miércoles, agosto 13, 2008
¿Y los regidores de cultura? ¿Qué hacen?
Walter Paz Quispe Santos
Los regidores de cultura, ¿Quiénes son? ¿Qué hacen? ¿A qué se dedican? Han transcurrido muchos meses de gestión municipal y no existen actividades de promoción de la cultura y menos políticas culturales formuladas para el desarrollo de los distritos y provincias. La pobreza de ideas y el vacío de iniciativas presiden el desarrollo cultural de nuestros pueblos, y todo porque la miseria intelectual de unos pobres regidores de cultura no dan cuenta de acciones de largo aliento que afirmen puneñidad y puneñismo.
Algunos tienen en la cabeza un casco a prueba de ideas que nos les permite asumir con claridad y altura una política cultural que desarrolle la intraculturalidad e interculturalidad en la región. Al contrario si se trata de recomendar al partidario o al allegado para que trabaje en la comuna si muestran mucha preocupación e iniciativa.
Uno de los grandes padecimientos municipales de hoy es la desorientación de los regidores que no saben por donde conducir los destinos culturales, quienes piensan que regalando camisetas a algunos equipos de fútbol amateur, o algunos escritorios en los desfiles escolares por el aniversario de sus pueblos se hace y desarrolla cultura. La falta de un pensamiento local y regional y la miserable formación ciudadana hacen de ellos no parte de la solución, sino del problema.
Los regidores de cultura, esos seres que para reclamar una dieta tartamudean hasta el cansancio, pero si de desarrollo cultural se discute, se meten la lengua no se donde. Esos mismos, son los que condenan al atraso y postergación espiritual a nuestros pueblos. Los regidores de cultura, esos que si conocen de vestirse con saco y corbata pero no conocen nada de implementar bibliotecas municipales, ni del fomento de la lectura. Los regidores de cultura que siempre andan buscando el respeto pero que no se dan cuenta que así no son respetables.
¿Habrá alguien que los junte? Y le regale alguna agenda local y regional, para discutir tópicos como por ejemplo el patrimonio cultural, o un circuito para el fomento del turismo regional. Andan mal y sueltos a su suerte, los muy pobres regidores de cultura, que hasta hoy no han leído el ley de mancomunidades, que muy bien los ha podido juntar alrededor de temas de desarrollo cultural comunes a todos los distritos y provincias.
Los regidores de cultura, esos que viven del estigma cultural y reniegan de si mismos, esos que hasta de cambiarse de apellido pueden; pero de afirmar la cultura andina se trata, andan más perdidos que policía en biblioteca. Si esos mismos, son los que menos muestran interés por la problemática de la identidad cultural. Los regidores de cultura, esos que no pueden publicar una página de la historia de sus pueblos, pero si pasan puntualmente por caja por los viáticos. Esos son los que no pueden esclarecer si la identidad cultural es el lugar donde se vive la cultura como subjetividad, en donde la colectividad se piensa como sujeto. Mientras que el patrimonio cultural contiene todo lo producido por una cultura en un pasado lejano o reciente. El sentimiento de identidad cultural contiene, en potencia, lo que aquella puede producir en el presente y el futuro.
A los regidores de cultura hay que decirles que la identidad cultural es la realización de un acto vencedor, un arma de combate al servicio de la independencia efectiva de nuestros pueblos y el instrumento privilegiado del pleno desarrollo de los individuos y del progreso armonioso de las sociedades. Hay que decirles, que eso mismo constituye la condición básica para la creación de un nuevo orden local y regional, basado en el derecho imprescriptible de los pueblos a disponer de si mismos y el reconocimiento de la igualdad absoluta y la dignidad de todas las culturas.
A los regidores de cultura, a esos que no pueden esclarecer si así son pobres diablos o diablos pobres.
Fuente: Los Andes.
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