estrofa en relación al verso; hay también figuras gramaticales, sintácticas, léxicas o de estilo y semánticas, de entre las que cabe destacar la distintas formas de paralelismos (simetrías y repeticiones) y tropos (metáfora e ironía). Estructuralmente estos patrones expresan similitud, contraste y combinación.
El tema como nivel de representación se puede definir como la formulación del mensaje del poema completamente despojado de la expresividad que debe a su representación textual. Tiene tres aspectos esenciales: Especificidad, contenido y forma. El nivel de especificidad como acto enunciativo, invita al lector a abandonar su incredulidad y a situarse, junto con el autor, en un universo diferente donde el lenguaje los objetos y los eventos no utilizan de manera acostumbrada. Esta es la razón por la que un poema no puede ser verdadero o falso, sino oportuno o infructuoso. En relación al contenido, diremos que los tres temas principales se centran fundamentalmente en la “vida”, “los códigos” y en “otros poemas”. Los temas referidos a la vida son los más conocidos por el lector y la crítica, puesto que son mensajes basados en las ideas, emociones. Los códigos, son mensajes acerca del lenguaje, y la función de la poesía (tema) es resaltar la estructura lingüística o literaria, o lo que es lo mismo como vehículo de expresión. Y los “otros poemas” son mensajes intertextuales, es decir la postura que un poema determinado adopta frente a otros poemas (poetas, estilos, etc) El dialogo intertextual a veces se considera como parte integral de cualquier tema y como la causa principal de la evolución literaria.
La poesía puneña de fin de siglo se vale del componente imaginario como categoría poética y de todas las operaciones lingüísticas, literarias y discursivas para manifestarse como tal. Es preciso y necesario abordarlo, ya que empiezan a publicarse antologías, poemarios, y crítica acerca de sus tensiones básicas. Valgan estos apuntes para sumergirnos en sus adentros y extraer verdades que inquieten y revelen la naturaleza de la poesía.
Fuente: Revista Literaria "El malpensante"
Las elecciones que producen cangrejos.
Walter Paz Quispe Santos.
Los contables de la opinión pública contemporánea son los políticos, los comunicadores sociales y las empresas de sondeos. Ahora que se inicia la temporada electoral, los políticos puneños preparan las mascaras y maquillajes para bailar un carnaval seductor. Toca a la población una vez más la vendimia de discursos adosados de falacias y engaños, retóricas vacías y racanas. A los políticos ahora sólo les importa la opinión pública traducida en votos. Por eso, sumar votos como representantes de la “mayoría” es la consigna; y los comunicadores sociales son los portavoces cotidianos del “sentir de la calle” que se expresa, sin duda, en tiradas, cuotas de antena o de pantalla. Esa es la realidad de este huayño anarquista que empieza a sonar con altavoces y mixtura de carteles hasta deliberar “democráticamente” en las urnas al nuevo cangrejo y si hay suerte a un buen líder político. El cangrejo cuando desembarca en el poder busca propagarse y reelegirse, porque la ambición por el mismo lo obnubila y envuelve en la trufa. El cangrejo, –lo habíamos dicho en algún momento- tiene los movimientos retrógrados y se dice de él que impide el progreso de sus congéneres. Y en política es el animal que mejor simboliza a muchos que muestran una neurosis por el poder.
Los barómetros de popularidad se abren una vez más. El espectáculo circense empieza en el círculo vicioso de siempre. Los socios que ahora son una triada, gestionan las preferencias ciudadanas según los intereses convenidos mutuamente. Urnas, medios y sondeos buscan la imagen más favorable para presentar al cangrejo. La propaganda, es una parafernalia discursiva sensual de bonitas caras, más unas frases hechas que son los mismos rótulos, clichés y slogan de las campañas anteriores. El encuestador cumple con su tarea: contar las opiniones que se pueden computar y vender. Los cuestionarios tratan temas que ya están en el debate público y mediático y simplifican las respuestas, con un sí o no. El circulo se cierra cuando el político candidato a cangrejo lee las encuestas para mejorar los resultados de las siguientes “salidas de campaña” con mensajes igualmente engañosos que los medios amplificarán en busca de favores políticos, mientras las empresas de sondeos se venden al mejor (im) postor. Así es como los puneños viviremos estos días, y una vez más, en medio de la mediocracia y la sondeocracia que nos ha reducido al papel de espectadores, los “homo videns” seducidos por la imagen y el computo fugaz de las encuestas.
Identificar a la santísima trinidad, gestora de las preferencias electorales es muy importante porque nos ayuda a explicar el festín o la hambruna por la esfera pública. Hay una neurosis de poder de muchos políticos que ha degenerado la política y la democracia al buscar el poder para hacer de sus movimientos o partidos políticos en verdaderos comités de negocios que buscan ocupar todo gracias al clientelaje, el camarillaje criptocrático y redes caciquiles poco transparentes. No importa el desarrollo regional de Puno, menos el desarrollo local de nuestras provincias y distritos. La verdadera agenda política de una mayoría de candidatos no toma en cuenta los problemas críticos ni busca resolverlos. Sólo persiguen el poder para el bien de un sancochado de socios que se ponen una camiseta de un color elegido para la ocasión y jugar una “pichanga” electoral y si no ganan en la siguiente contienda vestirán otra camiseta de acuerdo con la nueva dinámica emotiva. Así sin principios programáticos, ni doctrinas políticas sólo generan el atraso y el estancamiento de nuestros pueblos. Esta “lógica electoral” ha convertido a muchas elecciones municipales y regionales anteriores sólo en generadora de cangrejos.
¿En que consiste el programa político del cangrejo? Sostener una propaganda que recurre frecuentemente a la mentira: su papel es de ejercer una influencia y sólo accesoriamente brindar informaciones sobre la verdadera identidad política del candidato y el grupo informal creado. La mentira es una manipulación de signos que pretende siempre situar al elector en inferioridad con respecto a quien miente. La ventaja de la mentira en relación con el ataque directo está en que, por hipótesis el ciudadano puneño no sabe que se le está atacando. Este tópico tiene una importancia porque hoy en día la organización de la propaganda está en manos de comunicadores sociales, y cuando éstos recurren a la mentira vuelcan toda su competencia “profesional”.
Uno de los principales medios que utilizan para ello es la información: dando falsas informaciones o sencillamente seleccionando las informaciones buscan modificar los juicios de los electores a favor de un candidato a cangrejo. Por eso una de las tareas del elector es defenderse de la mentira y buscar la resistencia crítica frente al engaño cotidiano. Un ejercicio de profilaxis para identificar la mentira como programa político tiene las siguientes características: en primer lugar, el candidato a cangrejo siempre apelará al sentimiento por ejemplo al puneñismo o juliaqueñismo de los ciudadanos. El objeto de la mentira será para ocultar, inventar o deformar algo. El político puede mentir acerca de sí mismo, del contrincante, de un tercero o incluso del entorno. Los signos de la mentira que emplea, es que hace percibir discursos orales o escritos, imágenes, falsos personajes, objetos o fenómenos, falsas acciones, falsos documentos. Y no sólo eso, realiza algunas operaciones como: hacer creer que una cosa existe, cuando no existe; hace creer, opuestamente, que una cosa que no existe, cuando existe; o deformar una cosa que existe.
El candidato demagogo para mejorar su reputación omitirá o negará un episodio enojoso de su vida, por ejemplo una participación en una operación financiera fraudulenta. Inventara un episodio heroico para mostrar su emoción social y deformará los elementos de su biografía, como aducir que en la universidad alcanzó el primer puesto mientras que en realidad quedó clasificado en rango inferior.
Si las actuales elecciones dan como ganador a un candidato mentiroso, su política sin ideas será como hemos podido comprobar estos años, la improvisación y la reculada municipal o regional. Su actuar será síntoma y síndrome de una neurosis de poder, esa enfermedad contemporánea que no nos permite avanzar. Y una vez más el cangrejo se asomará reptando en medio de la corrupción y el escándalo, sin norte ni brújula, y como siempre desorientado y rechoncho dando un paso para adelante y tres para atrás.
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