martes, julio 12, 2011

El síndrome racista de Alan García



Walter Paz Quispe Santos

Alan García, en una infeliz intervención televisiva expresó que los aimaras tienen creencias absurdas y primitivas. Y que hay que “Derrotar las ideologías absurdas, panteístas, que creen que las paredes son dioses y el aire es dios. En fin, volver a esas formas primitivas de religiosidad donde se dice: ‘no toques ese cerro porque es un Apu y está lleno del espíritu milenario’, no sé qué cosa. Bueno, si llegamos a eso, entonces no hagamos nada, ni minería”. Este racismo contra los aimaras y otras culturas originarias es una de las formas de dominación y colonialismo del poder y del saber muy arraigado en las clases dominantes que tratan sistemáticamente como inferiores a los “otros”, con una ideología que legitima la explotación, la discriminación y la presencia de una minería mal concebida con leyes que sólo favorecen a las grandes empresas transnacionales.

El prejuicio y el lugar común parecieran dominar el espectro obnubilado del Presidente García que no tiene competencia sociocultural para comprender la complejidad de un país como el nuestro que es pluricultural y multilingüe. Estas formas de representación de los pueblos originarios en la ideología ridícula de nuestro gobernante, provienen de un afán interesado de negar las reivindicaciones y luchas del pueblo aimara por la defensa de la biodiversidad y el derecho a vivir en armonía con la naturaleza. Y claro, para ocultar el contubernio y las oscuras negociaciones con estas transnacionales.

Sabemos que la mayor parte de los miembros de los grupos dominantes aprenden el racismo a través de los discursos de una amplia variedad de hechos comunicativos. Si no veamos facebook o twitter donde se ha formado una caterva de racistas que han tomado el mal ejemplo de este gobernante que aprendió a ser racista para ser xenófobo abierto y violento.

¿Cómo define a los aimaras este inquilino de palacio de gobierno? Como gente con creencias absurdas y primitivas. Sin duda, lo absurdo va contra cierta lógica interesada. Es decir, los aimaras tienen ideas absurdas. Y lo absurdo para este racista linda con lo primitivo. Por supuesto que usa para argumentar sus falacias sus propios complejos de superioridad. Para García y las élites blancas dominantes como Fernando de Szyszlo, o Rosa María Palacios todo lo diferente a sus formas de pensar y actuar es inferior y propio de un desarrollo primitivo “irracional”. Tal vez unas clasecitas de antropología cultural los ubique a estos descolocados que a través del discurso dominante muy propias de las élites simbólicas quieren hacernos creer que son liberales, progresistas, cosmopolitas y sin prejuicios.

Las estructuras y estrategias del discurso y acciones racistas de Alan García han sido muy tendenciosas y cuidadosamente planificadas para deslegitimar los movimientos sociales aimaras. Algo muy similar a los que usó Fujimori para permitir destrozar palacio de gobierno y luego usar la estrategia de enfatizar lo negativo de “ellos” y luego esperar el efecto de los medios en la población y conseguir la muy ansiada “indignación”. Estas son las formas muy conocidas en la confrontación política para deslegitimar un movimiento, y claro, luego viene la trama racista visual, auditiva, virtual de los medios de comunicación en la población.
Así se han glorificado una vez más la superioridad de la raza “blanca” como civilizada subrayando su preocupación por el progreso a costa de la exportación de materias primas de la minería y a los aimaras como los “perros del hortelano”. Sólo debemos fijarnos en las operaciones discursivas racializadoras de Alan García para ver como el control social y las manipulaciones están a la orden del día para dominar y minorizar a los pueblos aimaras y de la Amazonía.

1 comentario:

nacion quechua dijo...

Amigo, miremos el futuro. Por lo pronto luchemos por mejores condiciones de vida para los nuestros y que ellos ladren nuestro avance: El que ladren no nos debe importar en lo mas mínimo. El futuro de nuestra nación está en nuestras manos y no en las opiniones de los criollos.