jueves, diciembre 10, 2009

No todos los profesores pueden enseñar a comprender textos.

 



Walter Paz Quispe Santos.

El tema de la comprensión lectora en nuestro país pone en cuestión si todos los profesores están preparados para enseñarlo. Si existe una correlación entre las deficiencias cognitivas de los docentes con las deficiencias cognitivas de los estudiantes; dicho de otro modo, si el buen desempeño docente en la enseñanza de la comprensión produce buenos lectores comprendedores en las escuelas y colegios, incluido la universidad. Y en efecto, los estudios que se vienen desarrollándose en el ámbito internacional y nacional parecen corroborar esta hipótesis.

En un país como el nuestro, de no lectores, es sencillo constatar que existe una simulación o impostura de aparentar que se lee, cuando en realidad no existe un gusto ni vocación por la lectura en una mayoría de los maestros peruanos. Pero, sin embargo, las exigencias a leer a los estudiantes son permanentes, sobre todo ahora que está de moda el “plan lector”, aunque en realidad se necesita otro igual para ellos. Las experiencias de los procesos de capacitación, el post grado con las segundas especializaciones, las maestrías y doctorados son el mejor ejemplo de esta miseria intelectual que los envuelve en la medianía de la educación escolar y formación profesional.

Sin duda, para enseñar a comprender se necesita un perfil y una nueva cultura profesional en las instituciones educativas. Hasta hace poco no existían suficientes referencias para reconocer el nivel de lectura que se debía exigir a los educadores para una enseñanza eficiente de la comprensión lectora. En esta oportunidad me permito presentar los niveles de enseñanza de la comprensión lectora para demostrar que no todos los maestros pueden enseñar a comprender y que es penoso comprobar que existen educadores que no entienden lo que leen y sin embargo se sigue confiando en ellos la enseñanza de la comprensión lectora.

Empiezo comentándoles del Nivel “A”, es decir, el nivel de lectura óptimo del docente para la enseñanza de la comprensión lectora. En este nivel el educador es capaz de evaluar la confiabilidad de los textos, descubrir el tema de los mismos, identificar y formular hipótesis, descubrir y relacionar el desarrollo de la argumentación y la fundamentación de la hipótesis central, identificar y clasificar los distintos patrones en los que se organiza un texto, además de descubrir relaciones, contradicciones internas, ambigüedades, falacias. ¿Cuántos de nuestros docentes se encontrarán en este nivel?

Luego viene el nivel “B”, es decir, el nivel de lectura del docente para un rendimiento medio de la enseñanza de la comprensión lectora. En este nivel el educador es capaz de descubrir el tema del texto, identificar y formular hipótesis; sin embargo, no es capaz de descubrir y relacionar el desarrollo de la argumentación y la fundamentación de la hipótesis central, además no puede descubrir relaciones, contradicciones internas, ambigüedades, falacias. Menos aún explicar las habilidades de razonamiento que utiliza para realizar análisis. ¿Hay profesores con este perfil? Claro que los hay y en una buena cantidad.

También existe un nivel “C”, es decir, un nivel de lectura bajo del docente para la enseñanza de la comprensión lectora. Estos docentes son capaces para identificar algunos puntos principales o ideas claves del texto, sin embargo son incapaces para distinguir la relación de las ideas clave con el tema, la tesis y la argumentación del texto. ¿Y existen profesores en con el nivel C de lectura? Claro que sí hasta en las universidades y son una mayoría.

Hay por último el nivel “D”, es decir, el nivel de lectura del docente incapacitado para la enseñanza de la comprensión lectora. Se trata de aquellos profesores que al leer un texto sólo son capaces de identificar conceptos, algunos relevantes y otros no, pero generalmente la lectura de los textos los deja confusos. ¿Habrá profesores con este perfil en nuestro sistema educativo? Claro que sí y como dirían muchos en el argot peruano “como cancha”. Y pensar que nuestros hijos se encuentran en manos de este tipo de profesionales es obvio que se formen “perdedores” y para no comprender nada.

Hay un derecho importante dentro de los derechos humanos, el derecho a disfrutar de las bondades de la ciencia y la tecnología, las artes y la literatura, y si no nos enseñan a comprenderlo como se debe, sencillamente muchos educadores atentan contra este derecho imprescindible que la educación nos debería brindar. Necesitamos con urgencia promover un debate en torno a la profesión, profesionalización, profesionalismo y profesionalidad del profesorado para que al menos el nivel de lectura docente sea el más eficiente en la enseñanza de la comprensión lectora.
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