martes, julio 12, 2011

La pragmática del mentir: de peruanos con honradez, tecnología y trabajo a peruanos con combo y chamba



Walter Paz Quispe Santos

La plétora de discursos políticos que hemos escuchado en la pasada campaña electoral tuvo la presencia omnipresente de la pragmática del mentir. Así podríamos señalar que no podría existir un discurso político sin la mentira. Y lo que no es menos, esa mentira presentó su propia pragmática. Frases recordadas como “peruanos con honradez, tecnología y trabajo” de la primera incursión a la política de Alberto Fujimori, que trajo una adhesión efectista. Y ahora, otra frase acuñada con la misma función: “peruanos con combo y chamba”, o “crecimiento con inclusión social” de Humala tienen ese componente demagógico.

Estas frases inteligentemente acuñadas es la comprobación de que se trata de una suma de mentiras: 1+ (-1) = 0, y esta adición se anula por todos lados. Otro aspecto que debemos admitir es que el espacio político es de lo posible, lo incierto y lo imposible. Imagínense a los dos movimientos polarizados de Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Ahora que ya conocemos al ganador. Uno de ellos se articula en la oposición, es decir, empieza a contar con una información parcial, y no tiene necesidad ni posibilidad de aplicación inmediata. Por lo que la mentira presidirá muchos de los actos de sus representantes. El movimiento que tiene el poder también se gestó desde la oposición y el uso pragmático de la mentira. En cualquier caso, la mentira forma parte de un movimiento político. Y sobre todo las dictaduras se fundan en la mentira. Así la democracia es una medida significativa de apartamiento de estos actos mentirosos. Y en partidos que han participado del autoritarismo la mentira crece saludablemente, como por ejemplo todos los argumentos utilizados para justificar las esterilizaciones forzadas.

Tomemos ahora la relación de los medios periodísticos y su relación con la mentira: Titulares como: “lo vi matar”, “se desmorona” aludiendo a Humala, o “Chávez sigue repartiendo” acusándolo de recibir dineros para la campaña electoral, o expresiones como: “se consolida”, “saca ventaja”, “se despunta” para magnificar la presencia de Keiko Fujimori, preparado por periodistas tan contumaces usando la laxitud del lenguaje periodístico nos muestran formas implícitas de engañar y torcer la información. Sin duda, se precisan muchas golondrinas para hacer verano y, por otra parte, hay mentirosos en todos los medios y sobre todo en las columnas de opinión y el tratamiento de las noticias que merecen figurar en el primer lugar en el cuadro de honor de la mentira. Los periodistas despedidos por diferentes medios que no apoyaban a la candidatura de Ollanta tuvieron que ser despedidos o simplemente renunciar.
Hay tres situaciones comprometedoras a las que debe sobreponerse un periodista que no quiere perder la credibilidad. Primero, frente a los lectores, luego ante su empleador y finalmente el relativo a la imagen que tiene de sí mismo. Y las pasadas elecciones fueron una excelente oportunidad para observar a los periodistas de la mayoría de medios usando de la mentira para favorecer a su candidato favorito. Ciertamente que dejaron de lado los escrúpulos y fueron mitómanos, estafadores y farsantes y demás formas de autopresentación positiva en torno a los ambiguos contornos de la verdad. Ahora que las aguas vuelven a su cauce, será difícil aparentar que no lo fueron.

1 comentario:

nacion quechua dijo...

Amigo, gastamos recursos y tiempo en analizar lo que dijeron o no dijeron la clase criolla. Creo que debemos de concentrarnos mas bien en construir la Nacion Quechua: Qué debemos hacer; qué necesitamos; por dónde empezamos.