lunes, enero 08, 2007

Gobierno regional: la agenda pendiente.

 




Walter Paz Quispe Santos.


La región Puno como concepción y como realidad es un niño en pañales. No es aun una región de verdad, como podrían serlo muy bien Cataluña, Bretaña, Sicilia en Europa; o Santa Cruz, Antioquia, Minas Gerais o Chiloé, en América Latina. Las incipientes regiones y sus gobiernos regionales de nuestro país son experiencias de descentralización humildes y cuya infancia no tienen un crecimiento sostenido, menos la economía suficiente como para levantarse y andar hacia el futuro.

La construcción social y política de la región Puno, por lo tanto es de mucha responsabilidad de quienes se encuentran en el poder. Este parece ser el desafío principal de la planificación regional que se traduce en eso que todos llamamos desarrollo regional. Esta idea se asocia con los procesos de cambios socioeconómicos y culturales sostenidos y localizados cuya finalidad última es el progreso de la región, de la comunidad regional y, de sus ciudadanos.

La tarea de pensar y construir Puno y sobre todo construirlo políticamente es el primer reto que debe afrontar Hernán Fuentes, es decir, dotarla de las estructuras políticas y administrativas que permitan un grado variable de autogobierno regional. La misma requiere de una percepción integral de la realidad regional e imaginación para encontrar futuros posibles y deseables. Y luego, construirlo socialmente, que significa potenciar su capacidad de autoorganización de manera cohesionada, consciente de su identidad sociedad – región, capaz de movilizarse tras proyectos colectivos, forjadora de su destino y ser sujeto de su propio desarrollo.

Los procesos de construcción regional implican la formulación de dos proyectos: un proyecto político regional, productora de la cohesión y la movilización social; y un proyecto cultural regional productor de la percepción colectiva de identidad. El primero de ellos es fundamental porque permite definir el futuro regional, además presupone especificar la ideología del proyecto, su conducción política, su apoyo social y su sostenibilidad técnica. La segunda, también de prioridad esencial supone una inteligente combinación de la revaloración, difusión de las culturas locales existentes y de la apropiación regional de la cultura universal dentro del marco de la interculturalidad.

Por ejemplo, la ausencia de políticas culturales regionales ha permitido que se construya en nuestra región un Proyecto Educativo Regional unilateral, sesgado, cancelatorio con la compleja realidad regional. La miseria intelectual que comporta, porque sólo expresa las modas educativas que propugna el Banco Mundial, no responden a los intereses y necesidades ecosocioculturales e históricas y menos territoriales de Puno. Quienes lo elaboraron en su generalidad, especialistas de Órganos Intermedios que cumplen las funciones de ser “especialistas de la réplica” del centralismo limeño, sólo han podido reproducir lo que el Ministerio de Educación los instruye en sus cursos de capacitación. Con esa naturaleza de proyectos elaborados irresponsablemente, nuestra educación regional no tiene un rumbo definido. Y si hay algo de rescatable de ese proceso de construcción es el simulacro. Aceptemos que fue un intento, un simulacro de cómo se podría construir un proyecto educativo regional. Porque no tiene legitimidad y menos el consenso de la sociedad regional. (Los especialistas no son el consenso). Claro, fue aprobado por la administración corrupta del Gobierno Regional anterior, y ese mamotreto –no me cabe la menor duda- sólo nos conducirá a un suicidio educacional regional.

En suma, los temas de agenda para el nuevo gobierno regional, son la construcción de políticas culturales para Puno; luego, la construcción de un Proyecto Educativo Regional real, así como el establecimiento de políticas lingüísticas; y por supuesto, un currículo regional.

El desarrollo regional por lo tanto, presupone un enfoque cultural, donde el papel estratégico de las instituciones y organizaciones es vital. Afirmar la identidad en todos los sectores es ahora necesaria porque sino todos los proyectos de desarrollo planteados no adquirirán sentido ni orientación. Obviamente todo lo señalado anteriormente requiere de una estrategia política para convertir la región Puno desde la dimensión cultural en una de las experiencias descentralizadoras más modernas del surandino.
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