miércoles, abril 16, 2008

La universidad negocio y sus filiales






Walter Paz Quispe Santos


Una de las mayores expresiones del desorden en educación superior, era sin duda las filiales de las universidades. Instituciones que sin brindar calidad ni una Formación profesional adecuada otorgaban títulos a nombre de la nación, y por lo tanto agudizaban más la educación nacional y regional.

Las últimas evaluaciones para el nombramiento de profesores, puso en evidencia la mala formación universitaria y muchos de los docentes evaluados procedían de estas filiales. Más atención al dinero y casi nada a los aspectos académicos, ha permitido que la crisis se generalice en nuestro país. La región Puno fue tal vez el lugar donde más universidades negocio operen sin una acreditación ni una oferta educativa de calidad. Entidades que proceden de Lima, Trujillo, Arequipa, Moquegua, Chimbote, y otras ciudades con currículas poco relevantes socialmente para los intereses locales y regionales, menos pertinentes culturalmente y insignificantes profesionalmente. Pero eso no importa a la universidad negocio, solo el aspecto económico. Y si hay alguna que se salva de esta triste realidad es la Universidad Peruana Unión que desde que se instaló en la región Puno tuvo mas cuidado en su oferta, exigencia académica y la formación de valores.

Por eso es saludable el anuncio gubernamental de cortar el funcionamiento de las facultades de educación de estas universidades mediante la modalidad de filiales. Y claro, respetar las que cumplen los controles de calidad y rigor académico. Esto exige una intervención inmediata y un ordenamiento del funcionamiento de las universidades en el país y la región por un lado; y por otro lado, la seriedad y responsabilidad en el otorgamiento de títulos profesionales.

¿Cómo funciona la universidad negocio en el país como filiales? Un avivato con mucho interés por el beneficio económico, gestiona en la sede principal de la universidad y en una facultad específica una licencia o autorización para hacer funcionar una sede en su provincia. Luego, se preparan unos módulos o textos universitarios con una miseria intelectual hasta conocimientos desfasados. Luego se recolectan docentes facilitadores que sin ningún perfil profesional académico necesario tienen la responsabilidad de impartir esos conocimientos “con fecha de vencimiento” a los estudiantes matriculados. Y estos generalmente son “fracasados” que no lograron ingresar a algunas de las pocas universidades competentes o de mayor reconocimiento regional. Así se pacta el convenio mediocre: paga puntualmente tus cuotas y serás aprobado automáticamente.

La gran beneficiada es la sede principal que gracias a una cuenta bancaria recepciona los aportes económicos, y el pago que se brinda a los profesores facilitadores es miserable, pero las sumas que deben pagar los estudiantes son elevados, tienen que aportar una mayor cantidad de dinero con tal de obtener el ansiado título profesional. Y si nos ponemos a identificar la infraestructura donde funcionan, generalmente es un local inadecuado o las aulas alquiladas de un centro educativo público.

La mayoría de estas instituciones de formación hacen depender la reflexión académica de los módulos mediocremente preparados. No instalan bibliotecas especializadas ni realizan convenios para la profundización y consulta de textos universitarios. Eso tampoco importa. No es parte de la propuesta programática, eso es problema de estudiante. Es decir, un problema de nadie.

Y si miramos las investigaciones que desarrollan, todos se acogen a una modalidad de suficiencia profesional, es decir, un examen basta. Y después sólo viene el trámite. Por lo tanto, no son parte de la reflexión ni lo aportes al desarrollo educativo regional, y no son parte de la solución de nuestros problemas al contrario de las agudización de las mismas.

En el país y la región Puno, es hora de acreditar nuestros estudios en universidades de primera calidad. Y esa es la exigencia a nuestras universidades regionales como la Universidad del Altiplano, la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez y la reciente Universidad de San Carlos. Necesitamos profesores universitarios con experiencia y una acreditación académica exigente, no esos profesores que egresan de estas universidades y sin haber trabajado siquiera en un centro educativo se nombran increíblemente en las mismas universidades gracias al favoritismo político. Necesitamos una universidad regional al servicio de los intereses regionales, y que formen profesionales y académicos para nuestro desarrollo regional.

La universidad es responsable del éxito o el fracaso regional. Y la calidad de los profesionales que dirigen los destinos de la región Puno. Basta mirar como está la universidad puneña para saber como está la región.
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