En la multiplicidad de formaciones discursivas del patrimonio oral inmaterial intangible de las culturas originarias aimaras, quechuas o amazónicas no existe un estudio sistemático sobre sus expresiones o representaciones socioculturales literarias. Existen sólo recopilaciones cuyo antecedente más claro se encuentra registrado en nuestra extensa cronística española que da cuenta parcialmente sobre ella. En los tiempos actuales, tenemos pocos trabajos dedicados a la recopilación de los géneros como las adivinanzas y los trabalenguas. Lo pocos esfuerzos de recuperación y preservación existen más en géneros como el cuento, los mitos o las leyendas. Por eso, el trabajo de Dionisio Condori Cruz que me honro en presentar llena un vacío sentido en los estudios discursivos sobre nuestra tradición oral en los géneros antes señalados.
Sólo desde la década del sesenta hubo un interés filológico por la literatura oral andina. Es allí donde se incorporó la grabadora para los trabajos de recopilación y registro de la vasta producción oral de adivinanzas, trabalenguas, cuentos y otros. Lo que se buscaba en estos registros era sin duda el estudio del pensamiento andino como un diagnóstico de la sociedad campesina cuya presencia era cada vez desbordante en las grandes ciudades y en los estudios filológicos de especialistas en lenguas andinas. Por eso, destacamos dos rasgos importantes en los intereses de los recopiladores: por un lado, aquellos que por su formación universitaria recogen su información con metodología y tecnología adecuada, lo sistematizan organizadamente y la procesan con fines de naturaleza académica; y, los otros, que habiendo intuido sobre la importancia de los géneros familiares como los cuentos, leyendas, adivinanzas y trabalenguas han procedido a acumularlos, bajo un ordenamiento mas afectivo y en condiciones poco sistemáticos con intereses de uso personal.
El trabajo de Dionisio Condori Cruz contribuye decisivamente en la recuperación, preservación y conservación de nuestro patrimonio cultural oral inmaterial intangible, lo hace porque existe un imperativo de hacer cada vez más vivos nuestras creencias, valores, costumbres, prácticas y creatividad artística de nuestras culturas. Valga la oportunidad para precisar que no se trata de temas del folklore como antes se creía bajo el pensamiento etnocéntrico de que existen culturas inferiores y superiores, sino de un trabajo patrimonial oral inmaterial.
Enrique Ballón Aguirre sobre el conocimiento de la tradición histórica de las literaturas peruanas se pregunta: ¿cuál es el objeto de conocimiento de la tradición histórica de las literaturas peruanas? Y se responde él mismo, digamos se trata de describir el sistema literario de la sociedad multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural peruana y, en él su función verbal en correlación con la vida social integral, es decir, su función sinnoma opuesta diametralmente a una peregrina función autónoma (la írrita “autarquía” literaria castellana) o en otras palabras, que el estudio y conocimiento de nuestro sistema literario deberá ocuparse de mostrarnos la secuencia retrospectiva correlativa y proyectiva de los datos literarios organizados como modos de cristalización textual oral (textos grabados, transcritos y/o traducidos) y formaciones literarias en el transcurso de la tradición histórica de cada comunidad social y su convergencia en la tradición histórico literaria integral del país.
En ese marco Dionisio Condori Cruz rompe con una práctica literaria muy parecido al viejo pensamiento geocéntrico de que la tierra gira alrededor del sol que es el lugar común en los escritores subordinados a un canon, donde existen autores, libros, generaciones y periodos y nos permite mirar nuestras prácticas literarias de otro modo, es decir: en la tradición oral, por sistemas textuales migratorios de variantes y motivos; y en la tradición escrita, por sistemas textuales igualmente migratorios pero de estilos.
En suma se trata, un texto que revela e inquieta sobre géneros poco estudiados como las adivinanzas y trabalenguas y su valor pedagógico en la enseñanza y/o mediación de nuestras culturas a las nuevas generaciones que es la tarea del educador en los momentos actuales.