Un libro de lectura obligatoria, de la superproducción de los afectos como el amor con control de calidad y otras desavenencias de este tiempo. Un nuevo marco histórico donde ocurren las nuevas relaciones, esto es, el mundo del consumo en su fase hiperconsumista: en el contexto material, pero también simbólico. La preocupación por la legitimidad de las emociones y otras expresiones de nuestro Premio Nobel desde su visión particular. Se trata de un extraordinario libro de ensayos, así uno no esté de acuerdo con sus conclusiones. “La civilización del espectáculo” quiere decir en palabras de Mario Vargas Llosa, la de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal. Este ideal de vida es perfectamente legítimo, sin duda. Sólo un puritano fanático podría reprochar a los miembros de una sociedad que quieran dar solaz, esparcimiento, humor y diversión a una vida encuadrada por lo general en rutinas deprimentes y a veces embrutecedoras. Pero convertir esa natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias inesperadas: la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad y, en el campo de la información, que prolifere el periodismo irresponsable de la chismografía y el escándalo.
Es finalmente un excelente examen, a ojo clínico, a las enfermedades más contagiosas y seductoras de nuestro tiempo que ha conseguido muchos clubes de fans que imponen sus sentimientos lujosos con normativas libidinales, catálogos light y pantallas latentes a toda una sociedad banal y banalizada por sus propias miserias.
W.P.