viernes, julio 20, 2007

Participación política indígena en la sierra peruana

 



Walter Paz Quispe Santos

La publicación de Ramón Pajuelo Teves, “Participación política indígena en la sierra peruana, una aproximación desde las dinámicas nacionales y locales” nos trae algunas evidencias sobre el estado de la cuestión “indígena” en el país en los inicios del presente siglo y el ejercicio de su ciudadanía política. Podemos estar en desacuerdo con las expresiones “indígena” y la denominación “sierra peruana”, sobre todo porque los campesinos aimaras, quechuas y amazónicos no se reconocen como indígenas, sino a partir de criterios lingüísticos como aimaras, quechuas, etc., y por el otro con criterios histórico culturales como “campesinos”. Por lo tanto las expresiones “andinos”, “indígenas” no dejan de ser creaciones de nosotros los intelectuales. Asimismo la diversidad ecosociocultural donde nos hemos desarrollado muchos de los aimaras, quechuas y amazónicos nos permite observar que para el caso de Puno, no somos serranos sino altiplánicos con algo de selva. De modo que la denominación sierra peruana no se condice con nuestra consustancial geografía.

El valor del texto radica en la profundidad de su análisis sobre la situación de nosotros “los indios”.¿Cuál es el sentido de la expresión “indio” (pág. 27)? ¿Racista o de reivindicación? Porque el estudio está hecho desde una posición de tercera persona, y trata lo indígena desde la consabida connotación del “ellos”. Es decir, la ética de la construcción del “otro” se corresponde con las conocidas singladuras coloniales que las ciencias sociales de hoy imponen en su paquete de “indígenas interpretados”. Sin embargo, al margen de estas observaciones incisivas mías la investigación nos aproxima a comprender las tensiones básicas de nuestra situación en el contexto político actual. El libro está dividido en cuatro partes: ¿Quiénes y cuántos son los indígenas en el Perú?, dinámicas nacionales de participación política indígena: avances y desafíos, la dimensión local de la participación política indígena: experiencias y dilemas, y finalmente reflexiones finales.

En la parte referida a ¿quiénes y cuántos son los indígenas? Señala que solamente en cinco departamentos los indígenas constituyen la mayoría de la población: Apurimac (76.95%), Puno (75.97%), Ayacucho (70.83%), Huancavelica (66.79%) y Cusco (64.37%), sin embargo debemos agregar que generalmente son tratados como minorías por la clase política peruana y las élites intelectuales; siendo así poblaciones minorizadas.

A partir de la segunda década del siglo XIX se instituyó formalmente la ciudadanía como categoría jurídica, política y social de los pobladores peruanos de la naciente república. Sin embargo, el proceso normativo de ciudadanización terminó siendo lo suficientemente ambiguo como para impedir a los “indígenas”, durante el siglo XIX, XX y los inicios del XXI el ejercicio real del conjunto de derechos inherentes a su condición ciudadana, especialmente los de orden político. A este respecto el libro de Pajuelo narra episodios desgarradores de la participación política de las congresistas María Sumire e Hilaria Supa, ambas de origen quechua. La discriminación y racismo con que son tratados expresa que en el país se práctica una ciudadanía excluyente con los “indígenas”.

De todo este análisis el autor a partir de las experiencias de participación política del movimiento Llapanchik, Andahuaylas (Apurimac), concluye con algunas reflexiones sobre el tema de la participación indígena en los sistemas democráticos, expresando que la participación “indígena” sigue siendo un desafío pendiente. Y que el modelo de ciudadanía hegemónico que se impone es excluyente, desigual y antidemocrático porque está basado en la colonialidad del poder que busca en nosotros la renuncia a la diferencia cultural para optar la condición de ciudadano de pleno derecho.

Finalmente, el estudio de Ramón Pajuelo nos permite distinguir que este tipo de reflexiones se organizan alrededor de dos polos opuestos: por una parte, el de las fuerzas no indígenas actuando en pro de una integración indiferenciada de los “indios” en la sociedad global, y por otra parte las fuerzas “indígenas”, las cuales de manera todavía difusa tratan de ejercer una práctica de formas de desarrollo y autodesarrollo basadas en la etnicidad. En suma la problemática “indígena” en la intelectualidad actual en palabras de Roberto Santana se analizan a partir de tres enfoques influyentes, en primer lugar el que consiste en ver al “indígena” bajo la lupa del campesino el cual conduce a la formalización de una problemática clase etnia, que impide imaginar al “indio” como sujeto portador de un proyecto y de una práctica política autónomos. El segundo enfoque, muy difundido, es el indigenista, que consiste en ver en el indígena ese “marginado” al que es indispensable integrarlo a la “sociedad nacional”. Luego, en tercer lugar muchos nos hemos apartado del enfoque que diluye al indígena en una identidad “andina”, al parecer muy convencional y de resultados ambiguos cuando se la confronta a los movimientos legítimos de las sociedades originarias.

El texto además nos hace ver que es urgente repensar la etnicidad como una práctica político ideológica, donde la acción política cotidiana y creación o adopción ideológica van a la par, asegurando así a la identidad aimara, quechua, amazónica una posibilidad de formulación y reformulación, dotación de nuevos significados y coherencia.

Con estas palabras al buen entendedor salud¡

Fuente: Altiplano Político, SER.
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