miércoles, octubre 04, 2006

¿Miedo a la evaluación?





Walter Paz Quispe Santos

El gobierno ha colocado el tema de la evaluación docente como una medida a aplicarse el mes de diciembre. Todos han advertido el anuncio como precipitado y arbitrario y sobre todo los docentes que anuncian una huelga contra estas medidas. Pero existe en realidad un ¿miedo a la evaluación?

En el magisterio peruano, evidentemente existen profesores desde la A hasta la Z, es decir; desde los buenos hasta los malos, como en cualquier institución pública o privada. Y ciertamente el tema de la evaluación asusta a algunos y a otros no tanto. Preocupa a los que han usado el magisterio como un verdadero refugio de su fracaso académico. Esta demostrado que los muchos de los que ejercen la carrera docente han elegido la misma porque no han logrado ingresar a otras carreras profesionales y en última instancia ser profesor significa para ellos un consuelo a su miseria intelectual.

También debe asustar a los que usando el carné de aprista han ingresado precisamente en el primer gobierno de Alan García y luego no se han profesionalizado aun y si lo han hecho, seguramente en instituciones universitarias de dudosa reputación, los sábados o domingos, ó a distancia. A ellos si debe preocuparles el tema de la evaluación.

Y por supuesto, a los que han egresado de algunos institutos superiores privados y algunas universidades sin calidad, de esas que reparten títulos como “casinos o naipes” allí donde la enseñanza superior no universitaria y universitaria es una verdadera estafa intelectual.

Debe preocupar así mismo, a los que después de haber egresado no se han preocupado por estar actualizados, porque según ellos en educación nada cambia, todo sigue igual. Aquellos de mentalidad topográfica que creen que todos los objetos están en su lugar por lo que no había necesidad de capacitarse, y los que tienen una mentalidad metereológica que comparan la tarea docente como el tiempo cambiante, sin duda deben estar riéndose del anuncio presidencial.

A los que han elegido la carrera magisterial por vocación y han egresado de instituciones de formación magisterial serias no les preocupa el tema de la evaluación. Mas bien están pendientes de que las reglas de la evaluación docente sean claras y no sean concebidas como una sanción o tengan un carácter punitivo. Y en ello tienen razón, porque con gobiernos demagogos que dicen una cosa y luego hacen otra, es legítima la desconfianza; es importante que haya normas y leyes que sean respetadas por todos.

Sin duda, la evaluación docente ayudaría a detectar problemas y priorizarlos luego para resolverlos a través de una formación continua de docentes. Para nadie es novedad que existe una correlación entre el bajo rendimiento de los estudiantes con las deficiencias cognitivas de los docentes. Así lo demuestran las últimas evaluaciones tomadas para el ingreso a la carrera pública magisterial donde sólo un 3% aprobó la prueba y el resto ha ingresado a trabajar con notas desaprobatorias. Y esa verdad no lo podemos ocultar. Como es inocultable los resultados de las pruebas internacionales y nacionales sobre rendimiento de nuestros estudiantes donde estamos ubicados en los últimos lugares.

Además llama la atención que el Ministerio de Educación ahora esté preocupado en conocer resultados de sus diversas capacitaciones a través de terceros, sobre todo ONGs y otras instituciones improvisadas para tal propósito, eso significa que no cuentan con sistematizaciones de la formación continua de docentes. Es lamentable que la irresponsabilidad presida los actos en la institución rectora de la educación del país. Allí es urgente una evaluación, porque esta institución ha sido utilizada por diversos gobiernos y también por el actual como escenario del clientelaje y camarillaje político. Muchos “especialistas” ahí se encuentran por recomendaciones de congresistas, viceministros y demás ayayeros del gobierno. Si queremos practicar una cultura de la evaluación, partamos por casa, evaluemos y no permitamos que gente sin el respaldo académico debido siga practicando la “cultura de la copia” y el “remedo” de ideas importadas de otros países sobre todo europeos y norteamericanos. ¿La solución de nuestros problemas educacionales se encuentra fuera del país? ¡Hay que evaluar el voyerismo pedagógico¡

Que la evaluación traiga salud profesional a nuestros docentes, es una de las formas de mejorar la educación, pero si esta es sólo para buscar chivos expiatorios de todo el desorden educativo de varios gobiernos de turno no servirá de nada. Como no sirve de nada que la evaluación solo se use para devaluar más la función docente y hacer de nuestra educación en un verdadero pandemonio del que no podremos salir jamás.

Fuente: Los Andes Posted by Picasa

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