martes, agosto 24, 2010

Ideología dominante de los textos escolares: a propósito de los módulos del Ministerio de Educación



Walter Paz Quispe Santos


Como lo anotan Apple (1986, 1989) Torres (1994) Lomas y Osoro (1996) entre otros, que los libros de texto sobre todo si son elaborados por el Ministerio de Educación de un país, reflejan y transmiten casi siempre las ideas dominantes sobre los cuales deben ser los contenidos legítimos de la escolarización en nuestras sociedades y por lo tanto, sobre cuál ha de ser el capital cultural de las personas satisfactoriamente educadas. Los libros de texto como lo sostiene (Wexler: 1982) no son inocentes ni neutrales, sino que tiene un innegable vinculo con los intereses y con las ideologías de los grupos sociales que ostentan la hegemonía y poder en nuestras sociedades. El conocimiento cultural que aparece reflejado en el currículo escolar y en los libros de texto, es en consecuencia, el efecto de una selección nada aséptica ni equitativa de la cultura humana, ya que esta selección se efectúa en función de lo que algunos grupos sociales consideran representativo y significativo de la cultura a efectos de su transmisión escolar a las generaciones futuras. En esa selección el énfasis en los aprendizajes escolares se pone en los contenidos considerados legítimos y socialmente funcionales en detrimento de otros contenidos que se omiten, se ocultan o se devalúan. De esta manera “la transmisión selectiva” de la cultura de clase como cultura común silencia las culturas de los oprimidos y legitima el orden social actual como natural y neutro.

Según Martinez (2002) las tesis que articulan la estructura general del texto son 1) el libro de texto pretende ser un potente definidor de un enfoque tecnológico de la enseñanza, en una época histórica en que la Pedagogía hace ya tiempo que comprendió que por ahí no se avanzaba. 2) El libro de texto es portador de una significación ideologizada de la vida, pero en la actual construcción social de las subjetividades no es precisamente un dispositivo de probada eficacia. 3) Sin embargo, el libro de texto es un potente discurso de la institucionalización de las relaciones poder / saber en la escuela. En el interior de la institución, actúa como un potente catalizador de una forma hegemónica de entender la enseñanza y el aprendizaje. 4) En tanto que práctica discursiva, el libro de texto actúa como estrategia de normalización institucional que vincula a cada individuo a una identidad sabida, conocida, predeterminada. 5) El libro de texto es un importante regulador del puesto de trabajo docente y, en ese sentido también un elemento que interviene directamente en las relaciones entre valor de uso y el valor de cambio de la fuerza de trabajo docente. Que es decir también en las atribuciones de autoridad y capacitación. 6) Y por que los datos vienen confirmando, el libro de texto es sobre todo un gran negocio editorial con importante influencia en las políticas educativas de los gobiernos. 7) La innovación, el cambio y la mejora de la calidad sugieren encontrar alternativas teóricas y prácticas en el proceso de desarrollo del currículo, y en el modo alternativo en que eso va a ser presentad y compartido con los profesores.

Para Teun van Dijk, los libros escolares de texto representan la manifestación del conocimiento general oficial, del sentido común y de las ideologías dominantes de la sociedad. Justamente por ser obligatorio para todos los niños, es preciso que reflejen un tipo de contenido de conocimientos aceptable para una amplia gama de ciudadanos y de grupos. Los libros de texto cuando menos deben reflejar todo lo que cuenta como creencias políticamente correctas en cada periodo y en cada país. Si el discurso político, mediático, corporativo e incluso académico pueden ser partidistas, el del libro de texto es un ejemplo clásico del discurso que, al menos en teoría, se supone que debe proporcionar información “objetiva” e imparcial. Por los mismos motivos un análisis ideológico de este tipo de textos aceptados (y prescritos) por lo general se hace todavía más relevante. Esto nos obliga a mirar críticamente todos los textos que distribuye el Ministerio de Educación y verificar que las formas de colonialismo del poder y del saber se legitiman desde las escuelas y colegios en el país.

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