viernes, julio 20, 2007

El currículo regional.

 




Walter Paz Quispe Santos


La construcción del currículo regional y las políticas educativas regionales abren el debate sobre las categorías conceptuales que se manejan en su formulación y el modo en que se pretende hacerla funcionar desde las estrategias aplicativas. A propósito de esta coyuntura que se vive en el sector educación a nivel nacional me permito aproximarme a las posibilidades y limitaciones de la misma en la renovación pedagógica regional y local, al mismo tiempo de identificar los factores que inciden en la estructuración de su dinámica.

Sin duda, es el Banco Mundial quien pone la agenda sobre el Proyecto Educativo Regional, las Políticas Educativas Regionales, así como puso en el lenguaje magisterial las ideas del Proyecto Educativo Institucional, Proyecto Curricular de Centro, y como ahora mismo busca colocar algunas otras proyecciones como es el caso de la municipalización y la privatización. ¿Y cuál es el verdadero interés del Banco Mundial? ¿Serán compatibles con los intereses de cada una de las regiones? Lo cierto es que este organismo mundial con sus políticas administrativas brinda las prescripciones y orientaciones en diferentes contextos de regulación nacional, regional, local.

Los discursos legitimadores de apropiación social de la práctica educativa surgen de un lenguaje contradictorio: por un lado es el muy difundido constructivismo pedagógico aplicado a pie de juntillas sin mucho debate en la realidad nacional y por el otro la famosa planificación estratégica ideado por los Chicago Boys que sólo buscan expandir el modelo neoliberal de la consecución del éxito utilitarista. ¿Cuánto de estos discursos son debatidos en los contextos regionales y locales de acuerdo con sus genuinos intereses y necesidades? ¿y cuanto de los discursos alternativos existen en los muy publicitados proyectos regionales?

Todo esto empieza a elaborarse con instancias organizativas de determinación de los diferentes niveles de concreción curricular regional y local. En algunas regiones se han contratado consultorías internacionales y nacionales y otras han realizado “alianzas estratégicas” con algunas ONGs que siempre han estado acostumbrados a sembrar un jardín y regarlos consecuentemente mientras la cooperación internacional siga enviando dinero. Regar y estirar la mano es la consigna y cuando se acaba el “envío” el jardín se seca y así terminaron muchos proyectos pomposos en América Latina. A todo esto, hay algunas ONGs que ya no son parte de la solución de nuestros problemas, sino de la agudización de las mismas. ¿Cómo direccionar a las ONGs y otras consultorías a nuestros intereses y necesidades? ¿Y como hacerlos sostenibles y sustentables en nuestros proyectos educativos?

Nuestros escenarios, es decir, el contexto espacio – temporal de representación, nos permite prefigurar que todo esto sólo es posible dentro de la descentralización educativa, los modelos curriculares abiertos o básicos, pero no cerrados. Necesitamos tener una vocación descentralista para buscar las autonomías regionales y locales. Sin descentralización económica o fiscal y política no es posible una descentralización educativa. Así de simple. Por eso es importante que un gobierno regional controle el poder regional en todos sus sectores y no como ocurre hoy mismo, el centralismo limeño se entromete a través de sus leyes y normas en las instituciones y se enfrenta con las políticas regionales. Por ejemplo, ¿a quien representa en la región Puno el ex Director Regional de Educación? ¿El centralismo limeño reconocerá estos errores y los corregirá para no fomentar la anarquía legal y política?

Las Regiones por otro lado son espacios donde coexisten varias culturas, y esta constatación exige la afirmación de la interculturalidad y la intraculturalidad. Por ejemplo en nuestra región coexisten culturas como la aimara, quechua, mestiza, y otras. Estas culturas en el sincretismo o la diferenciación producen significados específicos de convivencia y respeto. Así como construyen los modelos mentales de sus actores, son expresiones de la andinidad y el andinismo, la puneñidad y el puneñismo para el caso nuestro. Una se condice con la acción y la otra con la mística de los imaginarios y representaciones sociales. ¿Cuánto de esta afirmación sociocultural tiene los proyectos educativos regionales? ¿Parten de unas políticas culturales establecidas?

El control sobre la fuerza de trabajo y las fluctuaciones y el valor desigual de cambio en relación con las gradaciones y diferencias en el proceso productivo en las instituciones escolares nos hace ver que no existe en el currículo nacional y regional una reflexión sobre la actitud o preparación para el mundo del mercado. ¿Necesitamos formar a los futuros ciudadanos regionales y locales para el mundo del consumismo y el pago puntual de los impuestos o para la actividad productiva? Es innegable que la educación regional debe conectarse a los sistemas productivos en todos sus niveles, o de otro modo sólo seremos una paria miserable de autómatas controlados por el mundo de la publicidad comercial y la demagogia electoral.

Las prácticas, es decir, los compromisos suscritos de planificadores, especialistas, consultores, organizaciones, instituciones, padres de familia, estudiantes y profesores son una condición sine qua non para la puesta en ejecución de las políticas educativas y el currículo regional. Sin esta voluntad y toma de decisiones un proyecto por más técnico que sea no tendrá el eco ni la repercusión dentro de los intereses y necesidades de las ciudadanías locales. Una constatación triste al respecto, es el caso de los proyectos educativos institucionales, la mayoría de centros educativos los tienen pero no los aplican: “Sólo sirven para quedar bien con la administración”.

Finalmente, promover un proyecto educativo y un currículo regional implica también unas resistencias. Las reivindicaciones afirmaran mejor tratamiento de la complejidad de la realidad. Se necesitan darles legitimidad y consenso de la sociedad civil. Por lo que es importante desarrollar foros de debate, seminarios con todos los sectores comprometidos con los futuros posibles y deseables de la educación regional y local. La experiencia de muchos países latinoamericanos y de otros continentes demuestra que si los proyectos no han sido construidos democráticamente no tendrán lugar en su práctica social, menos en la consecución de sus objetivos. Por eso se necesitan pasar por el tamiz de la crítica. Sin crítica y sin consensos democráticos no hay legitimidad posible.

Fuente: Altiplano Politico SER.
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