viernes, diciembre 24, 2010

Los Ese’ja y el Bahuaja Sonene




Walter Paz Quispe Santos


Una de las culturas ignoradas de la amazonía puneña es sin duda los Ese’ja dueños legítimos del maravilloso Parque Nacional Bahuaja Sonene que se encuentra en la selva baja de la Región Puno y que comparte territorio con Madre de Dios. Cuenta con una superficie de 1 091 416 hectáreas. Se ubica en la ecorregión del Bosque Húmedo de la Amazonía suroccidental y presenta habitats típicos de este bosque y del bosque húmedo premontano tropical.

Los Ese’ja es una etnia originaria de la amazonía puneña cuya lengua pertenece a la familia lingüística de los Tacana, quienes hoy se concentran en las áreas de la propiedad comunal de Infierno, Palma Real y Sonene, colindantes al parque. Una cuarta comunidad nativa vecina son los Kotsimba que corresponde a la etnia Pukieri, de la familia Harakmbut.

Los Ese’ja es un pueblo milenario quienes sitúan a sus antecesores ocupando las cabeceras de los ríos Tambopata, Heath, Madini (estos dos últimos ubicados en territorio boliviano). Los investigadores calculan el poblamiento de este territorio desde hace tres o cuatro mil años. Los Ese’ja tenían un intercambio dinámico, activo con las poblaciones altoandinas, existiendo incluso esporádicos o estacionales asentamientos en la ceja de selva, tras la búsqueda del oro, la siembre de la coca o la caza de aves. Según los cronistas, las plumas que ornaban las vestimentas de la clase real o la nobleza inca, eran llevadas desde esta zona. Hay muchos caminos incas que llegan hasta el Bahuaja Sonene y seguramente eran para conseguir esas preciosas plumas de colores y asi refuerza la iconografía inca que registra esos contactos.

En la época colonial sufrieron una invasión de colonizadores ambiciosos por el caucho hasta la época republicana. Los procesos de esclavización y exterminio fueron brutales. A partir de entonces las etnias de la amazonía puneña han ido perdiendo territorio, sólo amortiguada por su lejanía y lo poco accesible que fue siempre, hasta que se encontró como una ruta accesible por la vía de Madre de Dios, por Puerto Maldonado a través de un camino de herradura que, pasando por el Astillero, en la confluencia de los ríos Tambopata y Tavara asciende al altiplano puneño. Acceso que fue mejorado el año 1965 cuando se construye la carretera desde el Cusco, y para mal. Ahora esta región aprovecha mucho de los recursos del Bahuaja Sonene, con la cómplice indiferencia de las autoridades de la región Puno.

En el siglo XX, la migración de los colonos andinos a los valles altos de los ríos Inambari y Tambopata, siguiendo un antiguo patrón de control simultáneo de diferentes pisos ecológicos ha ido incrementándose por la producción del café que en el mercado nacional e internacional se ha vuelto rentable. A este movimiento de gente andina lo estimuló la política colonizadora promovida por el Estado peruano y la construcción de la carretera de penetración entre Sandia y San Juan del Oro, que en la actualidad ha dado origen a la construcción de la carretera interoceánica sobre la ruta de Macusani – San Gaban.

Según la Guía Oficial de las áreas protegidas, el parque nacional protege la única porción de sábana tropical húmeda que tiene el Perú, donde abundan palmeras como el aguaje (Mauricia flexuosa), formando islas sobre las docenas de especies de gramineas que crecen en las llanuras inundables, y refugio de fauna altamente especializada. En zonas como la colinosa cuenca del río Candamo se pueden encontrar, además de palmeras, caucho (hevea guianensis) y tornillo (Cedrelinga catenaeformis). Más alto en las montañas se encuentran bosques enanos compuestos de arbustos y árboles pequeños de las familias Clusiaceae, Rubiaceae y Myrcinaceae. La cuenca del río Tavara en cambio, presenta predominancia de la familia Bignoniaceae, típica de los bosques de la llanura amazónica. Finalmente en la cuenca del río Tambopata, que se halla en el corazón del parque, los bosques maduros en los llanos inundados, colmados de trepadoras en sus troncos y follaje, compiten con dos especies de bambú muy abundantes.

Esta alta diversidad de comunidades vegetales en todos los sectores del parque incluye además a varias especies forestales de importancia económica como el cedro (cederla odorata), caoba (Swietenia microphylla), y castaña (Bertholletia excelsa); palmeras como la pona (Iriartea Vertricosa), el huasai (Euterpe sp.) y el ungurahui (Jessenia bataua), y árboles de gran diámetro como Ficus, Guarea y Guattería.

Los estudios más recientes en Bahuaja Sonene han reportado más de 600 especies de aves, 378 de ellas en el sector del río Heatch, entre las que destacan 7 especies de guacamayos, la espátula rosada (ajaia ajaja), el condor de la selva (Sarcoramphus papa) y la fabulosa depredadora, el aguila harpia (Harpya harpyja).

También 174 especies de mamíferos que incluyen a tres raras especies de perros de monte (Spheothos venaticus, Cerdocyn thous y Atelocynus microtis), a la nutria gigante o lobo de río (Pteronura brasiliensis), en peligro, al ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) y al singular lobo de crin (Chrysocyon brachyurus), estas dos últimas especies emblemáticas, de las pampas del heath que no existen en ningún otro lugar del país. Asimismo, especies en situación vulnerable como el oso hormiguero (Myrmecophaga tridáctila), el armadillo gigante (Priodontes maximus), el maquisapa negro (Ateles paniscus) y el jaguar (Pantera onca).

Entre los reptiles y anfibios se encontraron 100 especies, que tienen como sus representantes más destacados al gigantesco caiman negro (Melano suchus niger), la anaconda (Eunectes Marinus) y la taricaya (Podocnemis unifilis); además de 5 especies endémicas de ranas, de las familias Hylidae, Dendrobatidae y Leptodactyllidae. Se reportaron 232 especies de peces y la cifra record de 1 200 especies de mariposas.

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