lunes, junio 16, 2008
Aquí falta uno y sobra otro
Walter Paz Quispe Santos
Entre las publicaciones más ambiciosas y pretenciosas que se dan a conocer, llama la atención el libro de Walter Bedregal Paz, cuyo texto “Aquí no falta nadie” pretende dilucidar los significados de la poética puneña y demostrar que sólo veintiuno serían los escogidos o los que según él merecen ingresar a una antología de la poesía puneña. Buen intento. Pero reparemos en algunas de las apasionadas elucubraciones selectivas.
Una antología de la poesía puneña, debe tener los puntos de partida bien definidos, unos métodos y criterios de selección claramente establecidos, para afirmar una valoración y señalar los sentidos y significados de la trascendencia y permanencia de los poemas y poetas en el tiempo. Por eso el mejor crítico es el tiempo. El tiempo tiene la virtud de construir, reconstruir y deconstruir el fuego creador del poeta y su creación, sus pretextos y contextos; su presencia e influencia en otros creadores y las rupturas en el manejo del lenguaje poético y sus aproximaciones a manifestarse en la cultura y sus tópicos. Sin embargo, al leer “Aquí no falta nadie” no encontramos ni indicios de cuáles habrían sido esos parámetros, al contrario se notan unas contigüidades enredadas y arbitrarias. Se trata en sí de un ajuste de cuentas al margen de las reflexiones actuales sobre la poesía. Se coteja que más valen los desencuentros con algunos creadores actuales que la dimensión semántica de sus escritos en el tiempo y en un contexto definido: Puno. Y por supuesto para el estudio de los poetas del pasado tal vez sea necesario darles historicidad a sus creaciones para emprender la aventura de comprender sus significados y valorarlos adecuadamente. Me refiero sobre todo a la ausencia de Dante Nava quien con un poema “Orgullo Aimara” supo afirmar la puneñidad como parte de lo andino. Por eso esta rubricado en las mejores antologías de poesía puneña.
¿Qué significa Puno para Walter Bedregal? ¿Cómo entiende sus manifestaciones ontológicas y epistémicas: la puneñidad y el puneñismo? Estos conceptos son importantes, por que a partir de estas reflexiones tal vez las antologías intenten a tener mayor y mejor coherencia literaria. Puno, sin duda es una identidad geográfica, así como lo aimara o quechua son expresiones lingüísticas, o la categoría andino que es una afirmación histórica cultural. Pero de algo debemos estar seguros, que la dimensión histórico cultural abarca lo geográfico y lingüístico. Así el proceso de significación poética contextualizada o descontextualizada de la poesía es expresión de ese contexto.
En una antología de poesía puneña, se trata de procesar la densa y heteróclita realidad andina representada en la producción poética cuyos cultores bajo diversas motivaciones construyen un imaginario o afirman una tradición literaria o lenguaje propio de un espacio específico. Esa tarea es harto difícil si uno quiere guardar relación y armonía entre los pretextos y contextos andinos y puneños. Por ejemplo, Antonio Cornejo Polar para acometer tal tarea con nuestra literatura peruana e hispanoamericana creo la noción del sujeto heterogéneo y sólo así pudo entregarnos una de las tareas críticas más lucidas del proceso que sigue la creación poética en el tiempo.
Por eso, el prologo del libro que lleva el epígrafe de “las puertas se han cerrado” constituye una verdadera impostura intelectual. Las citas directas e indirectas de autores con un estilo farragoso sin coherencia y cohesión, tratan de hilvanar algún sentido justificatorio a lo que llamamos en los estudios del discurso literario como falacias o más propiamente argumentos de autoridad que tiene el propósito de sobrevalorar en el lector destinatario la presencia del antologador y presentarlo como un erudito. Alguna vez el viejo Casona decía que a un texto de un escritor novel generalmente le sobran treinta palabras y les faltan tres. Y precisamente parece ocurrir eso en el prólogo de Bedregal y ese detalle diferencia un buen libro de un mal libro.
Me he permitido colocar el título de “aquí falta uno y sobra otro” en este comentario. Por una razón sencilla, se obvian a poetas que han contribuido decisivamente a la configuración de la poesía puneña. Uno de ellos es José Luis Ayala, sin su vasta experiencia y producción poética es difícil explicar algunos momentos del proceso de nuestra literatura. Hay alguno más. Se trata de Fernando Terral. En muchos casos, la muerte beneficia mucho, pero en este caso sólo el desconocimiento de su poesía, cuya calidad técnica y temática es indudable y mejor que muchos de los seleccionados –me incluyo-, puede permitir no considerarlo en una antología. Terral nos dejó a temprana edad, pero nos deja una obra inconclusa cuyo estudio aun es un reto en la literatura puneña. La muerte no lo benefició tanto como a otros.
Y claro en la antología sobra otro. Se trata de un moqueguano radicado en Juliaca. Había que colocar una aclaración para ubicarlo en una antología de poesía puneña. Algo así como: “poetas de otras regiones que escriben poesía en Juliaca”. Solo así podría entenderse su presencia en el libro. Finalmente, no voy a comentar de las operaciones retóricas que tienen el propósito de maximizar o minimizar la figura de los antologados a través el esbozo biográfico que es muy notoria en “Aquí no falta nadie”.
Con estas palabras expreso mi deseo de abrir un debate sobre las tensiones básicas de nuestra literatura a partir del libro de Walter Bedregal, con un ánimo sincero y reflexivo. Sólo así se evitaran entredichos apócrifos desde bloggers anónimos y que los espacios de discusión sean públicos y con nombre propio. Y lo otro, esa institución republicana que pertenece al lugar común, esa costumbre perversa entre nuestros creadores puneños de conjugar el verbo alabar lejos de toda crítica, sobre todo en las presentaciones de libros. Ya lo dijo Octavio Paz “El espíritu crítico es la gran conquista de la edad moderna. Nuestra civilización se ha fundado precisamente sobre la noción crítica: nada hay sagrado o intocable para el pensamiento excepto la libertad de pensar. Un pensamiento que renuncia a la crítica, especialmente a la crítica de sí mismo, no es pensamiento. Sin crítica, es decir, sin rigor y sin experimentación, no hay ciencia; sin ella tampoco hay arte ni literatura”.
Y con estas palabras al buen entendedor: ¡salud¡
El currículo Regional y el desarrollo de Puno.
Walter Paz Quispe Santos.
Pensar Puno es una disciplina en receso. Si uno revisa la cantidad y calidad de información sobre el pensamiento puneño o puneñista sobre el desarrollo regional no encontrará casi nada en las últimas publicaciones. Es penoso constatar que el destino de Puno sea decidida por el centralismo limeño y con un desconocimiento de la complejidad del altiplano y la selva puneña y sus potencialidades.
En el sector educación existe un instrumento denominado Diseño Curricular Nacional, que se usa en la Región Puno, y si uno mira en sus páginas alguna idea para la formación puneñista que asuma la puneñidad y el puneñismo en sus nuevas generaciones no encontrará nada significativo para los intereses regionales. Así se forma estudiantes que renieguen de lo suyo y piensen más en migrar a otras ciudades y que sus recursos locales y regionales no sean parte de su agenda estudiantil. Es lamentable comprobar que los estudiantes de Carabaya no tengan tiempo para tratar sobre su potencial minero y pecuario en su currículo y los estudiantes de Sandia no tengan espacio en sus áreas curriculares para investigar su potencial agroindustrial ni pensar las posibilidades de su desarrollo. Lo mismo les sucede a los estudiantes de la provincia de Puno, cuando tratan del Lago Titicaca, lo hacen como si estudiaran un tópico de la cultura griega o romana con el mínimo interés. Todas las provincias de la región Puno en educación viven a espaldas de su desarrollo, de las posibilidades de explotación de sus recursos y de la formación de una verdadera ciudadanía regional que tenga sentido de pertenencia hacia su región, identidad y autoestima.
Existe una especie de sometimiento legal centralista que no permite que las regiones formulen curriculas coherentes con los intereses y necesidades para sus pueblos en función de su desarrollo local, por eso existe una especie de imposición de contenidos descontextualizados y nada significativos para los estudiantes al planteárseles una diversificación curricular que exige que en un 70% sean respetados esos contenidos y sólo en un 30% puedan ser modificados de acuerdos a los distintos contextos. Esta forma de pretender resolver los problemas educativos no ha conducido a ningún resultado importante para la Región de Puno, ni las demás regiones del país. Por eso se alza como una alternativa el Currículo Regional.
En la región Puno, a través de la Dirección de Gestión Pedagógica de la DREP desde hace dos años vienen construyendo con la participación de todos los actores sociales como: estudiantes, profesores, padres de familia, sociedad civil, empresarios, organizaciones de base, entre otros; un currículo regional que tiene más legitimidad que el currículo nacional; porque asume una forma de construcción más democrática y abierta que contrasta con la formas poco democráticas y cerradas de las macrodecisiones curriculares del centralismo limeño. Sin duda, se trata de un currículo cuyo autor intelectual es la ciudadanía regional y no como sucedió con el Proyecto Educativo Regional donde algunos “iluminados” salieron a exigir su autoría.
El proyecto curricular regional, entra este año en un proceso de validación a partir del dos de junio en centros educativos piloto en todas las modalidades y niveles de la Educación Básica Regular. Y es justo que así sea, porque la propuesta necesita ser interrogada en nuestra compleja y cambiante realidad puneña. En esta etapa ha despertado un entusiasmo y vivo interés en el magisterio regional y los padres de familia, y requiere ser afirmado con mejores e inteligentes ideas para que sea una propuesta que permita el desarrollo regional puneño.
El PCR recoge el sueño de José Antonio Encinas, Telésforo Catacora, María Asunción Galindo, Manuel Z. Camacho, Carlos Condorena y otros tantos puneños de allende y aquende que pensaron Puno y señalaron una región próspera y dueña de su propio destino.
Fuente: Los Andes.
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